Crece la dependencia: frutas chilenas quedan en manos de China
Una misión fitosanitaria china llegó a los huertos de las frutas chilenas a inspeccionar las cosechas que importará
La producción de frutas chilenas de carozo como la cereza, durazno y damasco saldrá rumbo a China con prioridad. La nación asiática se quedará con las próximas cosechas que se colectarán en las regiones Metropolitana, Valparaíso y O’Higgins.
A los huertos, zonas de embalajes o conocidos packings, bodegas y frigoríficos donde ya comenzaron a ingresar comitivas fitosanitarias de China para inspeccionar los procesos relacionados con la industria frutícola austral como parte del nuevo “acuerdo de cooperación” pactado por la Oficina de Comercio de Dongguan representada por su director, Zhang Jianliang y la empresa Asia Consulting, representada por su directora ejecutiva, Yung Han Shen con Chile para incluirlo en la Feria de Productos Comerciales de Procesamiento de China ( CPTPF).
Desde Pekín arribó a Santiago una misión encabezada por Huang Fayu, jefe de la delegación de la Aduana de China y subdirector de la División de Cuarentena para Animales y Plantas de la Aduana de Guangzhou, quien acompañado de Li Na, encargada del subdepartamento de la Aduana de Changzhi y de la Aduana de Taiyuan; y Che Zhance, agrónoma superior del Centro de Tecnología de la Aduana de Nanning verifican los protocolos que garantizarán el abastecimiento de frutas templadas al régimen de Xi Jinping.
La dependencia en datos
Sin embargo, estos negocios frutícolas entre Chile y China abonan el camino a una dependencia económica para la industria austral con el gigante asiático. Ya el 88% de las cerezas que salen de los puertos chilenos arriban al mercado chino. Según las proyecciones recientes indican que la industria prácticamente duplicará su producción en las próximas cuatro temporadas, para alcanzar las 715.000 toneladas exportadas.
De hecho, la meta es que cada habitante de China coma 30 cerezas chilenas este año y esa cantidad aumente a 40 a corto plazo tras la inversión de 5000 millones de dólares por parte del Comité de Cerezas de la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile (ASOEX) para lograrlo.
Ya durante la temporada de exportaciones de frutas chilenas 2022-2023 revela el envío de 364.243 toneladas de cerezas, 84. 451 de ciruelas 57.190 de uvas de mesa, 34 678 de 4.846 nectarines, 4.846 de arándanos, entre otros.
China, por su parte, envía frutas frescas a Chile como peras, kiwis y manzanas pero el mercado chileno no es clave para las exportaciones de Pekín cuando posiciona sus frutas frescas en Vietnam donde factura 1.190 millones de dólares, Tailandia, que le genera 670 millones de dólares, Indonesia otros 560 millones de dólares, Hong Kong unos 400 millones de dólares y Filipinas 31.000 millones de dólares. La lista es larga. Le siguen Malasia, Rusia y Japón.
Un socio con problemas
Apostar a China como receptor casi exclusivo de las frutas de carozo chilenas arriesga a la industria si se considera que la demanda por estas es inestable. Si bien el mayor consumo se genera durante el festival de primavera -año nuevo chino que se festeja en febrero- su caída es estrepitosa después de la celebración al precio de una caja de cerezas chilenas pasar de 55 dólares -en promedio- a 27 dólares. Es un descenso de 50% atribuido al desinterés de los consumidores les gustaba comprar fruta para regalar a familiares y amigos luego de finalizar la festividad.
Además, los datos macroeconómicos oficiales China sobre su recuperación son poco alentadores. La inestabilidad persiste. Un informe emitido por el Banco Mundial citado por Forbes rebajó el crecimiento de China al 4.4% para 2024, en comparación al 4.8% que se tenía previsto en el pronóstico del mes de abril, debido a la debilidad que se ha presentado dentro del sector inmobiliario.
Un escenario donde hay que agregar que las ventas minoristas y la producción industrial del régimen de Xi también han mostrado dificultades en el transcurso de este año confirmando que Pekín es un socio con problemas a largo si se considera que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) chino se quedará este año en un 2,8%, lo cual significaría que el país, por primera vez, desde 1990, será el de menos crecimiento en la región del Asia-Pacífico, a la que el Banco Mundial estima un crecimiento del 5,3% . El problema de ello es que superar la ralentización podría tardar hasta cuatro años. En Chile deberían pensar un poco más.
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