XENOFOBIA EN EL CONGRESO DE PERÚ
Desde el parlamento peruano se
promovió la xenofobia contra los venezolanos.
En efecto, el 3 de octubre de 2019 Javier
Vivas Santana dio a la publicidad el artículo “Xenofobia en el
“Congreso” de Perú”, que comenzó así:
-La
xenofobia representa un conjunto de desviaciones y fanatismos conductuales que
no dudo en denominarlos como los más perversos que puede tener el “ser humano”.
En la xenofobia, no solo es
la pérdida de sindéresis lo que se apodera del individuo o grupos de personas,
sino que en tales acciones lo que se busca es imponer una condición de raza
superior o mental sobre otras supuestas condiciones políticas, económicas,
sociales, culturales, religiosas y hasta esotéricas.
En
tal sentido, como venezolano, e incluso estoy seguro de que mis palabras
representan el sentir de millones de connacionales, condenamos enérgicamente
las infelices declaraciones de la “parlamentaria” peruana Esther Saavedra
cuando afirma: “Todos
los venezolanos malos o buenos tienen que salir del Perú”¹, porque además
de generar una bazofia discursiva llena de mentiras y medias verdades, pretende
acusar a todos los emigrantes de nuestro país que por diversas razones –que
ella omite ante su claque– han decidido establecerse en esa nación hermana,
fundamentalmente por causas derivadas de una inmensa crisis en la cual el
madurismo ha sumido a Venezuela.
Luego
citó:
-El
francés Michel Foucault (2000) en su obra Defender la sociedad planteaba
en una impecable argumentación que este tipo de discurso no buscaba la
conciliación y menos el consenso, sino por el contrario, lo que trata de
imponer es un “derecho” basado en la disimetría, a través de una “verdad”
ligada por la fuerza. De hecho, Foucault no define este tipo de mensajes como
polémico sino como beligerante, porque su finalidad está asociada con el
enfrentamiento ante otro, y en este caso, es obvio que ese “Congreso” no solo
ha perdido legitimidad, sino que ahora disuelto sus “iniciativas” se quedan en
un vacío político y jurídico porque la constitucionalidad peruana, y lo más
importante, el pueblo y sus componentes militares apoyan al presidente
Vizcarra, aunque este no sea de nuestro agrado, precisamente por las medidas y
la xenofobia que ha surgido contra muchos venezolanos.
Por
ello, no es casualidad que Foucault (ob. cit) también señale el discurso de la
“guerra perpetua” (p, 62) como una forma de victoria de lo histórico y político
sobre lo filosófico y jurídico, y esa sinrazón desde nuestra perspectiva es
parte de un entramado que se ha dispuesto en el pensamiento de oportunistas “intelectuales”
que terminan siendo los genuinos autores de la barbarie del odio y la ira sobre
los pueblos, cuando son estos quienes “asesoran” a la clase dominante en cada
uno de los pueblos.
Y
advirtió:
-O
sea, que el problema de la xenofobia que está afectando a millones de
venezolanos, y en especial sobre quienes están en Perú o pretenden ingresar a
ese país, no tiene una connotación basada en principios de eticidad, y menos en
defensa de los propios peruanos ¡No! Es la lucha por el poder y la demagogia
que existe en nuestras sociedades con tal de alcanzar el control político a
partir de supuestos históricos. De hecho, no dudaría en establecer relaciones
entre las palabras de esta “congresista” –¿o ex congresista?– y el
discurso del madurismo, en virtud de que estos nunca están basados
fundamentalmente en lo filosófico y jurídico, sino en un determinado momento
“histórico” en el que, por supuesto, lo que debe prevalecer es el interés
político sobre cualquier otro razonamiento, aunque este último tenga más peso y
trascendencia sobre los seres humanos. Y esa ha sido una estratagema por la
cual esa historia que muchos dicen “defender” es la que ha generado millones y
millones de muertos en nombre de la “libertad de otros”.
Igualmente
aseguró:
-Mientras
la xenofobia se apodera en los peruanos contra los venezolanos, el madurismo
–como si ellos fueran inocentes de semejante emigración– condenan al gobierno
de Vizcarra por tales hechos, y lo más grave, mientras usurpan el poder en
Venezuela se lavan las manos ante la hiperinflación, la destrucción de la salud
y la educación, así como el colapso de servicios públicos esenciales como agua,
luz, gas y transporte, aunado con permanentes violaciones de derechos humanos,
y lo peor, convertir el “salario” de los trabajadores y pensionados en el más
bajo del planeta, cuando apenas es de 2 dólares mensuales.
La
xenofobia si algo ha dejado positivo –entre todo lo negativo– es que ha
destruido los atenuantes del régimen, porque al escuchar a Maduro pedir una limosna de 200
millones de dólares a Guterres y Bachelet para traerse, según él, a “todos” los emigrantes venezolanos del Perú, se comprueba por qué ha huido
del país cerca de 20% de la población. El “gobierno” ni siquiera tiene tal cantidad
de dinero para que regresen esos ciudadanos que dice “defender”.
Y
finalizó:
-Condenamos
la xenofobia de la casta política peruana sobre los venezolanos en ese país,
pero dejamos en claro que esa es la analogía de lo que el madurismo hace día a
día contra millones de personas en la patria de Bolívar.
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