El noviazgo es una etapa en la que dos personas tienen la oportunidad de conocerse y vivir una experiencia gratificante de unión, sin embargo, en algunos casos estas relaciones están marcadas por la violencia. 

El abuso emocional y psicológico, así como el maltrato físico, forman parte de las conductas que se viven en una relación insana. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 3 de cada 10 adolescentes denuncian que sufren violencia en el noviazgo, el resto no lo reporta por temor, falta de identificación o por considerar estos comportamientos como normales.

Elizabeth Leiva, psicóloga clínica de la Universidad Central de Venezuela (UCV), precisó que la violencia en el noviazgo puede tener graves consecuencias para quienes la experimentan.

Es posible que para las personas que han sufrido violencia en relaciones pasadas se les dificultará tener relaciones sanas en el futuro, debido a que pueden haber adquirido algunas conductas que no son saludables dentro de una relación”, explicó en entrevista para El Diario. 

Sostuvo que las personas también podrían tener la falsa creencia de que todas las relaciones serán iguales, lo que puede provocar un aislamiento que no permitirá que conozca a una futura pareja.

Violencia en el noviazgo: ¿cuáles son las señales y cómo afecta a los adolescentes?

 ¿Cómo se manifiesta la violencia?

La psicóloga Elizabeth Leiva puntualizó que la violencia en el noviazgo se puede presentar de diversas formas. Una de ellas es el abuso emocional, que se refiere a insultos, amenazas y humillación, que es precursor de la violencia física. 

Tambien puede existir violencia sexual, que es cuando en una relación la pareja obliga a la otra a tener relaciones sexuales; abuso económico, que se refiere al control que se ejerce con respecto al acceso al dinero; y el acoso, que es el contacto repetido e indeseado que causa temor a la pareja en cuanto a su seguridad.

Zena Sleiman, psicóloga clínica y directora de Psiconfío (@psiconfioo), señaló que la violencia en las relaciones de pareja casi nunca se presenta en forma de conductas directamente agresivas en un comienzo.

En entrevista para El Diario, Sleiman ejemplificó algunas de las conductas que se llevan a cabo en una relación y que se consideran una forma de violencia. Estas son algunas de las señales:

“Generalmente se presenta como comportamientos que van escalando, por lo que es importante tomar en cuenta todas aquellas conductas que coartan la individualidad de la persona”, destacó.

1) Control sobre la ropa que se usa, peinados, maquillaje, entre otros. 

La especialista indica que esos pedidos podrían verse de forma sutil como: “Me gustas con el cabello de esa forma, no lo cambies” o “No me gusta que te vean los demás, mejor cambiate ese vestido”. 

2) Expresar incomodidad, molestia o incluso tristeza cuando la persona tiene espacios de esparcimiento o disfrute sin la pareja. 

Entre algunas conductas de este tipo están querer evitar que la pareja vea a sus amigos o que realice algún hobby que no lo incluya. 

3) No darle el mismo lugar a la relación. 

La psicóloga Zena Sleiman explicó que actualmente es muy común que una pareja esté vinculada pero evitan establecer una etiqueta. Considera que el problema ocurre cuando uno de los dos tiene unas expectativas que el otro no está cumpliendo. 

4) Mostrar incomodidad, molestia o indiferencia frente a las expresiones emocionales o reclamos de la pareja. 

5) Reclamar o discutir por cualquier punto en el que no estén de acuerdo y condicionar el afecto a los momentos de acuerdo. 

6) Tener “juegos” agresivos: desde pequeñas bromas que incluyan insultos, a juegos físicos que generen incomodidad o dolor.

“Es importante señalar que la manipulación es una forma de agresión que pasa desapercibida por lo sutil y porque controla los comportamientos de la persona al responsabilizarlo de las emociones de su pareja”, destacó Sleiman. 

Impacto en la salud mental 

La psicóloga Elizabeth Leiva detalló que la violencia en el noviazgo puede llevar a las personas a desarrollar depresión y/o ansiedad, debido al trauma emocional o físico que pudo haber sufrido.

Además, también podría desarrollar alguna adicción, como una forma de lidiar con el trauma. 

La especialista indicó que la baja autoestima podría ser otro de los impactos en las personas, al considerarse menos valiosas o no ser dignas de ser amadas, debido a que la confianza en sí mismos está disminuida.

