funerario Venezuela

En un país como Venezuela, la informalidad y los negocios ilegales son la solución para miles de ciudadanos. Con un salario mínimo devaluado, un servicio funerario al margen de la ley no es la excepción.

En las morgues de los hospitales los familiares en duelo son abordados por lo que algunos llaman «funerarias de maletín» y, otros, más descriptivos, «zamuros». Así lo reseña un trabajo especial de El País de España.

En Venezuela se hace imposible pagar un servicio funerario básico, que ronda los 250 y 400 dólares. Esto ha facilitado el trabajo para quienes ofrecen resolver ese trance al margen de la ley.

Los que están establecidos de forma oficial en el negocio funerario se han visto obligados a apretarse el cinturón.

Ya no es lo mismo

Luis Mora, dueño de una funeraria caraqueña, afirma que los costos se han adaptado a la situación del país. «Ya no se hacen los mismos protocolos», dice.

Por protocolos, Mora menciona los carros de acompañamiento para el cortejo, los arreglos florales, la cafetería durante el velatorio y la publicación de obituarios; en una Venezuela en la que ya ni circulan diarios.

Una de las caras más visibles de la informalidad es el uso de vehículos de cualquier tipo para el traslado de cadáveres hasta el crematorio o el cementerio.

Una mañana de junio en Petare, un hombre limpiaba una vieja ranchera que adaptó para ofrecer el servicio. También adaptan camionetas pickup para estos fines. El hombre limpiaba el vehículo a unos pasos de una pequeña funeraria establecida, que tenía a sus empleados sentados sin hacer nada: llevaban casi un mes sin recibir un difunto.

Servicio funerario clandestino en Venezuela

Jorge Villalobos, presidente de la Asociación Profesional de la Industria Funeraria, afirma que los servicios ahora son clandestinos. La competencia informal los ha golpeado. La migración continua, añade, empequeñece al país.

A los clandestinos, Villalobos los identifica como cualquier vehículo al que se le sacaron los asientos traseros para meter un ataúd. «Esto ha afectado significativamente a todas las empresas funerarias de todo el país, con una baja de no menos del 50% de los servicios».

Villalobos señala que quienes se dedican a este negocio deben tener licencias para transportar sustancias químicas y también contratos para la disposición de desechos patológicos, además de personal formado en tanatopraxia.