Argentina: La explosión del cambio, por Luis Ernesto Aparicio M.
Entre tantas entrevistas, artículos de opinión, audios y notas de prensa que he revisado una y otra vez, desde aquel momento en el que ya se veía venir sobre los rieles de la democracia el avance de la ultraderecha en Latinoamérica, me quedaré con una frase de un joven argentino. En su incertidumbre, acompañada de rabia, casi gritaba: «¡¡¡Es el efecto bomba!!! ¡¡¡Gana Milei y todo explota!!!»
Esa fue la opción jugada por el 56% de los argentinos en edad electoral. Abrumados por una inflación que el segundo (Sergio Massa) candidato no pudo controlar, mucho menos bajar. Una pobreza que ya se presta para tocar la puerta del cincuenta por ciento, inseguridad y sobre todo la deshonrosa corrupción que exhibieron las anteriores administraciones, encerraron a todos en un callejón sin salida.
La única ruta de escape que estaban visualizando, era la que ofrecía un diputado solitario, con un pasado familiar tremendamente perturbador, mezclado con esa irracional obsesión que suelen tener los que se esconden detrás de la cortina del engaño, la de ser una especie de mesías a quien un dios ha enviado para encargarse del destino de su pueblo. La salida, era ese personaje: Javier Milei.
Milei ha llegado desde un proceso electoral limpio, no como el que él mismo denunciaba (o más bien mentía) como fraudulento, unas pocas horas antes del día de la votación. La venganza estaba servida, o mejor, parafraseando al joven de antes, el explosivo comenzaba su mezcla para causar el efecto que muchos esperan en esa nación agobiada.
Sin embargo, por un momento algo me pareció como aquel diciembre de 1998 en un país muy conocido por los asiduos lectores de TalCual y al que no mencionaré, pero que todos saben. Así que será mejor para los ciudadanos de ese país que las cosas no comiencen a pintar como la amenaza –sin razón alguna, al menos todavía– que lanzará Milei, el día de su discurso, sobre aquellos que intenten protestar sus políticas.
Con semejante amago, al presidente Milei se le ha olvidado que la Argentina es uno de los pocos países donde la sociedad se encuentra sumamente organizada. Han sido capaces de organizarse entre juntas de vecinos, asociaciones y otros instrumentos de lucha social, por lo que cualquier amenaza que perciban, ese movimiento social responderá de forma inmediata y contundente.
De tal manera que, la calle y sus acciones irá comportándose según y las movidas de las políticas que lleve adelante el nuevo presidente. Y lo digo porque en sus alocuciones y programa, se encuentran cosas como: las reducciones en los fondos destinados a pensiones y jubilaciones, la disminución de ministerios (Salud y Educación) y planes sociales.
Podríamos adelantar cómo será la historia para cuando a los argentinos se les diga: si tienes hijos y quieres llevarlos a la escuela: tenés que pagar; si tenés alguna enfermedad e ir al médico: tenés que pagar.
En todo caso, Javier Milei es quien poco ha mentido en sus intenciones al llegar al gobierno, por tanto, nadie puede sentir que ha sido engañado, otra cosa será quienes no le votaron. El liberalismo, el mercado puro y duro, parece la guía de gobierno en la Argentina y eso debe tenerse muy claro.
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Desde Europa, pasando por todos los países en Latinoamérica, muchos deben haberse hecho la pregunta: cómo es posible que los argentinos, teniendo una figura santificada como María Eva Duarte de Perón (Evita), hayan elegido a alguien como Milei. No hace falta ser un genio para responder.
El primer factor que puede explicar ese voto es el factor político. En la Argentina, como en muchos países en donde se imponen últimamente el populismo y extremismo de izquierda o derecha, la desafección hacía la política predominante por tanto tiempo y que solo ha dejado decepciones. Por ejemplo, Argentina tuvo 16 años de gobiernos kirchneristas y cuando el ahora aliado de Milei -Mauricio Macri- llegó al gobierno, no resolvió nada para sus ciudadanos.
Para lo segundo, con lo que abrí el articulo: la situación económica. Una inflación con más del 140 por ciento, lo que el actual gobierno de Alberto Fernández, con Massa a cargo, no pudo controlar y mucho menos bajar. Encima, una pobreza extrema en incremento y que está dejando grandes secuelas, sobre todo en niños y adolescentes.
Al final, me gustaría cerrar con el optimismo de otra argentina que ha dicho: «Sabemos que son cambios radicales, que va a ser duro, pero es para alcanzar el bien común», porque muchos sabemos sobre la capacidad crítica de los argentinos. Por lo pronto, espero que todo vaya muy bien para ellos con un gobierno de la talla que pretende Javier Milei.
Luis Ernesto Aparicio M. es periodista, exjefe de Prensa de la MUD
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