Destructores de tepuyes
El 2 de febrero de 2023,
Florantonia Singer, del diario El País,
de España, publicó un extenso reportaje sobre los graves daños provocados por
los mineros ilegales en el Parque Nacional de Yapacana, especialmente en la
cima de los tepuyes, donde imágenes
satelitales evidenciaron la presencia de maquinarias en esa área, una de las
varias protegidas mediante patrullaje militar.
La periodista comenzó señalando:
-Horas
de análisis de imágenes satelitales de alta resolución han llevado a una
terrible conclusión a organizaciones ambientalistas en Venezuela. En la cima
del tepuy Yapacana, en el Estado Amazonas, a pocos kilómetros de la frontera
con Colombia, están las huellas de la minería ilegal, que parece incontrolable.
Desde 2018 hay indicios pero en los últimos meses, con las imágenes analizadas
por el Proyecto MAAP (Monitoring of the Andean Amazon Project de la ONG Amazon
Conservation), se ha escudriñado a fondo. Hay unas 3.800 piezas de maquinaria
en el parque nacional, lo que evidencia un proceso bien tecnificado, a pesar de
estar al margen de la ley. Y en la cima del tepuy han identificado 86 piezas de
maquinaria. “No hay casos similares en otros países de la Amazonía en los que
se esté explotando la cima de un tepuy. Es muy único y grave, sobre todo
teniendo en cuenta que está dentro de un parque nacional”, advierte por correo
electrónico el investigador Matt Finer, director de MAAP, 46.2K.
Luego escribió:
- La
minería se ha convertido en un factor de atracción poblacional y también se ha
incrementado la presencia de los grupos armados que tienen el dominio sobre el
territorio y la gente”, dice por teléfono el geógrafo Héctor Escandell, de la
Oficina de Derechos Humanos del Vicariato Apostólico de Amazonas. Esto se ha
exacerbado recientemente y dos datos lo evidencian. El primero: la
investigación de Finer encontró una nueva deforestación de más de 750 hectáreas
dentro el Parque Nacional Yapacana entre 2021 y 2022. 17 de esas hectáreas
arrasadas están en la cima del tepuy. El segundo: el Estado Amazonas tiene la
tasa más alta de homicidios (18 por cada 100.000 habitantes) de todo el país,
según el Observatorio Venezolano de Violencia. Un año atrás estaba en el puesto
20. El 7 de enero, el cadáver de un indígena maniatado fue encontrado en el
Yapacana como otra evidencia de la espiral violenta en torno a las minas
ilegales.
La periodista igual señaló que “Se
ha hecho un esfuerzo intencionado por fortalecer la cultura minera como una
oportunidad de obtener los recursos, lo que ha generado conflictos interétnicos
y con ello la erosión de los pueblos indígenas”, denuncia Escandell, que
también subraya que ninguno de los pueblos del Estado Amazonas se ha
beneficiado de esa minería. “San Fernando de Atabapo, frente a Yapacana, es un
pueblo que no crece, no tiene luz ni agua. Del lado colombiano, en cambio,
Puerto Inírida ha multiplicado su población por 30, tiene hospitales, calles,
electricidad”, enumera.
FS destacó también:
-En Yapacana ya son 3.227 hectáreas
las que están afectadas por la minería, según el último cálculo de la
organización ambientalista SOS Orinoco, que ha liderado las denuncias sobre las
violaciones de derechos humanos y la devastación ambiental en esta región. En este
parque hay una actividad minera más concentrada, a diferencia de otros espacios
en el vecino Estado Bolívar, que han analizado con sistemas de información
geográfica. “Cada día aparece una nueva mina”, dice Cristina Burelli, directora
de SOS Orinoco.
