Benny Goodman, el genio del clarinete
Este 16 de junio se cumplen 37 años de la muerte del clarinetista, compositor y director de orquesta norteamericano Benny Goodman, uno de los más importantes músicos de jazz del siglo XX
LA HABANA, Cuba. — Este 16 de junio se cumplen 37 años de la muerte del clarinetista, compositor y director de orquesta norteamericano Benny Goodman, uno de los más importantes músicos de jazz del siglo XX.
La orquesta de Benny Goodman, junto con la de Glenn Miller, fueron para mis padres y mis tíos, en su juventud, en la década de 1940, el equivalente a lo que dos décadas después serían para mí Los Beatles y Rolling Stones. Pero a mis padres y mis tíos no los importunaron ni los acusaron de diversionismo ideológico o ninguna otra estupidez por escuchar y bailar la música que hacían las bandas de swing. Lo hubiesen sido si en vez de en Cuba hubieran vivido, en la misma época, en la Alemania nazi, donde escuchar el jazz era un delito, tanto como escuchar rock and roll en la Cuba de los primeros años del régimen comunista de Fidel Castro.
Glenn Miller y Benny Goodman fueron las primeras superestrellas de la música popular. Su ascensión a la fama se la debieron a la radio. En el caso de Benny Goodman, su éxito y popularidad se debieron, en gran medida, a las actuaciones de su orquesta, en 1935, en el programa Let’s dance, de la NBC, de tres horas de duración, que se transmitía todos los sábados por 50 emisoras radiales de los Estados Unidos.
La actuación de la banda de Benny Goodman en Palomar Ballroom, de Los Ángeles, California, el 21 de agosto de 1935, significó su triunfo definitivo. Se considera esa la fecha de nacimiento de la Era del Swing.
Benny Goodman (su verdadero nombre era Benjamín David Goodman) había nacido en Chicago en 1909. Hijo de inmigrantes judíos que habían emigrado de Polonia a Estados Unidos a finales del siglo XIX, fue el noveno de doce hermanos. Se crió en un barrio pobre y peligroso. La música fue su modo de salir del ghetto. A los 16 años ya tocaba como músico profesional.
Cuando empezó a sobresalir, a principios de los años 30, los Estados Unidos se hallaban en plena depresión económica. Pero eso no pudo impedir su ascenso.
El éxito de Goodman fue bien merecido. Era un virtuoso del clarinete, tanto en el jazz como en la música sinfónica, y un perfeccionista de la dirección orquestal. En este sentido, se dice que era autoritario y muy exigente con sus músicos. Sin embargo, se llevaba a las mil maravillas con Fletcher Henderson, quien como arreglista jugó un papel crucial en la banda de Goodman.
Si Glenn Miller superó a Benny Goodman en popularidad se debió a que su música, con sus melodías pegajosas y sus sencillos ritmos bailables, era más comercial. Sus arreglos poco ambiciosos, en los que predominaban los metales con sordina, evidenciaban que, a diferencia de Goodman, que sí era un jazzista, la relación de Miller con el jazz era muy periférica.
Glenn Miller murió en 1942 cuando el avión en que viajaba desapareció sobre el Canal de la Mancha, presumiblemente derribado por los nazis. Entonces, ya nadie pudo discutirle a Goodman su condición de Rey del Swing. Solo que a la Era del Swing le quedaba poco.
Cuando las big bands comenzaron a colapsar, a finales de los años cuarenta, Goodman no tuvo más remedio que reformar su banda para abordar el estilo bebop y posteriormente tocar con grupos de pequeño formato.
En su orquesta, Benny Goodman derribó las barreras raciales. Cuando tocó junto a Lionel Hampton y Teddy Wilson fue una de las primeras veces que músicos negros y blancos se presentaron juntos. Y no olvidemos que allá por 1936 se dio el lujo de tener como cantante en su banda nada menos que a Ella Fitzgerald.
En sus últimos años, cada mañana, antes de desayunar, Benny Goodman practicaba escalas en el clarinete. Lo hizo hasta el 16 de junio de 1986, cuando en New York, a los 77 años, lo fulminó un infarto mientras practicaba una pieza de Mozart, que era su compositor preferido.
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