HACE 30 AÑOS MURIÓ
ANDRÉS ELOY BLANCO
-Un absurdo accidente automovilístico,
ocurrido en Cuernavaca,
México, el de mayo de 1955, le arrancó la vida
Tal
día como hoy, hace 30 años, un accidente
automovilístico absurdo despojó a Venezuela de uno de sus más esclarecidos
poetas populares, el Dr. Andrés Eloy Blanco. Para el momento de su muerte,
Andrés Eloy, como lo nombraba el pueblo, vivía exiliado en Cuernavaca, México y
la dictadura militar que lo arrojó al ostracismo, en cabezada por el General
Marcos Pérez Jiménez, impidió a través de su policía represiva, la Seguridad
Nacional, que el pueblo manifestara públicamente homenaje al poeta.
Los
medios de prensa, sometidos a una férrea censura, apenas si destacaron el
suceso y un breve ensayo escrito el día siguiente del accidente para la revista
“Élite” por el Dr. Rafael Caldera, no pudo ser publicada porque los esbirros
del régimen amenazaron con cerrar el órgano periodístico si ello ocurría.
En
ese ensayo, el Dr. Caldera decía, entre otras cosas: “Deja Andrés Eloy Blanco
tras de sí un hermoso testimonio poético. Sus versos, que ya desde los días del
Canto a España, corren de labio en labio, seguirán viviendo como una moción
pura, expresada con tersa limpidez. En su obra, la selección irá espigándola,
no el rigor doctrinario de los críticos, sino el sentimiento de las gentes
sencillas. Porque estas fueron siempre, en el fondo de su creación poética, el
destinatario de su obra”.
Andrés
Eloy Blanco había nacido en Cumaná, Estado Sucre, el 6 de agosto de 1897.
Dedicado desde muy joven a la lucha social por la redención del pueblo, ello le
trajo como consecuencia largos confinamientos en las temibles cárceles gomecistas
“La Rotunda” y el Catillo Libertador, además de exilio y. persecuciones.
Entre
sus obras poéticas se cuentan “Giraluna” , “Baedeker 2000” y “La Juambimbada”.
Fundador
de Acción Democrática, fue concejal, diputado al Congreso Nacional, Presidente
de la Asamblea Nacional Constituyente y Ministro de Relaciones Exteriores
durante el gobierno de Don Rómulo Gallegos.
(El
Faro de Margarita, Porlamar, 21 de mayo de 1985)
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