Lucha contra una neodictadura, por Rafael Veloz García @Rafaelvelozg
No cabe duda que la política es muy cambiante y cuando se trata del caso venezolano mucho más, por una serie de circunstancias que llegan a ser hasta inéditas, lo cual incrementa el grado de complejidad para lograr una resolución a los problemas que se plantean. Hay que tener presente además que los tiempos cambian, es decir, aunque podemos tomar ejemplos exitosos del pasado para extraponerlos en el presente en busca de salidas, esto no quiere decir que sean de una total y efectiva utilidad a la hora de buscar los caminos que nos conduzcan al éxito, solo simplemente porque lo fueron en el pasado. De allí que establecer comparaciones entre el pasado y el presente en la política, como bien se ha dicho, llega a ser odioso.
América Latina se distinguió en el siglo XX, por sus dictaduras, algunas de ellas llamadas “gorilas”, que tuvieron como protagonistas a tiranos de izquierda y de derecha (términos también odiosos y para muchos anacrónicos). Para citar algunas debemos recordar la de Fidel Castro en Cuba, que en su esencia se mantiene y que como un cáncer ha sacado las manitos de la metástatis para regarse por otras naciones. Igualmente la de Rafael Leonidas Trujillo “Chapita” (República Dominicana), Joao Baptista Figueiredo (Brasil), Augusto Pinochet (Chile), Jorge Videla (Argentina), Juan María Bordaberry (Uruguay), Gustavo Rojas Pinilla (Colombia), Carlos Castillo Armas (Ecuador, Francois Duvalier (Haití), Anastasio Somoza (Nicaragua), Manuel Noriega (Panamá), Alfredo Stroessner (Paraguay), Juan Velasco Alvarado (Perú) y Marcos Pérez Jiménez (Venezuela), solo por citar algunas. En todas imperó la fuerza para apoderarse del poder y eliminar las libertades y por ende la democracia. Y se distinguieron por la represión, los crímenes de lesa humanidad, la persecución, encercelamiento y muerte de disidentes, así como la sistemática violación de los derechos humanos de la población y el empleo de la violencia, que fueron las bases en que se sostuvieron. La lucha de los políticos opositores de esos países y tiempos fue en extremo dura y todas, con excepción de la cubana llegaron a su fin.
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Para definir lo que es una dictadura en pocas líneas hay que decir que es el sistema de poder concentrado en unos pocos, con uno a la cabeza, en el que no se respetan las libertades, los derechos ciudadanos y democráticos. Pero en la actualidad con similares caracterizaciones encontramos a las llamadas neodictaduras, en cuyo contexto encontramos a la de Venezuela, que se diferencian a las del pasado, porque se presentan con una fachada democrática. Se caracterizan por alcanzar el poder a través del voto, ganado con la mentira y el populismo, para luego logrado el objetivo, socavar gradualmente hasta su quiebre a las instituciones, restringir y asfixiar la libertad de expresión, generar el paralelismo sindical, arrebatar los símbolos de los partidos tradicionales para entregarlos a traidores de estas organizaciones y del pueblo (alacranes) y mantener los procesos electorales, sin condiciones y con los órganos del Poder Electoral bajo su más absoluto control, así como el resto de ellos, incluido el Poder Judicial, para darle el piso “legal”, que sustente sus acciones dictatoriales. Es a esto a que nos enfrentamos en la actualidad, una lucha que no ha sido fácil durante más de 20 años y que no será nada fácil hasta su final, el cual llegará. Tan dura o más de las luchas que se libraron contra las dictaduras de antaño en América Latina.
A nuestro juicio no hay nada más difícil que encarar y vencer a una neodictadura como la que enfrentamos, pero lo podemos lograr si ejercemos la mayoría indiscutible que somos. Es imperativo ir a eso y para hacerlo hay que ir a la unión y a deponer actitudes de corte personales y grupales.
En este punto y en el caso venezolano, hay que marcar el hito que se logró a través de la presidencia encargada de Juan Guaidó. Se trató del reconocimiento de 60 países del mundo libre y democrático a su gobierno interino, lo que desnudó la real condición de dictadura del régimen de Nicolás Maduro. Quienes dudaban de su talante dictatorial dejaron de dudar. Con esa piedra en el zapato y cojeando se mantiene desde entonces, pero lamentablemente una absurda decisión por una mayoría de diputados de la legítima Asamblea Nacional, la cual Voluntad Popular no compartió, eliminó la presidencia encargada de Venezuela. Este factor, por cierto, ha sido determinante en la actual persecución y las amenazas contra Guaidó y de su círculo familiar y de trabajo. Esa es la verdad, porque con el respaldo de 60 países encarcelar a Guaidó habría sido un gravísimo error de Maduro, que le tocaría pagar muy caro.
Por lo tanto, la realidad política de la oposición ha cambiado desde enero, pero en lo que nada ha cambiado es la decisión que tenemos de sacar del poder por la vía demócratica a Nicolás Maduro. Y por ello el empeño que tenemos de fortalecer la elección primaria del 22 de noviembre venidero, que es el camino que tenemos para llegar a la presidencial de 2024. Son evidentes las señales de la pretensión del régimen de querer torpedear la primaria, pero hay avances importantes en el logro de ese objetivo.
He visto como han tratado de confundir a los ciudadanos con comentarios o encuestas en que se habla con simpleza de no estar de acuerdo con la “participación” del CNE en el proceso de primaria. La Comisión Nacional de Primaria, que encabeza el doctor Jesús María Casal, no ha hablado en ningún momento de involucrar a este organismo en poder de Maduro en la elección que organiza. Eso sí, se reunió con sus rectores, por ejemplo, para solicitar la utilización de los centros de votación electoral, planteles educativos, etc., para el desarrollo de la primaria del 22 de noviembre. Algo lógico y que nos corresponde, porque facilita la asistencia y promociona el voto, una tarea que por ley le corresponde al CNE, pero que obstaculiza. Votar es un ejercicio de la soberanía que radica de forma intransferible en los ciudadanos, como lo contempla la constitución nacional. Resalto esto porque se quiere hacer ver que se le solicita al CNE que participe y conduzca la primaria, cosa que no es así, y como la gente no cree en el CNE, pues se desmotiva.
Puedo asegurar que en Voluntad Popular estamos enfocados y trabajamos sin descanso y con firmeza en la promoción y el fortalecimiento de la primaria y en la unión de todos los venezolanos entorno a ella. Es parte de las armas para enfrentar con fuerza a la neodictadura de Maduro, que cada día quiere parecerse más a la Daniel Ortega de Nicaragua, pero no podrá hacerlo si nos mantenidos unidos y firmes en un propósito común, terminar con la pesadilla.
Y al hablar de Voluntad Popular no podemos negar lo que nos afecta lo que pretende el régimen hacer con Juan Guaidó, hoy en pie de lucha desde el exterior, un escenario complejo pero que necesitamos ahora más que siempre. Tiene el aval, por haber sido reconocido por 60 países como presidente encargado de Venezuela y eso no es poca cosa.
Su situación ha obligado a nuestra tolda naranja a reeplantearse situaciones de cara al futuro, como es el caso de su candidatura a la primaria, pero mal puedo señalar algo en torno a este asunto en este momento. Lo que sí puedo decir es que esta misma semana habrá anuncios y tenemos que estar atentos a ellos.
Dr. Rafael Veloz García, diputado a la Asamblea Nacional y al Parlasur electo en 2015; expresidente de la Federación Interamericana de Abogados (FIA); miembro de la dirección nacional de Voluntad Popular, VP.
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