ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JUAN RAMÓN JIMENEZ (PUERTO RICO, 29 DE MAYO DE 1958)
Rendimos homenaje de admiración al extraordinario poeta Juan Ramón Jiménez, fallecido en Puerto Rico el 29 de mayo de 1958 y, en la actualidad, enterrado en el cementerio de Moguer (Huelva). Basten estos emotivos versos, que glosamos brevemente, en un poema de perfecta “concepción arquitectónica”, y cuyo valor exprresivo reside em su “estructura circular”: El viaje definitivo Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando. Y se quedará mi huerto con su verde árbol, y con su pozo blanco. Todas las tardes el cielo será azul y plácido, y tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario. Se morirán aquellos que me amaron y el pueblo se hará nuevo cada año; y lejos del bullicio distinto, sordo, raro del domingo cerrado, del coche de las cinco, de las siestas del baño, en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado, mi espíritu de hoy errará, nostáljico... Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido... Y se quedarán los pájaros cantando. El poema pertenece al libro inédito Poemas agrestes (1910-1911). Lo tomamos de Nueva antolojía, editada por Aurora de Albornoz Peña (Barcelona, Edicions 62 -Grup 62-, 1992. Colección Nexos, núm. 15). Y aquí reproducimos enlaces que nos acencan más a este poema, a través de montajes audiovisuales. Paco Valladares. Versión 1. https://www.youtube.com/watch?v=8Mwh2fPlYko Paco Valladares. Versión 2. https://www.youtube.com/watch?v=qCfMQgj2Ceo Recita: Miki. https://www.youtube.com/watch?v=6uqUxzzpbJM Versión flamenca interpretada por Roberto Martín, Pepe Piñana y Pepe Martínez. https://www.youtube.com/watch?v=oBnaQRYQ8Vk Intérprete: Eduardo Gatti. https://www.youtube.com/watch?v=sSdbCdNy96w Sugerencias para el comentario. Es común a Juan Ramón Jiménez y a los poetas del 27 la perfecta estructuración orgánica de los contenidos poemáticos, la rigurosa trabazón interna de su entramado conceptual, la perfecta solidaridad entre sus diferentes partes que garantiza una sólida coherencia textual. “El viaje definitivo” -perteneciente a su primera etapa, adscrita al Modernismo- es un claro ejemplo de esa “concepción arquitectónica” que Juan Ramón Jiménez tiene del poema. El poeta evoca con profunda melancolía el paso del tiempo tras su propia muerte, una vez perdido el contacto con las cosas -entre ellas el paisaje- y las personas con las que ha convivido; y acepta con serenidad la situación de soledad en que se encontrará su espíritu, mientras la vida continúa su fluir con absoluta indiferencia. Posee el poema una estructura circular: empieza y finaliza con los mismos versos, aunque organizados de diferente manera en las estrofas inicial ( “Y yo me iré, Y se quedarán los pájaros / cantando.”) y final (“Y yo me iré, [...] / Y se quedarán los pájaros cantando.”). Y puede dividirse en tres partes perfectamente estructuradas: el transcurrir de la vida en su propio entorno, una vez que el poeta ya no forme parte de él (versos 1-7); la muerte de aquellos que le amaron y la renovación de la vida, en tanto que su espíritu vagará nostálgico, sin rumbo fijo, por su huerto (versos 8-14); y -a modo de síntesis- la pérdida de todo lo terrenal que la muerte lleva aparejada, mientras que la vida prosigue impasible y el yo del poeta queda sumido en la más dolorosa soledad. Comparado este poema con el que comienza con los versos “Yo me moriré, y la noche / triste, serena y callada, [...]”, incluido en Arias tristes (1903) [Madrid, Taurus ediciones, 1981. Tomo 2. Edición del centenario, dirigida por Ricardo Gullón, y con prólogo de Aurora de Albornoz; pág. 112], y emparentado con la Rima LXI de Bécquer (“Al ver mis horas de fiebre / e insomnio lentas pasar,...”), se observa -en este otro- el empleo de un lenguaje sobrio, de una leve musicalidad y de una sencilla versificación, todo ello alejado de la ornamentación y sonoridad más estridentes, propias del Modernismo. Este es el aludido poema, imbuido de un tono nostálgico y sentimental, neorromántico en definitiva: Yo me moriré, y la noche triste, serena y callada, dormirá el mundo a los rayos de su luna solitaria. Mi cuerpo estará amarillo, y por la abierta ventana entrará una brisa fresca preguntando por mi alma. No sé si habrá quien solloce cerca de mi negra caja, o quien me dé un largo beso entre caricias y lágrimas. Pero habrá estrellas y flores y suspiros y fragancias, y amor en las avenidas a la sombra de las ramas. Y sonará ese piano como en esta noche plácida, y no tendrá quien lo escuche sollozando en la ventana. https://www.youtube.com/watch?v=I_3oEH7L6sg Fernando Carratalá Seminario de Lengua Castellana y Literatura del CDL
No hay comentarios:
Publicar un comentario