Biden beneficia al régimen iraní con 10000 millones de dólares
Antony Blinken, el secretario de Estado de la Administración Biden, firmó una extensión de la exención de sanciones por 120 días. Lo cual "permitirá a Bagdad mantener sus importaciones de energía sin temor a sanciones estadounidenses"
No bastó el escrutinio público que hubo contra el gobierno de Joe Biden hace dos meses, cuando este decidió desbloquear 6000 millones de dólares a Irán mientras Estados Unidos conmemoraba un nuevo aniversario del ataque contra las Torres Gemelas. Ese 11 de septiembre pasado, la indignación se apoderó de los votantes cuando trascendió el acuerdo que iba a beneficiar a uno de los países patrocinadores del terrorismo en el mundo.
Aunque Biden retrocedió y bloqueó ese dinero luego de la presión pública, ahora encontró la manera de reavivar las críticas, ya que permitirá que el régimen islámico se embolsille 10000 millones de dólares. Eso gracias a que extendió por cuatro meses una exención de sanciones que habilitan a Irak para que siga comprando electricidad a Irán y su vez, le da la posibilidad de acceder a pagos iraquíes retenidos.
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Antony Blinken, el secretario de Estado, firmó la extensión de la exención por 120 días. Lo cual “permitirá a Bagdad mantener sus importaciones de energía sin temor a sanciones estadounidenses por violar las sanciones a Irán”, indicó el reporte de Associated Press. No son un secreto las alianzas que el régimen islámico tiene con los terroristas de Hamás, remarcado incluso por voceros de la Casa Blanca. En consecuencia, una nueva crisis política y de popularidad llega para el actual presidente estadounidense, presionado desde hace semanas por la punga interna del Partido Demócrata entre facciones que apoyan a Israel pero que también otros que consideran sus ataques desproporcionados.
Dinero irá a cuentas en Omán
El costo político de esta decisión está por verse. Pero inicialmente, es evidente que de nada sirve que funcionarios de la Casa Blanca mencionen un “riguroso proceso de investigación para garantizar que el efectivo sólo pueda usarse para alimentos, medicinas, equipos médicos y productos agrícolas”. De por sí, cuando estalló el escándalo anterior por los 6000 millones de dólares que se iban a entregar a Irán por mediación de Catar, la cúpula islámica sostuvo que iban a usar el dinero a su criterio y no necesariamente con fines “humanitarios”, como decía Washington.
En cuanto a los detalles, el reporte menciona que los ingresos congelados por electricidad “pueden transferirse a cuentas en Omán y luego convertirse a euros u otras monedas ampliamente comercializadas para que Irán compre productos no sancionados”.
En consecuencia, las acusaciones de figuras públicas y de los ciudadanos estadounidenses ahora caen sobre Biden. “El mundo vive en un mundo posterior al 7 de octubre, pero la Casa Blanca todavía está aplicando una política del 6 de octubre hacia Irán”, dijo Richard Goldberg, asesor principal de la Fundación para la Defensa de las Democracias. La acotación resulta válida, considerando el ataque inicial de Hamás contra Israel que decantó en una contraofensiva que también deja civiles fallecidos.
Biden en la cuerda floja
Con este tipo de decisiones, el presidente Joe Biden vuelve a estar en el ojo del huracán, debido a la ruta que él mismo trazó desde el pasado 7 de octubre. Apoyar completamente a Israel le trajo problemas con su propio partido y con votantes jóvenes progresistas, pero decir que apoya a Palestina resultaría inaudito, debido a que es Hamás quien controla ese territorio y usa a personas en escuelas y hospitales como escudos humanos de sus operaciones.
Eso sin contar que no ha sido el presidente más firme en política exterior. El propio Donald Trump lo había advertido. “Ese dinero se utilizará para el terrorismo en todo el Medio Oriente y, de hecho, en el mundo”, dijo el exmandatario republicano el pasado 11 de septiembre cuando Biden concedió a Iran 6000 millones de dólares, y que finalmente tuvo que volver a congelar.
El presidente demócrata trata de mantener un balance complicado mientras se prepara para recibir a su homólogo chino, Xi Jinping, en suelo estadounidense junto a otra veintena de líderes mundiales a propósito del el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
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