#OPINIÓN Águila si caza moscas #19May
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Expropiar es robar exclamó María Corina Machado con voz fuerte y fustigante ante el Presidente Hugo Chávez, para ese momento líder aclamado por multitudes dentro del país y figura latinoamericana referente a nivel mundial. Contrariado porque su galantería al permitirle hablar en la Asamblea Nacional cuando no había derecho de palabra para los diputados, le espetó que para igualarlo en importancia ella tenía que hacer un gran recorrido político y que no le respondía en ese momento porque Águila no caza moscas, una frase de la Roma imperial con la cual quiso disminuir el impacto de la acusación histórica que le lanzó a la cara la intrépida dama que apenas iniciaba su periplo como dirigente.
Recordar moscas junto a gobiernos autoritarios trae a la memoria la obra teatral de Jean Paul Sartre titulada Las Moscas. Orestes regresa a Argos mucho tiempo después del asesinato de su padre y encuentra al reino hundido en el caos ,en el abatimiento colectivo, en la desesperanza y en la abulia, solamente su hermana Electra hacia resistencia corajuda, porfiada y sostenida ante el régimen, negándose a aceptar el miedo, la corrupción y el autoritarismo como forma de vida.
Ella estaba convertida en símbolo solitario de dignidad y gracias a su esfuerzo el pueblo también mantenía la esperanza de ahuyentar las sombras y las moscas que se habían posado sobre la voluntad de la gente como si se tratara de guardar luto permanente por la muerte del rey Agamenón.
La simbología contenida en esta obra de Sartre tuvo su referencia inmediata para la Francia ocupada y en resistencia, era el convertir una etapa de tristeza y mengua en una plataforma espiritual donde la idiosincrasia nacional elevará sus metas existenciales a instancias de un desapego personal para confundirse en una realidad colectiva que triunfará sobre la ignominia. Para nuestro caso la simbología de la resistencia frente a un país ocupado por el luto que produce la muerte de la democracia está perfectamente encarnada en María Corina Machado, quien durante las dos últimas décadas ha mantenido una lucha valiente y a veces solitaria contra la resignación ante la tiranía. Ella en todo momento le ha dicho no al socialismo del siglo XXI, le ha roto las costuras a las argumentaciones conformistas, dejando en claro que el único camino para reconstruir al país social, económica e institucionalmente es mediante la aplicación de esquemas liberales, con protección a la propiedad privada, el respeto a la economía de mercado y el funcionamiento adecuado del Estado de Derecho.
María Corina es la princesa Electra, indómita, tenaz, apasionada y fustigante que se atrincheró en principios morales para impedir la instalación definitiva del sistema comunista en Venezuela. Ella es un Águila de alto vuelo que ha devuelto la fe, la esperanza y el entusiasmo a un pueblo que estaba sumergido en las aguas del conformismo. Es un Águila que ahuyenta las sombras y con sus alas aniquila las moscas del pesimismo y la amargura.
Definitivamente aquella jovencita que retó hace 20 años al Macuto de Guayasamin es hoy una dama de hierro que galvaniza el sentimiento democrático venezolano y lo ha puesto a galopar indetenible hacia una gran victoria electoral.
Dios te bendiga y te proteja María Corina.
Jorge Euclides Ramírez
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