Primera aparición: Es el 18 de julio de 1830, 11:30 de la noche. Sor Catalina Labouré (24 años) se despierta porque oye pronunciar su nombre tres veces. Entreabre las cortinas de su alcoba y ve a su ángel de la guarda en forma de niño de cinco años que le dice: “Sígueme hasta la capilla donde te espera la Santísima Virgen”.
Catalina se viste apresuradamente y lo sigue hasta la capilla. Esta última está iluminada como en la Misa de medianoche, pero no ve a la Santísima Virgen. Se arrodilla y comienza a orar. Al cabo de media hora, su ángel de la guarda le dice: “Ahí está la Santísima Virgen”.
La Santísima Virgen le habla de los tiempos difíciles que se avecinan. El mundo entero quedará sumido en la confusión y sucederán cosas graves. La cruz será tratada con desprecio y pisoteada. Con gran tristeza, le revela que la herida del costado de Nuestro Señor se volverá a abrir. Brindando aliento, añade:
«Venid al pie de este altar. Aquí las gracias
se extenderán sobre todas las personas
que las pidan con confianza y fervor».
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