Hilde Sánchez Morales: De infamias y tropelías
Cuando lean estas líneas millones de niños en el mundo estarán esperando con infinita ilusión la llegada de la Navidad, soñando con los regalos que a buen seguro sus familiares les obsequiaran. Pero también cuándo las lean, según el Informe de la OIT, Justicia social para todos. Poner fin al trabajo infantil de junio de 2023, aproximadamente 160 millones de chiquillos con edades comprendidas entre los cinco y los diecisiete años estarán trabajando en todo el mundo (1 de cada 10). A pesar de las guerras, las crisis y la pandemia de la COVID-19 desde el 2000 hasta finales de 2022 se redujo la cifra a 85,5 millones.
Para la Organización Internacional del Trabajo: “El trabajo infantil es una violación de los derechos humanos fundamentales, habiéndose comprobado que entorpece el desarrollo de los niños, y que potencialmente les produce daños físicos y psicológicos para toda la vida”. Está demostrado el estrecho nexo entre este hecho y la pobreza de sus familias, dando lugar a que no asistan a la escuela y, consecuentemente, tengan pocas o nulas posibilidades de ascender socialmente.
Datos recientes muestran en qué medida se trata de una grave problemática que exigiría adoptar medidas urgentes: el 1,1% del PIB mundial se destina a la protección social de los niños (en África, tan sólo el 0,4%) y el 26,4% de los menores recibe prestaciones en efectivo en materia de protección social.
Los menores han desempeñado numerosas actividades laborales a lo largo de la historia. En las sociedades agrícolas ayudaban a sus familias en las tareas del hogar y del campo. Sin embargo, la historia del trabajo infantil se inicia a finales del siglo XXI con la trata transatlántica de esclavos que duró tres siglos. Con las revoluciones industriales que se iniciaron a partir de 1750 en Europa y en los Estados Unidos, los pequeños de familias obreras desempeñaron trabajos de extrema peligrosidad. Lo hacían en fábricas y plantaciones, con jornadas laborales maratonianas y sin seguridad alguna. Y todo ello a cambio de refugio, alimento, ropa…
Muy alejado en el tiempo parece lo que vivieron estos infantes, si bien actualmente se calcula que más de cinco millones son víctimas de tráfico de drogas, de armas, de redes de prostitución, son reclutados como soldados (en 2017 se constataron más de 8.000 casos, un 159% más respecto a 2012)[1], etc. Los hay también quiénes desempeñan tareas laborales en fábricas, en la construcción, en la agricultura o en la minería. Es un hecho social que obedece a la pobreza, a la miseria, en definitiva, a la falta de expectativas de buena parte de la humanidad. No en vano, la inmensa mayoría de estos niños viven en países no desarrollados, fundamentalmente en: África subsahariana, Asia, Pacífico, América Latina y el Caribe.
A comienzos del siglo XX (1904) se crea en los Estados Unidos el Comité Nacional de Trabajo Infantil (NCLC)[2] con la finalidad de promover los “Derechos, conciencia, dignidad, bienestar y educación de los niños y jóvenes en su relación con el trabajo y el trabajo”. Muy ilustrativos resultan los documentos gráficos de aquella época del fotógrafo Lewis Hine, quien durante veinte años denunció las duras condiciones de trabajo de los pequeños en los Estados Unidos[3].
Más de cien años después el NCLC sigue activo. Incluyéndose en su página web que sus objetivos son: “Prevenir la explotación de niños y jóvenes en el mercado laboral, mejorar las oportunidades de salud y educación para hijos de los trabajadores agrícolas migrantes y aumentar la conciencia pública sobre el trabajo realizado día a día en nombre de los niños de la nación”.
Un avance en materia de protección a la infancia fue la promulgación en 1973 por parte de la Organización Internacional del Trabajo de la Convención nº138 sobre Edad Mínima Laboral[4]: 15 años (entre 12 y 13 para los trabajos ligeros y en 18 para los más peligrosos). Asimismo, en 1999 el Convenio número 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil[5] para proporcionar protección legal ante cualquier modalidad de trabajo infantil. Más recientemente, en 2022 el Llamamiento a la Acción de Durban para la Eliminación del Trabajo Infantil[6], en donde se aboga por su abolición, recordándose en este documento, respecto a los pequeños, el derecho universal a la educación, al disfrute de una buena salud y a la protección contra la cualquier forma de violencia.