Violencia en el noviazgo: ¿cuáles son las señales y cómo afecta a los adolescentes?

Adolescentes lo normalizan

La psicóloga Zena Sleiman señaló que cualquier persona puede normalizar la violencia en el noviazgo, especialmente si viene de un hogar donde la forma de vinculación era predominantemente agresiva. 

Lamentablemente estos patrones ‘afectivos’ son más comunes de lo que parece y se aprenden de forma inconsciente durante la infancia. En el caso de los adolescentes, la normalización podría suceder porque hay una falta de un modelo de vinculación sano”, detalló.

Considera que en la adolescencia el solo hecho de tener una relación de pareja es una experiencia novedosa que genera un movimiento hormonal y emocional importante que hace que se vivan las experiencias (positivas o negativas) de formas muy intensas. 

Sleiman precisó que esta etapa puede implicar el inicio de la vida sexual, que aunque suele ser muy placentero, también es un espacio de vulnerabilidad, inseguridad y de riesgo. Además, indicó que pueden haber ideas o expectativas poco realistas que impiden pensar en la posibilidad de cortar con la relación aunque sea violenta. 

Por su parte, la psicóloga Elizabeth Leiva sostuvo que uno de los factores tiene relación con el género y el hecho de que algunos jóvenes crean que algunos comportamientos violentos son aceptables y esperados.

La baja autoestima también es un factor que puede llevar a un adolescente a normalizar la violencia y a quedarse en una relación abusiva”, agregó. 

¿Cómo se puede prevenir la violencia entre parejas?

Para prevenir situaciones de violencia en una relación, la psicóloga Elizabeth Leiva explicó que es necesario aplicar una serie de estrategias que permitan a las personas identificar los diferentes tipos de abusos. 

En este sentido, señaló que es necesaria la educación y sensibilización, debido a que de esta forma se le proporciona a los adolescentes información sobre relaciones sanas de pareja.

También se deben promover habilidades de afrontamiento, de manera que los adolescentes aprendan a comunicarse de manera asertiva para fomentar la empatía hacia las emociones del otro; y crear espacios con grupos de pares que funcionen como agentes de cambio, debido a que “durante la adolescencia los amigos son de mucha importancia”. 

Leiva detalló que es necesario concientizar sobre el maltrato psicológico y educar sobre el uso responsable de las redes sociales. “(Estos) pueden ser, junto con los teléfonos móviles, herramientas para el control y el acoso”, añadió. 

Precisó que también se recomienda involucrar a la familia y a la comunidad en actividades de prevención. Elizabeth Leiva, junto a una colega, brinda talleres dirigidos a adolescentes y padres sobre relaciones sanas de pareja. 

¿Cuándo es momento de pedir ayuda? 

Zena Sleiman indicó que cuando una persona siente que su relación se ha vuelto incómoda, difícil de llevar, experimenta aislamiento y dificultad de expresar lo que siente, es una señal de que se debe pedir ayuda.

La especialista aclaró que las relaciones sanas no están exentas de situaciones incómodas o dolorosas, pero el contenido y sobre todo la forma en que se abordan estas situaciones indica si la relación es violenta o no. 

Es mejor pedir ayuda siempre aunque sea por un problema de pareja esperado y poder descartar a tiempo que se trate de una relación agresiva”, indicó. 

A su juicio, estar en una relación violenta genera pérdidas de todo tipo. Sleiman precisó que no solo se pierden las redes de apoyo (porque parte de la violencia es aislar a la persona), sino que la persona siente que pierde parte de su esencia. 

En este sentido, Elizabeth Leiva coincide en que se debe recurrir a alguien de confianza, en lo posible un adulto capacitado. En caso de no contar con ese apoyo, se recomienda buscar la ayuda de un profesional de la salud mental que pueda ayudar a manejar la situación.

Tener la posibilidad de recibir apoyo para terminar a tiempo una relación violenta y solucionar los estragos físicos y mentales que hayan dejado los mismos, permitirá a las personas poder desarrollar en el futuro relaciones sanas que no se vean impactadas por las experiencias previas. 

Este artículo fue hecho como parte de las Mentorías Editoriales del Semillero Violeta de la Red de Periodistas Venezolanas

EL DIARIO