No es contra la Comisión de Primaria. Es contra el CNE
“El enfrentamiento interno colabora con los planes chavistas. Al oficialismo le han salido insospechados aliados dentro de la oposición, que contribuyen con un discurso que busca desmovilizar y promover la abstención. Esto es incomprensible, pues todos los candidatos necesitan que las primarias despierten confianza en los electores. Difícil correr por la Presidencia de la República si te pegas un tiro en el pie”.
La participación del Consejo Nacional Electoral (CNE) en las primarias debería ser un dolor de cabeza para el régimen de Nicolás Maduro. Imaginen el cuadro: la oposición unida metiéndole presión al “árbitro” para que cumpla con su deber, so pena de aumentar la condena internacional contra el oficialismo.
Pero, por el contrario, se está convirtiendo en el enésimo autogol de la oposición. En lugar de enfilar las baterías al frente, donde está el CNE, apuntan contra la Comisión Nacional de Primaria. Y se disparan en un pie. Nicolás Maduro nuevamente sonríe.
Está claro que el chavismo hará todo lo que esté a su alcance para destruir las primarias. Jamás y nunca permitirá que se celebre una consulta como la de 2012, que para su éxito contó con el apoyo del brazo electoral del PSUV (CNE) y de la Fuerza Armada chavista, incluidos milicianos en el Plan República.
Para sabotear las internas, Maduro no necesita del CNE. Aquí sí tiene todas las opciones sobre y bajo la mesa, encabezadas por el Tribunal Supremo de Justicia, que ya en 2012 trató de enturbiar el proceso exigiendo los cuadernos de votación y multando a la presidenta de la Comisión Electoral.
El “dilema” de las captahuellas no es tal. Primero, porque la Comisión Nacional de Primaria ha señalado claramente que protegerá la identidad de los electores. Segundo, porque técnicamente esto se puede garantizar, según afirman los expertos. Y tercero y más importante: el chavismo no necesita de máquinas para amedrentar.
Basta que despliegue sus puntos rojos con sus jefes de calle y CLAP tomando fotos y amenazando a los votantes para intimidar. El chavismo ya hace su “tarea”, sembrando intrigas y asegurando que conocerá los nombres de cada uno de los votantes. En esa actitud no hay sorpresas.
Lo llamativo es que al oficialismo le han salido insospechados aliados dentro de la oposición, que contribuyen con un discurso que busca desmovilizar y promover la abstención. Esto es incomprensible, pues todos los candidatos necesitan que las primarias despierten confianza en los electores.
Porque para ser el candidato de la “unidad”, no es suficiente con ganar “cualquier” primaria. Si las primarias tienen un alto poder de convocatoria y el proceso se distingue por su transparencia, nadie tendrá la fuerza para desconocer la legitimidad de ese candidato. Ahora, si la gente no responde y hasta los propios competidores atacan y ponen en duda la credibilidad de las internas, quien gane muere al nacer.
El chavismo y otros más apuestan a esto último para que se imponga la división. Quieren unas primarias que no sean solución sino agravante del problema, que aumenten la fractura interna y donde voten unos pocos (más fuera que dentro).
La oposición, por su parte, necesita reeditar el proceso de 2012, aquel que se coordinó con el CNE, y que no solo sirvió para elegir al candidato sino que fue una verdadera demostración de fuerza, el primer gran acto de campaña para impulsar a la unidad.
El enfrentamiento interno colabora con los planes chavistas. La negativa del CNE a acordar su apoyo no le genera ningún costo político al Gobierno. Sin el respaldo tecnológico ni de infraestructura y seguridad, la Comisión Nacional de Primaria tendrá que coordinar un proceso “autogestionado” que no estará exento de obstáculos y riesgos.
Todos deben respaldar a los organizadores y entender que la clave está en bajar la pugnacidad y comprometerse con el éxito de las primarias. Difícil correr por la Presidencia de la República si te pegas un tiro en el pie.
LA GRAN ALDEA
No hay comentarios:
Publicar un comentario