En los últimos años se ha mantenido la tendencia a que cuanto más peligrosos son los trabajos y más vulnerables los niños, más rápido el descenso de la explotación infantil en sus variadas manifestaciones. Sin embargo, se calcula que, hoy en día, hay 79 millones de niños entre 5 y 17 años que laboran en condiciones de alta peligrosidad. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo y de UNICEF, referidos al año 2020 estos se concentran en el África Subsahariana (38,6 millones), en Asia y el Pacífico (22,2 millones), en Europa y Asia Central (7,9 millones), en América y el Caribe (5,5 millones) y en los Estados Árabes (1,9 millones)[7].
¿Qué hacer frente a esta realidad que es un problema de ética mundial y que, a pesar de los avances experimentados en los últimos años, no desaparece? Cómo conjugar su erradicación con las reivindicaciones de la Red de Movimientos de Niños y Adolescentes Trabajadores (NAT), que procura contribuir al protagonismo de los niños, niñas y adolescentes trabajadores, garantizándoles el ejercicio de sus derechos, a la par que mejorando su calidad de vida e incidiendo en las políticas públicas. Tal como se explicita en su página web:
“Desde estos movimientos se lucha contra la explotación y las condiciones de riesgo que sufren en el trabajo algunos niños, niñas y adolescentes, y a su vez, se reconoce el derecho y se valora el trabajo que se ejerce en condiciones adecuadas, que contribuya al aprendizaje, la socialización y el desarrollo personal. Defienden su derecho a trabajar bajo condiciones de libertad y dignidad, sin abusos, explotación o malos tratos[8].
Juzgamos obligado que se actúe internacionalmente para erradicar toda forma de trabajo en las primeras etapas de la vida, tomando como marco la Coalición Mundial por la Justicia Social de la Organización Internacional del Trabajo, que en un documento de octubre de 2022 decía así:
“La pobreza y las desigualdades dentro de los países y entre ellos están aumentando en muchas partes del mundo. Las crisis económicas y sociales de los últimos años se han visto agravadas por las consecuencias de la pandemia de COVID-19, los desastres naturales resultantes de la aceleración del cambio climático, las tensiones geopolíticas y los conflictos armados. Estas crisis, al margen de las tragedias humanas que provocan y su impacto en el mundo del trabajo, han puesto de manifiesto las interrelaciones y dependencias de las economías y sociedades en todo el mundo y la imperiosa necesidad de adoptar medidas concertadas para poder afrontarlas a nivel mundial, regional y nacional” [9].
Y entre las más prioritarias se encuentra dar fin a la infamia y tropelía que supone que millones de pequeñuelos, en todo el mundo, en lugar de estar esperando la Navidad con la ilusión de quién empieza a vivir, lo hagan desde la mirada de quiénes por el azar de la vida no tienen oportunidades de soñar con un anciano barbado que reparte felicidad subido en un trineo colmado de regalos.
Notas
[1] Véase, https://www.epdata.es/datos/reclutamiento-ninos-soldado-mundo-datos-graficos/297
[2] Véase, https://outreachscience.tumblr.com/post/107689350421/the-national-child-labor-committee
[3] Véase, https://www.gettyimages.com.mx/fotos/lewis-wickes-hine
[4] Véase, https://www.ilo.org/dyn/normlex/es/f?p=NORMLEXPUB:12100:0::NO::P12100_ILO_CODE:C138
[5] Véase, https://www.ilo.org/dyn/normlex/es/f?p=NORMLEXPUB:12100:0::NO::P12100_ILO_CODE:C182
[6] Véase, https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@dgreports/@dcomm/documents/genericdocument/wcms_846024.pdf
[7] Véase, https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@ed_norm/@ipec/documents/publication/wcms_797515.pdf
[8] Véase, https://enclavedeevaluacion.com/pronatsesp/
[9] Véase, https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—ed_norm/—relconf/documents/meetingdocument/wcms_858597.pdf
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