El veneno del Día de Al-Quds no encubre al régimen iraní en bancarrota
Cuanto más grita el régimen "muerte a Israel" para encubrir su colosal pérdida de legitimidad ante el pueblo de Irán, más iraníes defenderán y lucharán por lo opuesto, a saber, la coexistencia pacífica con el Estado de Israel y las relaciones amistosas con su pueblo
Este año, la República Islámica de Irán volvió a celebrar el Día de Al-Quds —que el régimen clerical conmemora el último viernes del mes de Ramadán desde la Revolución Islámica de 1979— con sus habituales cánticos de “Muerte a Israel” y “Muerte a Estados Unidos”. A lo largo de las décadas, Teherán ha utilizado repetidamente el Día de Al-Quds como una oportunidad para difundir el odio antiisraelí, incitar a la violencia contra los israelíes y hacer un llamado a la destrucción del Estado judío.
Aunque el presidente iraní Ebrahim Raisi glorificó el terrorismo dirigido contra Israel y el Ministerio de Asuntos Exteriores iraní troleó a Israel trinando: “Ninguna conspiración salvará al régimen sionista”, el régimen no pudo ocultar que el Día de Al-Quds de este año fue más apagado que nunca y por una buena razón.
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Desde el Día de Al-Quds del año pasado, el régimen iraní ha sido testigo de las más grandes protestas desde 1979 contra el régimen por parte del público iraní. Era ingenuo que un régimen que oprime a su pueblo a una escala sin precedentes y que, según los informes, roba los recursos del país para llenarse los bolsillos, esperara que miles o incluso millones de iraníes salieran a la calle a apoyar y refrendar su agenda antiisraelí. Aquejado de un déficit de legitimidad, el régimen ha visto durante décadas el Día de Al-Quds como una oportunidad para demostrar al mundo que el pueblo de Irán respalda al régimen y sus políticas, tanto en casa como en el exterior.
La política antiisraelí de Teherán, reflejo de las fracasadas políticas internas del régimen, no ofrece a los palestinos un futuro de prosperidad económica y gobernanza democrática, ni prevé una solución de dos Estados y una coexistencia pacífica con los israelíes. Por el contrario, la visión del régimen se encarna en los llamados propagandísticos del Día de Al-Quds a la eliminación del sionismo y de Israel como Estado judío. No es de extrañar que, a medida que la legitimidad del régimen iraní cae en picada a los ojos del pueblo iraní, su odio hacia Israel y otros países del Medio Oriente reciba un apoyo silencioso.
La situación económica de Irán es tan lamentable que, según informes, algunos iraníes se están ofreciendo a vender sus riñones a los iraquíes. Las finanzas del país están en una situación tan desesperada que un funcionario público declaró recientemente que Irán probablemente tendrá que vender las islas de Qeshm y Kish, junto a la provincia de Juzestán, para compensar el enorme déficit que enfrenta su fondo público de pensiones.
A esto hay que añadir los problemas medioambientales de Irán, que empeoran día a día. El pueblo iraní no culpa al régimen del calentamiento global, pero le acusa con razón de gestionar de forma muy deficiente los recursos hídricos del país y de los graves problemas de contaminación
Sin duda, el régimen está preocupado por la creciente impopularidad de sus políticas regionales en su país. Cada vez son más los iraníes que se preguntan por qué el régimen ha malgastado los recursos financieros de Irán para apoyar aventuras extranjeras en Gaza y Líbano.
En varias ocasiones, el líder supremo iraní, el ayatolá Jamenei, condenó a los iraníes que corean “No a Gaza, no al Líbano, mi vida por Irán”. Más recientemente, el 5 de mayo, el hojatoleslam ‘Ali ‘Abodolahi ‘Asr, jefe del Centro de Información y Protección del poder judicial iraní, calificó públicamente de “tontos” a quienes cuestionan el gasto de fondos de Irán en Líbano, Irak y Siria. Y añadió: “No hay nada que decir si sois tontos e ignorantes, pero si sois mercenarios [de países extranjeros], resistid y os resistiremos, y debéis saber que el frente de la verdad prevalecerá”. Este tipo de retórica cae en saco roto y solo sirve para fortalecer la hostilidad del pueblo contra el régimen.
Por muy reducido que esté el Día de Al-Quds, una política que los dirigentes de la República Islámica no estarán dispuestos a cambiar es su política antiisraelí. Los prejuicios antisemitas y antisionistas son parte esencial de la identidad del régimen. Irónicamente, cuanto más grita el régimen “muerte a Israel” para encubrir su colosal pérdida de legitimidad ante el pueblo de Irán, más iraníes defenderán y lucharán por lo opuesto, a saber, la coexistencia pacífica con el Estado de Israel y las relaciones amistosas con su pueblo.
Este artículo corresponde a una colaboración de la Liga Antidifamación (ADL).
Meir Javedanfar es un académico, autor y comentarista iraní-israelí. Enseña política iraní en la Universidad Reichman de Israel desde 2012 y es el consultor sobre Irán de la Liga Antidifamación (ADL). @MeirJa
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