23 de enero de 2024 |
Es martes y no hay tiempo que perder. Esta es la edición exprés de nuestro boletín.
Por Elda Cantú Senior News Editor, Latin America |
Bajar de peso es una obsesión para millones de personas.
En el último año, una serie de medicamentos que inducen a la pérdida de peso parece haber captado la atención de quienes por salud o por estética, por bienestar emocional o por presión social, desean bajar unos kilos.
Tal vez el más conocido sea Ozempic, un fármaco originalmente diseñado para personas con diabetes u otros temas de salud, y que se ha estado prescribiendo cada vez más para usos distintos al original.
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Una paciente con diabetes se inyectaba Ozempic en octubre del año pasado. Lee Smith/Reuters |
Oprah ha dicho que toma uno de estos fármacos para mantener un peso ideal y que no tiene vergüenza de admitirlo. Le dijo a una revista que el hecho de que existan estos medicamentos aprobados, “se siente como un alivio, como redención, como un regalo, y no algo detrás de lo cual esconderse y volver a ser ridiculizada”. Los psiquiatras lo están prescribiendo para ayudar a los pacientes que, como resultado de su tratamiento de salud mental, suben de peso.
Aparte de Ozempic, también se han popularizado Wegovy y Mounjaro, fármacos que cada vez son más asequibles.
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Esta revolución de la medicina ha suscitado intensos debates. Uno que se ha explorado poco es cómo estos medicamentos actúan en el cerebro con el fin de suprimir el apetito. Como escribió Gina Kolata, reportera de ciencia, el año pasado:
Los investigadores continúan maravillándose ante estos misterios bioquímicos. Pero los médicos y los pacientes tienen su propia conclusión: los fármacos funcionan. La gente pierde peso. El constante parloteo en sus cerebros sobre la comida y el comer ha desaparecido.
En un ensayo de Opinión, Kate Manne, profesora de filosofía y especialista en el fenómeno de la gordofobia, escribió sobre cómo estos medicamentos han popularizado la expresión “ruido del hambre”, es decir la distracción que ocasiona pensar en la comida. Sin embargo, argumentó Manne, “dejar que la comida ocupe nuestros pensamientos y responder a nuestra hambre” no es algo que debamos suprimir. La experta añadió que este tipo de fármacos pueden contribuir a “normalizar la alimentación restrictiva y tratar el hambre como una patología”.
¿Qué sucede cuando la gente deja de pensar con insistencia en comer? ¿O cuando la sola idea de comer les causa disgusto? Los vendedores de antojitos han tenido que reinventarse.
Jamie Kelter Davis para The New York Times |
Durante mucho tiempo, la industria de alimentos procesados ha recurrido a eslóganes de publicidad que destacan que sus productos son irresistibles y adictivos. Sin embargo, en la era de Ozempic ha tenido que replantear el mercadeo de sus productos. Kim Severson, reportera de gastronomía y alimentación, explora el tema en este reportaje. Y, si te interesa saber qué tendencias culinarias se esperan para este año, te recomiendo leer esta otra nota.
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Atención a Nuevo Hampshire
Donald Trump llegando a Portsmouth, Nuevo Hampshire, el lunes Doug Mills/The New York Times |
El martes se llevarán a cabo las primeras votaciones primarias a nivel nacional de Estados Unidos para el ciclo electoral 2024. (Hace un par de semanas se realizaron los caucus de Iowa, una asamblea en la que Donald Trump se impuso con una amplia ventaja, si bien con una escasa participación). Esto es lo que hay que saber:
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Nikki Haley en un evento el lunes en Salem, Nuevo Hampshire Cj Gunther/EPA, vía Shutterstock |
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