La imitación de Jesucristo consiste también en confiar en María, en ponerse como él en sus manos como un niño pequeño, porque «Jesucristo dio más gloria a su Padre por la sumisión que tuvo a su Madre durante treinta años, de lo que le hubiera dado convirtiendo toda la tierra por obra de los mayores prodigios. ¡Oh, cuánto glorificamos a Dios cuando nos sometemos, para agradarle, a María, siguiendo el ejemplo de Jesucristo, nuestro único modelo!».
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