Igualmente
apuntó:
-Desde
los años 90, está prohibida la minería en todo el Estado Amazonas, aunque
históricamente se ha practicado. La zona no fue en incluida en el Arco Minero
del Orinoco que Nicolás Maduro decretó en 2016 como un área estratégica para la
explotación de recursos -que abarca 12% del territorio nacional- pero vive el
mismo arrase. “Ese decreto dio un impulso a la minería. Es una política que va
más allá de esa zona decretada y está impactando todas las áreas protegidas al
sur de Venezuela”, agrega Burelli. La minería también ha llegado al Parque
Nacional Canaima, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, donde se
han identificado 62 sectores mineros, incluso a poca distancia del Auyántepuy y
su Salto Ángel, la caída de agua más alta del mundo. Hay minería en el Caura,
en la Reserva de Biosfera del Alto Orinoco, en Imataca. Las minas ilegales de
Venezuela ocupan el segundo lugar -más de 900 focos mineros- entre los países
amazónicos respecto al número y el área que ocupan, según SOS Orinoco.
Luego
advirtió:
-En
los análisis de Finer no es posible establecer qué tipo de minería se
desarrolla en la cima Yapacana con esas 86 máquinas. Entre los habitantes de
Amazonas se ha empezado a llamar este tepuy como “el cerro de oro”. Pero para
los geólogos resulta insólito que estén excavando en el tope de una montaña
como un tepuy, formado con algunas de las rocas más antiguas del planeta y que
por lo general no contienen vetas auríferas. El oro está abajo, en la selva,
donde ciertamente es más extensa la mancha de la deforestación. Pero en la cima hay otras riquezas que ahora están amenazadas y son
las especies endémicas documentadas por la ciencia. Al menos tres árboles y
arbustos solo existen en ese tepuy: el Tepuianthus yapacanensis de unos 10
metros de alto, la Pachira yapacanae que alcanza cinco metros de altura y el
arbusto Pentamerista neotrópica. Además está la Navia saxicola, un tipo de
bromelia que solo se encuentra en la cima de Yapacana. Entre la fauna, también
hay especies únicas como el sapito rojo del Yapacana (Minyobates stermarki), un
ave llamada hormiguero del Yapacana (Myrmeciza disjunta) y dos especies de caracoles
de tierra que solo han sido colectadas en ese lugar (Plekocheilus (Eurytus)
tepuiensis y Drymaeus (D.) yapacanensis). “La Amazonia es una área de mucho
endemismo. Se necesita más investigación para saber si esas especies siguen ahí
o si están a punto de extinción y también para encontrar más especies, sobre
todo de insectos, otros invertebrados y plantas. Pero tampoco se puede hacer
investigación donde hay grupos armados”, señala la bióloga Bibiana Sucre,
directora de la organización Provita.
En el siguiente punto del reportaje
precisó:
-En diciembre, en una operación
militar, se intentó desalojar algunas minas. Los primeros días de 2023, unos
350 agentes incursionaron de nuevo en la montaña para desmantelar otras áreas
de trabajo. Se han destruido maquinarias, mangueras, motores, pero no se ha
producido ninguna detención. El pueblo de San Fernando de Atabapo, vecino de
Inírida, en el lado colombiano, está en protesta. La paralización de la
actividad minera, tras el cierre de los accesos al Cerro Yapacana, amenaza con
dejar sin sustento a 20.000 personas. Los capitanes indígenas se han plantado
exigiendo permisos para explotar el oro de manera artesanal, supuestamente con
menores consecuencias sobre el medio ambiente y la montaña considerada sagrada
en su cultura.
Sin embargo,” La respuesta del
Gobierno venezolano en las últimas semanas a la minería denunciada durante años
ha sorprendido a ambientalistas, que no dejan de ser escépticos con los
resultados y las intenciones reales de esta movilización militar”. Por otro lado, “Maduro ha promovido el
extractivismo en el país al punto de que en 2019 ofreció una mina de oro a cada
gobernación del país para que pudieran generar ingresos para hacer gestión”,
pero “Ahora, señalan los activistas, los intereses parecer estar centrados en
ser parte de la repartición de fondos internacionales para el ambiente, como el
que acaba de recibir Brasil de Alemania para preservar la Amazonía”, lo que “también explica la presencia del mandatario
chavista en la COP27 de noviembre pasado, donde se acordó un fondo de “pérdidas
y daños” para países vulnerables”.
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