El pasado miércoles 18 de octubre, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció una serie de modificaciones en las sanciones aplicables a Venezuela, una medida que se tomó en respuesta a la firma del acuerdo entre la Plataforma Unitaria y el régimen de Maduro, con el cual se comprometieron a una hoja de ruta electoral que tiene como fin último la reinstauración de la democracia en la nación.

La reforma más significativa se refiere a las operaciones de Petróleos de Venezuela. En apariencia, las sanciones contra la empresa se flexibilizaron generosamente, lo que facilita los acuerdos en el sector de petróleo y gas con inversionistas privados estadounidenses. Sin embargo, existen limitaciones en cuanto a la duración de estas medidas (seis meses) y la incertidumbre sobre su renovación, así como un período de seis semanas impuesto por el Departamento de Estado para lograr la “restauración pacífica de la democracia, elecciones competitivas y el respeto de los derechos y libertades del pueblo venezolano”.

La licencia general Nº 44 autoriza, por un período de seis meses, todas las transacciones con Pdvsa y sus filiales relacionadas con operaciones de petróleo y gas en Venezuela. Esto incluye la producción, extracción, venta y exportación de petróleo o gas venezolano, así como la provisión de bienes y servicios asociados. Sin embargo, esta licencia está condicionada a que los representantes de Maduro cumplan con compromisos específicos y avancen hacia una elección democrática para finales de 2024.

A pesar de la aparente suspensión amplia, existen tres condiciones que restringen el alcance de esta licencia: su corta duración, la necesidad de cumplir con los objetivos de democratización en las próximas seis semanas y el riesgo de revocación si estos objetivos no se cumplen.

Además de las modificaciones en las sanciones contra Pdvsa, se han autorizado transacciones específicas relacionadas con la comercialización de oro, vuelos de deportación y la deuda externa. La OFAC también renovó la suspensión de la licencia que impide a los tenedores de bonos de Pdvsa 2020 ejecutar acciones de Citgo Holding.

En resumen, estas modificaciones en las sanciones a Venezuela reflejan la dinámica entre la administración Biden y el régimen de Maduro. La flexibilización se ha utilizado como un incentivo para promover la democratización y el diálogo político en el país, aunque las condiciones y limitaciones en las licencias aún plantean desafíos para las inversiones en el sector petrolero venezolano. El resultado final dependerá de si el régimen de Maduro cumple con los compromisos acordados.

Lo convenido en Barbados demuestra la capacidad de las sanciones para influir en la política de un país y cómo pueden utilizarse como herramienta diplomática para fomentar cambios positivos. A medida que la situación en Venezuela continúa evolucionando, es esencial seguir de cerca cómo estas modificaciones impactan en la economía y la política nacional.

EL NACIONAL