Díaz-Canel reclama mayor adoctrinamiento en la educación cubana
Al parecer, el “poco adoctrinamiento” en las aulas habría sido la causa de la reciente defenestración de los titulares de Educación y Educación Superior
LA HABANA, Cuba. – Cualquier observador medianamente informado de la realidad cubana sabe que aquí la sustitución de algún ministro obedece a la insatisfacción de la cúpula del poder con la labor de ese funcionario. Otras consideraciones que se informen, como una renovación, o la asignación de otras tareas, son generalmente eufemismos para consumo de la opinión pública. Es en ese contexto donde podríamos encontrar las claves de la reciente defenestración de los ministros de Educación y Educación Superior, Ena Elsa Velázquez Cobiella y José Ramón Saborido, respectivamente.
Durante la celebración de un seminario para la preparación del curso escolar 2023-2024, el gobernante Miguel Díaz-Canel Bermúdez expresó algunas ideas que pudieran aportar más luz acerca de esas sustituciones.
El señor Díaz-Canel lamentó que los procesos educativos se vean afectados por la rutinización de las prácticas escolares, la obsolescencia de los contenidos curriculares, además de la ineficiencia de los resultados que se obtienen en la formación de las nuevas generaciones.
Todo muy claro. El heredero de los Castro no se conforma con un proceso docente donde marche bien el contenido de las clases, y el curso transcurra según los parámetros previstos. A eso él le llama “rutinización de las prácticas escolares”. Ya no le basta con la adulteración de la Historia para hacer que la visión castrista del pasado legitime a su régimen. El gobernante quiere más. Desea que, en primer término e incluso con preponderancia sobre las asignaturas generales, ambas enseñanzas, la general y la superior, sean trincheras donde se adoctrine a los estudiantes de acuerdo con el mensaje político-ideológico que emane de las instancias superiores del castrismo. Y semejante tarea, al parecer, no la desarrollaban con eficiencia ni Velázquez Cobiella ni Saborido Loidi.
La importancia que el gobernante le concede a ese adoctrinamiento se refleja en las siguientes palabras que pronunció en el citado seminario: “Que prevalezca la unidad y la continuidad del proceso revolucionario cubano depende mucho de los modos en que el sistema educativo participa en formar las nuevas generaciones”.
El concepto de “colonización cultural”, tan manejado en los últimos tiempos por la propaganda castrista, y que insta a cerrar el país a cualquier manera de pensar que comulgue con las ideas liberales en los terrenos de la política y la cultura, estuvo muy presente en el discurso de los participantes en el seminario. En ese sentido el benjamín del poder llamó a formar educandos que “descubran las trampas de la colonización cultural”.
Por supuesto que el complemento de ese nuevo enfoque que las autoridades desean ver aplicado en el sistema educativo del país es la formación de la cantidad suficiente de maestros y profesores que estén dispuestos a cumplir las directivas de la maquinaria del poder.
Sin embargo, esa no es una tarea fácil. Durante las reuniones de balance del trabajo realizado en el 2022 por los Ministerios de Educación y Educación Superior se informó que ambos organismos sufrían la carencia de personal docente. Cada vez son menos los jóvenes que desean ser maestros o profesores. La principal causa de ello es de índole económica, pero también relacionada con la libertad.
Los bajos salarios que percibe el personal docente no estimulan a dedicarse a una labor tan exigente y responsable como la de ser maestro. Y la falta de libertad que afrontan los maestros para transmitir sus ideas e imponer sus decisiones en las aulas constituye también un freno para el buen funcionamiento del trabajo docente.
“El día en que yo no decida lo que suceda en mi aula, hasta ese momento voy a ser maestra”, fue la afirmación del personaje de la ya fallecida actriz Alina Rodríguez ―que concitó aplausos en las salas cinematográficas― en la película Conducta, del realizador Ernesto Daranas.
Mas, lamentablemente, esa falta de autoridad que los maestros padecen en las aulas debido a las directivas del régimen es el pan nuestro de cada día en la realidad cubana.
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