Enrique Prieto Silva: Falsedades, mentiras y presagios
Son muchos los años pasados desde 1958 cuando celebramos el inicio de una verdadera democracia en Venezuela. Con mucho orgullo, alborozados y jubilosos recordamos la institucionalización del régimen democrático en nuestro país, celebrando también el refuerzo de nuestra esperanza por siempre deseada, guiada por el deseo de dar fuerza a los postulados y a los principios que rigen la doctrina democrática deseada en el mundo desde hace tanto tiempo.
Fue así, como en 1958 insumimos ese pensar ideológico que ha guiado nuestras vidas, sin percatarnos de una realidad impensada y morbosa, que desde siempre ha traumatizado la mente de muchos venezolanos soñadores en un ideado porvenir que crearía “el gobierno del pueblo para el pueblo”, pero nos ha tocado enfrentar la verdadera realidad alimentada por falsos postulados, muchas mentiras, pero lo peor, un presagio traumático cargado de pesimismo y morbosidad cargada de una delirante anomia.
No obstante este maleficio, hemos cargado nuestra mente de un pensar optimista y serenidad, que pareciera estarnos conduciendo por una vereda sincrética cargada de esos soñados deseos. Hace ya algún tiempo desde que la desidia de luchar contra el fantasma del chavismo cesó en su empeño; no obstante, la lucha continuó sin entender que el vaho del por ahora cesó con la muerte de Chávez, aunque nunca creyeron que fue un personaje de un efluvio místico sin sentido. Si pudiéramos decirlo, un inculto auto engañado, que atosigó a un grupo de insensatos tiranuelos surgidos de la mencionada anomia en que se convirtieron los partidos políticos, que no se percataron de la maniobrada antipolítica surgida después del deslastre proveniente del 4F.
Bien lo dijimos cuando la debacle electoral generada por la lucha anti CNE y su supuesta imparcialidad. El problema de Venezuela no es Maduro, ni el régimen, es la necia politiquería opositora, manejada mayormente por “intelectuales; versados polemólogos y politólogos del teclado”, quienes creyeron que el juego político se detuvo cuando surgió la aversión: “fuera Maduro” y cuando se le calificó de usurpador, quien según el enunciado, debía renunciar. Vino entonces la debacle de los partidos de Oposición, quienes en comandita decidieron atacar a sus líderes, proponer otros, y lo peor, promover la abstención por presumir el fraude. Los líderes defraudados se alejaron; muchos se fueron al exterior y se dio inicio a la campaña externa apoyando la desidia, queriéndonos hacer creer que la salida del “régimen” por la fuerza era la solución. Tristemente recordamos la inocua solicitud de “aplicar el TIAR” o pedir a la FAN que se alzara y sacara a Maduro, voz escuchada por creyentes militares, quienes de buena fe sacrificaron su carrera y hasta su libertad por esta causa. No obstante y muy a pesar de otros; algunos venezolanos lucharon calladamente porque la negociación surta el efecto deseado y termine la desidia opositora que tanto daño ha hecho a la causa.
Hasta ahora, desde que nos apartamos del pensar de dirigentes de partidos opositores, cuando llamaron a no votar en las municipales, luego en la de gobernadores y por último en la presidencial del 20Mayo17, seguimos insistiendo en lo que consideramos una gran estupidez, como lo es el aferrarse a la abstención como hecho necesario contra el régimen; y lo consideramos una gran estupidez, no porque se descalifiquen a los proponentes y seguidores de la farsa, que más que farsa es una que mentira creer que podemos lograr algún triunfo si no votamos; de allí la suerte que devino al promover las primarias que se avecinan para decidir el candidato opositor para las elecciones del venidero año.
LA PATILLA
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