POR Hugo Prieto PRODAVINCI 21/04/2024
En las páginas de la sección internacional del diario madrileño El Mundo, me encuentro con un artículo de opinión titulado Una generación rota, cuya autora es la psicóloga venezolana, Amparo Villasmil, quien prestó apoyo psicológico a los civiles palestinos en la guerra de Gaza. Su relato es inquietante, estremecedor. Villasmil es una mujer joven. Tiene 32 años. Trabaja para la Organización Médicos Sin Fronteras y ha prestado servicios en distintas guerras: Ucrania, Sudán, Mozambique y en Gaza.
Al brutal ataque de las milicias de Hamas le siguió una respuesta masiva y no menos brutal del ejército israelí. ¿Cuántas vidas de civiles palestinos se han perdido, la mayoría de mujeres y niños? ¿34.000, 35.000? No vale la pena llevar la cuenta, pues al final del día aumentará.
La especialidad de Amparo Villasmil* es la salud mental. El miedo, la angustia, las pesadillas, la sensación de culpa por haber sobrevivido en medio de la muerte, las camas mojadas de los niños. Gaza, esa diminuta y alargada franja, entre Israel y Egipto es un mundo sin esperanzas. Resulta difícil pensar que hay una pequeña luz entre la oscuridad y las tinieblas. Lo que ha encontrado Villasmil son historias de vida sin futuro. Su trabajo, que ejecutó en la franja entre enero y febrero de este año, toca la esfera pública al dar testimonio y, si es posible, crear memoria. Las secuelas de esta guerra inútil, como todas las guerras, dejará secuelas permanentes, traumas insuperables, cicatrices y heridas que no ce cerrarán nunca, en una generación rota.
¿Cómo llegó a Médicos sin Fronteras?
Comencé a trabajar en 2016, en el proyecto que ellos tenían en Caracas. En ese momento, prestamos apoyo a víctimas de violencia y de violencia sexual. Médicos sin Fronteras no es una organización particularmente política. Normalmente, está en países donde apoya el sistema de salud, debido al aumento que se detecta de muchas necesidades. Desde hace cinco años vivo en España, así que no tengo información actualizada de lo que la misión está haciendo en Venezuela.
¿En qué países has estado como parte de la misión de Médicos sin fronteras?
Desde que comencé como personal internacional, he prestado apoyo psicológico en Cisjordania; en Gaza, en dos ocasiones, primero en 2021, y ahora entre enero y febrero de este año, dos veces en Ucrania, una en Mozambique y otra en Sudán. En el Medio Oriente nos comunicamos en inglés, también con la ayuda de traductores para quienes solo hablan el idioma local, pero eso varía de acuerdo al contexto en el que trabajamos.
¿Qué coincidencias has encontrado en esos países?
Me he ocupado de la salud mental y las intervenciones que tiene Médicos sin fronteras en ese sentido van mucho en contextos donde hay conflictos. En los países en donde he estado son guerras o conflictos armados internos. En Ucrania es una población golpeada por la guerra, así como en Gaza. En Sudan y Mozambique es una guerra interna. Entonces, son poblaciones afectadas por violencia básicamente.
¿Qué herramientas de salud mental son necesarias para atender a la población?
Normalmente son poblaciones que se enfrentan a muchísimas pérdidas, de todo tipo, tanto de personas, como materiales y también estructurales, en lo que es vida, cultura, identidad. Desde los tipos de salud mental, lo que intentamos es atender a las personas, tanto en consultas individuales como en actividades grupales. Son espacios donde ellos pueden poner palabras a lo que han vivido, pero también donde puedan procesarlo. Y buscar, de alguna manera y en esa nueva circunstancia, lo que podrían ser posibles soluciones. Es como reacomodar, hasta donde se pueda, las emociones, los pensamientos, de seres humanos que están abrumados por lo que está pasando.
¿Qué es lo que marca a la gente?
