Noboa se ríe de los cínicos consejos de Maduro sobre seguridad: “No, gracias”
La postura del presidente de Ecuador, Daniel Noboa, no es sorpresa. Ecuador ya camina de la crisis judicial a la normalidad convirtiendo la oferta de Maduro en un intento fallido de humor negro. Además en Ecuador residen 475.000 venezolanos que huyeron de la miseria, hambre y delincuencia que engendró dos décadas de chavismo.
Nicolás Maduro está ávido de aliados en medio del aislamiento político que tiene el régimen chavista. Su búsqueda, que genera rechazo la mayoría de las veces, ahora también provoca risas. Daniel Noboa, presidente de Ecuador, soltó unas cuántas después de que el dictador le ofreciera asesoría en materia de seguridad.
“Gracias, pero no, gracias”, respondió Noboa a Maduro, luego de que este lo exhortara a dejar a un lado el acuerdo de cooperación para equipamiento, entrenamiento, inteligencia, protección de puertos y fronteras que selló con Estados Unidos. “No le abra la puerta al diablo”, le pidió Maduro desde Caracas y le invitó a Miraflores, para compartir estrategias de combate al crimen organizado.
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La postura de Noboa no es sorpresa. Ecuador ya camina de la crisis judicial a la normalidad, lo que convirtió la oferta de Maduro en un intento fallido de humor negro. Además en Ecuador residen 475.000 venezolanos que huyeron de la miseria, hambre y delincuencia que engendró dos décadas de chavismo. Hoy, la diáspora venezolana en la nación andina representa alrededor del 6 % de los 7,7 millones que migraron para salvar sus vidas, entre ellos, hasta miembros de la banda criminal Tren de Aragua.
El cinismo chavista
La propuesta de Maduro es también una dosis de cinismo chavista concentrada cuando en Venezuela persiste “una política estatal de lucha contra la criminalidad que incluía la eliminación, mediante ejecuciones extrajudiciales, de personas consideradas o presentadas como delincuentes”.
De esa forma actualizó Marta Valiñas, presidente de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos en Venezuela (MDH) al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, sobre la grave situación en Venezuela fue, es y seguirá grave con el régimen en el poder.
Las estadísticas lo confirman. Venezuela cerró el 2023 con 4064 muertes violentas, cuya causa está en averiguación y 2909 por intervención policial. Esa caja negra denominada “en averiguación” representa 58,3 % de las muertes violentas del país.
La cifra que casi quintuplica al Protocolo de Bogotá del año 2015, donde se estableció que las muertes por causas indeterminadas no debían exceder el 10 % de los fallecidos en homicidios por intervenciones policiales. Si Venezuela lo acatara implicaría que sólo podían existir 290 casos sin razones determinadas, pero la cantidad es 14 veces mayor al límite aceptable para esta categoría de muertes violentas a nivel internacional.
Accionar punitivo y represivo
El panorama es una constante si además se agregan las estimaciones del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) que durante el año 2022 arrojaron al menos 1.240 muertes como resultado de intervenciones policiales. El número representa un 13,24 % del total de los 9367 homicidios ocurridos en el país, lo cual ubica la tasa de este tipo de muerte a manos de las fuerzas de seguridad del Estado venezolano en un nivel de 4,67 homicidios por cada 100.000 habitantes
El espanto y hasta burla de Noboa ante la insinuación de Maduro tienen asidero. La región y el mundo saben que las operaciones de seguridad del régimen chavista están enfocadas en una respuesta represiva y punitiva desde 2012 tras la tasa de homicidios alcanzar 50 homicidios por cada 100 mil habitantes que no resolvió la inseguridad sino la perpetúa..
Los resultados de la implementación de la “Operación de Liberación del Pueblo” (OLP), el Plan Patria Segura y de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) son fatales. Sus actuaciones provocaron un alza en las muertes de civiles en manos de la fuerza pública entre el año 2012 y el año 2018, sin precedentes. Durante este periodo, 21981 personas murieron a manos de las fuerzas de seguridad del Estado empujando la tasa de homicidios por cada 100.000 personas (pccmh) por intervención de la fuerza pública al 672 %, pasando de 2,15 (2012) a 16,60 (2018).
Venezuela, un país con un régimen lleno de injusticia
Por todo ello, sobre Maduro pesa la existencia de indicios razonables para creer los uniformados de sus instancias de seguridad falsificaron pruebas y simularon enfrentamientos. “Los actos y conductas descritos en este informe constituyen asesinatos arbitrarios”, señala la misión.
El estudio del “Monitor del uso de la fuerza letal en América Latina y el Caribe” en 2022, que comparó el uso letal de la fuerza pública en Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Jamaica, México, Trinidad & Tobago y Venezuela, arroja ciertas coincidencias que merecen atención.
Según la investigación, en 2018, las cifras de civiles asesinados por agentes de seguridad en servicio con arma de fuego alcanzaron las 5287 muertes, mientras que el año siguiente se registraron 3042 decesos en circunstancias similares. Además, la tasa de homicidios por cada 100.000 personas fue de 16.60 en 2018 y descendió a 9.44 en 2019. Estos números evidencian tasas más altas en comparación con otros países de la región, incluso superando a países como Brasil, que cuenta con siete veces más habitantes que Venezuela.
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