La batalla de Gaugamela, 1 de octubre del 331 a.C., es quizá la más conocida de todas las batallas que libró Alejandro Magno, decisiva para conquistar el imperio persa de Darío III, considerada una obra maestra de táctica militar. La victoria de Alejandro supuso que toda Mesopotamia quedase abierta al macedonio, pudiéndose dirigir a Babilonia.
Después de dejar Tiro, el ejército de Alejandro viajó a Damasco, y desde allí a Tápsaco. Tras cruzar el río Eúfrates, en vez de seguir río abajo hacia Babilonia por Mesopotamia, el ejército viajó hacia el nordeste, en busca de agua para sus monturas.
Alejandro, siguiendo una antigua ruta militar llegó hasta el Tigris. Él sabía que las tropas de Darío se encontraban cerca del río para impedir que lo cruzase, pero consiguió cruzarlo más al norte.
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