La pérdida que, además, se da en situaciones abruptas y para las cuales no se está preparado. Tampoco es algo que se espera. Entonces, sí. Es algo que termina siendo bastante desbordante e implica muchísimo dolor y muchísimo miedo también. Tanto en Ucrania como en Gaza, pude apreciar que hay muchísima incertidumbre sobre que podría pasar en el futuro, también hay mucha desconfianza en el otro. Es el tener que reajustarse a una circunstancia que poco o nada tenían que ver con sus estilos de vida, ahora totalmente fracturados. Todo esto acompañado con una nueva actitud, la de estar muy alerta, porque no saben de dónde vendrá una nueva amenaza, de no entender cómo protegerse o cómo cuidarse. Mucho miedo alrededor de lo que pueda pasar con los niños. Esa sensación de vulnerabilidad. Esa pérdida de control de lo que es la dirección de tu vida. Es algo totalmente ajeno a ti, pero que te obliga a cambiar todo, sin ningún tipo de garantías de que al día siguiente vas a estar vivo. Eso en cuanto a los puntos comunes.
¿Qué diferenciaría la guerra en Gaza?
El hecho de que muchas personas tuvieron que desplazarse dentro de la propia franja, sin acceso a salir y ser recibidos por países vecinos. Gaza es como una jaula, lo que aumenta el nivel de angustia, de desesperación en muchos casos, porque no tienes adónde ir, no puedes escapar. Por eso se habla tanto en Gaza de que no hay un espacio seguro. Todo el mundo está expuesto. Si lo vemos en las cifras de muertes, hay una gran cantidad de niños y mujeres. Nadie se siente a salvo. Yo vi a muchas personas que sentían muchísima angustia, porque al tratar de quedarte en un sitio que dijeron que sería seguro, no lo es. Al final, cualquier cosa te puede pasar en cualquier momento. Creo que ahí radica el contraste.
Las víctimas, según informaciones del Ministerio de Salud de Gaza (controlado por Hamas), son civiles, como has dicho. ¿Cómo se atiende a un niño en medio de la guerra? ¿Cómo afecta su salud? ¿Qué síntomas presentan? ¿Qué patologías desarrollan en medio del hambre, la sed y los bombardeos permanentes?
A ver. La manera en que los niños procesan las situaciones traumáticas, siempre lo vamos a ver en la conducta. Sea la búsqueda de mayor cercanía de sus padres, de sus hermanos, o personas conocidas; sea el retroceso en sus procesos de desarrollo, pierden el control del esfínter, por ejemplo, y volvemos a ver que mojan la cama; sea que empiezan a tener pesadillas y a sentir mucho miedo en las noches; sea que se vuelven más retraídos o a mostrar comportamientos violentos. Todos esos síntomas se van manifestando, tanto en los lugares de acogida como fuera de ellos. Un tema importante es que los niños pierden familiares y con ellos las redes de apoyo. Son niños que se convierten en adultos, en un lapso muy breve. Tiene que cuidarse por sí mismos. O encargarse de cuidar a sus familiares sobrevivientes. Les cuesta procesar los cambios radicales que cambian de un día para otro. Cuando nosotros los recibimos, tratamos de trabajar con sus familiares o con los cuidadores que tengan disponibles, con la idea de que puedan encontrar un lugar seguro o la mayor seguridad posible. Ante esta situación, Médicos sin Fronteras ha pedido un alto al fuego. A mí también me lo han preguntado. ¿Qué hace falta para rehabilitar todo esto? Un alto al fuego, porque es imposible reconstruir todo cuando estás en modo de supervivencia. Eso lo viven los adultos, pero también los niños. Tenemos familias que nos llegan muy angustiados, porque los niños no pueden dormir. Se despiertan con pesadillas o están gritando o muy nerviosos, porque saben que si duermen puede pasar algo, puede ocurrir otro ataque. Se ponen súper nerviosos. Un niño, cognitivamente, no tiene la capacidad para entender lo que está pasando. Conectan con la emoción que es miedo. Están en un constante estado de alerta. Las implicaciones que esto tiene, lo hemos visto, es que esto afecta, incluso, su neurodesarrollo. Estamos hablando de un sistema fisiológicamente alterado y al final, afecta también, todo lo que va a ser su futuro. Esa es una de las preocupaciones más importante. Lo he comentado, en las entrevistas, en lo que he escrito, en donde he podido. A los niños los ves mucho en la calle, buscando la comida, buscando el agua. Me he preguntado lo mismo. ¿Qué va a pasar con estos niños cuando crezcan? Me resulta muy difícil predecir cómo va a ser esta generación. El contexto lo único que te está ofreciendo es un mundo amenazante, donde todo lo puedo perder en cualquier momento.
