Dantescos abusos de Hamás condicionarían liberación de más rehenes
Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado, mencionó que casi al final de la tregua "Hamás todavía se aferraba a mujeres que deberían haber sido las siguientes en ser liberadas". Su sospecha está en lo que pudieron haberles hecho los terroristas a sus víctimas
Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, reveló lo que habría detrás de la negativa de los terroristas de Hamás para liberar a mujeres y niños que siguen como rehenes. Según el funcionario, el propósito de los extremistas es evitar que cuenten los abusos sexuales que sufrieron.
“Parece que una de las razones por las que no quieren entregar a las mujeres que han estado manteniendo como rehenes y la razón por la que esta pausa fracasó es que no quieren que hablen sobre qué les pasó durante el tiempo que estuvieron bajo custodia”, dijo en una rueda de prensa.
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El alto funcionario aseguró no tener plena certeza de esa conclusión, pero aprovechó de mencionar que casualmente y “casi al final Hamás todavía se aferraba a mujeres que deberían haber sido las siguientes en ser liberadas”. Acto seguido “rompieron el trato e inventaron excusas”.
Quienes sobrevivieron a casi dos meses en cautiverio y fueron liberados en el intercambio de rehenes por prisioneros palestinos cuentan experiencias escalofriantes a manos de los terroristas, lo que reitera una vez más sus nulas intenciones de cesar con la violencia que también terminó afectando a millones de civiles en la Franja de Gaza.
Escalofriantes relatos de sobrevivientes
Las palabras del portavoz del Departamento de Estado llegan luego del fracaso de la tregua entre Israel y Hamás en Gaza, que apenas duró del 24 al 30 de noviembre y ahora ambas partes se acusan de haberla roto. En el medio quedaron 137 rehenes sin ser liberados, de los cuales 15 murieron, según la Oficina del primer ministro Benjamín Netanyahu.
Pero a pesar de haber recobrado la libertad, varios de quienes estuvieron como rehenes presentan secuelas que los acompañarán por mucho tiempo, tal como declaró Guefen Sigal Ilán, hija de la ciudadana argentina y secuestrada (y ya liberada) Clara Marman. “Salieron del cautiverio físico, pero aún no del cautiverio mental”, dijo a la agencia EFE.
Otras mujeres no corrieron tanta “suerte” y esas historias son las que coinciden con lo que ahora menciona el portavoz de EE. UU. Yoni Saadon, de 39 años, estaba en el festival Supernova, cerca de la frontera con Gaza, ese fatídico 7 de octubre. Logró sobrevivir, pero contó a The Times que sigue soñando con el rostro de la chica que bailaba junto a él hasta que recibió un disparo en la cabeza. Una hora después, vio cómo otra mujer era abusada por unos “ocho o diez” terroristas de Hamás. Cuando terminaron, le dispararon en la cabeza. El resto de detalles del relato es extremadamente dantesco.
“No podían elegir qué comer”
Sufren las mujeres que se convirtieron en rehenes de Hamás, y sufren menores de edad que fueron y siguen secuestrados. Quienes ahora están en libertad tienen secuelas físicas como bajo peso, cirugías improvisadas por heridas que sufrieron, entre otras cosas. Según los testimonios, “no podían elegir qué comer o cuándo hacer cosas básicas como ducharse y lavarse los dientes”. A veces lo único que comían era un pan con moho y agua.
Los extremistas islámicos continúan demostrando el desprecio por la vida mientras transcurre la guerra. Y es que además, hallazgos del ejército israelí dan cuenta de escondites bajo escuelas y hospitales para usar a civiles como escudos humanos.
No hay mucha diferencia con el trato que dan los talibanes a los afganos tras haber retomado el poder. La población en Afganistán perdió todas las libertades que había conseguido durante la presencia de tropas estadounidenses desde 2001 hasta hace dos años. Desde entonces, sobran los relatos de horror contra mujeres y hombres que desafían los mandatos de la ley sharía.
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