Cuando los habitantes de Brescia, Italia, dicen “Madonna delle Grazie” (Señora de las Gracias), se refieren a un lugar que les es muy querido, rico en historia y arte, además de cargado de fe.
El 8 de septiembre de 1290, el obispo Berardo Maggi colocó la primera piedra del Santuario de los Padres Humillados de Palazzolo, quienes colocaron allí la imagen de la Madre de Dios, ya sagrada y objeto de veneración pública porque allí abundaban las gracias.
El 22 de mayo de 1526, una primera manifestación milagrosa de la imagen de la Virgen es confirmada por numerosas personas que vieron a la Virgen abrir y cerrar sus manos y ojos, como si implorara algún favor del Divino Niño Jesús, quien respondió con los mismos gestos de suave dulzura. El obispo de Brescia, Mons. Paolo Zane estuvo de acuerdo y aprobó lo sucedido.
El 17 de marzo de 1963, la iglesia actual adquirió el estatus de “Basílica Menor Romana” por decreto del papa Juan XXIII.
¡La iglesia de Santa Maria delle Grazie es una verdadera maravilla en el centro de la ciudad! Símbolo del Renacimiento italiano, fue construida entre 1463 y 1497, sobre las cenizas de la primera capilla que tomó el nombre de la Virgen de las Gracias. Allí acuden multitudes en todo momento para rezarle:
“Oh Virgen, María de las Gracias, solo te pedimos una cosa, Madre nuestra: haznos capaces de amar, de adorar, de servir a Jesús con todo nuestro corazón y con todas nuestras fuerzas, para que todo lo que somos nosotros quede fijado allí, donde está la verdadera vida. Amén» (extracto de la oración oficial de Nuestra Señora de las Gracias de Brescia).
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