Presidente de Irán visita Latinoamérica: solo se reunirá con los tres dictadores de la región
Al mandatario y sus amigos latinoamericanos los une un discurso "antiimperialista", envíos de buques con combustible para sostener sus economías, armas y apoyo al programa nuclear de Teherán
El presidente iraní, Ebrahim Raisi, decidió pasar a saludar a sus amigos dictadores sudamericanos en un gira que pasará por Venezuela, Cuba y Nicaragua. Según la agencia estatal de noticias, IRNA, el mandatario islámico partirá el 11 de junio para recorrer esas naciones, con las cuales tiene fuertes vínculos que involucran petróleo, armas y las expectativas de tener mayor presencia en la región.
Como suele ser habitual, no hay detalles sobre los “documentos para ampliar la cooperación bilateral” que supuestamente pretende firmar Raisi. La agencia estatal solo reflejó que serán de carácter político, económico y científico. Pero el resto de información resulta inaccesible. Sobre todo cuando el país islámico ha sido un importante benefactor de la dictadura venezolana al ayudarlo a evadir las sanciones impuestas por Estados Unidos. Con Cuba y Nicaragua, las alianzas son similares.
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Una “delegación de altos cargos” lo acompañará en la primera visita a América Latina desde que asumió el poder en 2021. De esta manera, devolverá el “gesto” del dictador Nicolás Maduro cuando éste viajó a Teherán el año pasado y donde ambos firmaron un acuerdo cooperación de 20 años “en todas las áreas”. Uno de los obsequios del autócrata venezolano, fue un millón de hectáreas agrícolas del país caribeño.
Gasolina, armamento e influencers
Solo los dictadores y sus respectivos gabinetes conocen a profundidad los acuerdos que establecen para sobrevivir, dado que sobre Irán y sus amigos latinoamericanos pesan sanciones internacionales debido a la corrupción y los abusos a los derechos humanos que cometen.
En el caso de Venezuela, algunas cosas han salido a la luz, como los envíos de combustible por la incapacidad de PDVSA para producirlos, tras dos décadas de robos del chavismo, así como los 200 barcos detectados a finales de 2022 para transportar crudo con documentación falsa. Meses antes, Maduro abría las puertas a Rusia, China e Irán para ensayos militares. Análisis de expertos remarcaron que las tres naciones usan a Venezuela como zona de ensayos para “reposicionar activos desplegados” en la región.
La cooperación ha llegado a tal punto que hasta influencers iraníes llegaron a la isla de Margarita en junio pasado para seguir implantando la falacia de que “Venezuela se arregló”. Todo lo anterior va en consonancia con el nuevo “imperialismo” que quiere impulsar Maduro y que no tuvo reparos en admitir hace pocos meses.
Cómplice del programa nuclear
Otra parada del presidente de Irán será Nicaragua. Su presencia probablemente reforzará la que hizo su canciller, Hossein Amir-Abdollahian, en febrero. En ese momento, mientras el funcionario pisaba Managua, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) identificaba una planta nuclear con modificaciones secretas en la nación islámica.
Daniel Ortega también defiende el programa nuclear iraní, otro punto en común que hay en la triangulación Teherán-Caracas-Managua. Después de todo, que un aliado como el régimen islámico tenga tal arma y sea a su vez, enemigo de EE. UU., les garantizaría un elemento de persuasión enorme en favor de sus intereses.
Para el Center for a Secure Free Society, Nicaragua e Irán posiblemente planearon iniciar inversiones para replicar el modelo comercial-militar que Irán instaló en Venezuela, “convirtiendo a Nicaragua en el centro para exportar productos iraníes a toda Centroamérica”.
Alianza contra el “antiimperialismo”
El castrismo es otro que apoya sin disimulos el programa nuclear iraní y no tiene problemas con recibir las intenciones de Teherán con los brazos abiertos. Cuando estaba vivo, el dictador Fidel Castro manifestó su admiración de que el régimen islámico “aumentara su capacidad para luchar contra las grandes potencias”.
A ambos países los une desde hace años un discurso “antiimperialista” contra EE. UU., y en tiempos de pandemia, el régimen islámico envió vacunas a la dictadura cubana. El año pasado ambos celebraron 43 años de relaciones diplomáticas, que incluyeron una advertencia de Washington para que La Habana rechazara buques iraníes con presuntos cargamentos de armas a bordo.
Así van las cosas entre estos cuatro países, siendo la nación persa una aliada de la organización terrorista libanesa Hezbolá. A propósito de eso, en 2021 hackers descubrieron que Maduro daba refugio a agentes del grupo criminal en la isla Margarita. Teniendo en cuenta todo el expediente, resulta válida la pregunta: ¿Qué buscará ahora el presidente de Irán en América Latina?
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