¿Cuáles son los efectos de permanecer tanto tiempo bajo las circunstancias de una guerra? En Sudán, por ejemplo, el conflicto interno ya dura un año.
Luego de tanto tiempo, lo que podemos ver es casi una normalización de la violencia. Es un tema de supervivencia psíquica. El ser humano intenta rehacer su vida, en la circunstancia en la que vive, entre otras cosas, porque necesita brindarse cierto tipo de rutinas y de estabilidad, incluso dentro del caos. ¿En qué termina eso? Se internaliza la violencia como un modo de vida. Vemos reacciones muy agresivas en la población y el contexto empieza a generar muchísima desconfianza. Todos esos conflictos te conectan con una gran sensación de desesperanza. En Gaza, donde el conflicto ha sido tan intenso, sin ningún respiro, es algo que se ve muchísimo. Una compañera gazatí narraba la experiencia de un ataque muy cercano a su casa. Yo creo que ella usó las palabras justas: había una especie de conflicto interno, querer sobrevivir, proteger a tu familia, pero también un cansancio extremo. Pareciera que el que muere es el que gana. Al final, los que sobrevivimos estamos repitiendo esta experiencia cada uno de nuestros días. Es un bucle que se repite una y otra vez. Al estar en estado de alerta todo el tiempo, se genera una gran desconfianza. Cualquier cosa se termina volviendo una amenaza. Es una mezcla de emociones: desamparo, vulnerabilidad, amenaza, desesperanza, miedo, terror. Entonces, quieres que todo acabe de la forma que sea. En el caso de Gaza vi esa manifestación de manera muy explícita. El deseo de morir.
Hay una frontera muy endeble que separa a las víctimas y a los victimarios. El intercambio de roles es parte de los misterios de la conducta humana. ¿Las víctimas en Ucrania, en Sudán, en Gaza, se pueden convertir en victimarios? ¿Cuál sería su apreciación?
Justamente, es la pregunta que me hice ¿Cómo va a ser esta generación? Se vincula mucho con esa sensación de desconfianza, de que el otro es una amenaza. Si esa es la lógica, yo tengo que defenderme. Se empieza a actuar por miedo. Se conjuga esa idea de que el otro es una amenaza, que en cualquier momento te ataca y puede acabar contigo. Además, como has perdido toda posibilidad de tener un futuro, tampoco es que tengas demasiado que perder. ¿Puedes imaginar esa conjugación de cosas y cómo puede afectar la forma en que respondemos a cualquier acción que yo pueda interpretar como una amenaza, como un ataque, a mí identidad, a mí cultura, a mí religión? Es una posibilidad (que la conversión de víctima en victimario) suceda si no hay un espacio para procesar el trauma no solo individualmente, sino colectivamente; si no hay un espacio de reconstrucción y eso es lo que hace que repitamos el ciclo como parte de la historia de la humanidad.
¿Quién se ocupa de la salud mental de Amparo Villasmil?
Al final eso también es una responsabilidad personal, viene con el trabajo que elegí. Sí, termino expuesta a todo tipo de contextos. Formo parte de una organización que busca ordenar espacios de ventilación emocional, de ponerte a disposición servicios que puedas utilizar, en caso de necesitarlo. Tenemos un equipo de apoyo, que lo puedes contactar tú, de forma voluntaria, pero normalmente te contactan al finalizar las misiones. Y ya luego, yo misma.
¿Se ha derrumbado emocionalmente en algún conflicto?
En cada una de las misiones contactas con mucho dolor, con mucho sufrimiento. En cada lugar varía la intensidad y las condiciones que te pueden afectar. Justamente, por esa realidad, Médicos sin Fronteras tiene un equipo que te apoya en temas de salud mental. En cada uno de esos lugares, creo que se me ha roto el corazón por las realidades que las poblaciones tienen que vivir producto de la guerra. Es muy doloroso, muy frustrante ver como la humanidad pueda llegar a tal punto de destrucción, en el sitio que sea. Sea en Ucrania, sea en Sudán, sea en Gaza. ¿Qué estamos haciendo como humanidad? ¿Cómo es que el otro no tiene ninguna importancia?
Su trabajo no es ni atractivo, ni placentero. De cada lugar, se lleva el corazón roto. De todas sus experiencias, le pregunto: ¿Qué de la humanidad hay en una guerra?
Es difícil encontrar algo bueno de la humanidad en una guerra. Pero una de las cosas que he visto y que tomo como lección, y a lo que me aferro durante estos siete años, es ver la capacidad que tenemos de cuidarnos unos a otros. Y de cómo lo gestionas en estos momentos de crisis. En los individuos, en las comunidades, van saliendo unas capacidades que no dejan de sorprender. No creo que tengan que llevarlos a esos límites para demostrar todo lo que son capaces de dar. Es increíble ver cómo se van tejiendo redes de apoyo, de solidaridad, de acompañamiento, de compartir incluso lo que no se tiene, en medio de la devastación, esas pequeñas cosas que quizás nos mantienen conectados con cosas positivas, entre tanta desolación.
¿Has sentido que la muerte puede llegar en cualquier momento?
En esta última experiencia en Gaza hemos extremado todos los temas de seguridad. Incluso en la preparación previa, en lo que son los riesgos, apoyándome en el equipo en el que he podido confiar muchísimo. Son momentos muy tensos. Afortunadamente, no me ha pasado nada físicamente. Tenemos equipos que se encargan de la seguridad y toco madera para que siga siendo así.
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*Licenciada en psicología. UCV y en la Universidad Nacional de Estudios a Distancias, UNET. España. Programa de Monitoreo y Evaluación de MHPS. Copenhague, Dinamarca. Programa de Respuesta de Emergencia. MSF. Versión Online. MS. Proyecto Tool, Level Com. Online. Manejo del Dolor Efectivo—Técnicas Psicológicas de Reducción de Dolor Persistente y Recuperación Acelerada. Online. Human Givens College. Online. Terapia de Comportamiento Cognitivo. UCV. Online. Programa de Entrenamiento Psicosocial y de Salud Mental. Médicos sin Fronteras. Online. Violencia Sexual. MSF Tembo. Violencia Sexual en Niños y Adolescentes. MSF. Tembo. Promoción de Salud y Compromiso Comunitario. MSF Tembo. Introducción de Reclutamiento en Recursos Humanos y Contrataciones Gerenciales. MSF Tembo. Experiencia Labora. 2014. Trabaja en Asociaciones que prestan atención Psicológica a Niños con Autismo y sus Familias. 2015. Forma parte del Equipo Docente de la UCV. 2016—2019. Trabajó para MSF como Personal Nacional en Caracas como Psicóloga Clínica, atendiendo a víctimas de Violencia y Violencia sexual. 2020. Trabajó en MSF como Personal Internacional. Supervisora de Actividades de Salud Mental en Hebrón, Cisjordania. 2021—2022. MSF. Personal Internacional, en la Franja de Gaza. 2023. Responsable de Actividades de Salud Mental de la Unidad de Emergencias de MSF, en Ucrania, Sudán y Gaza.
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