Congreso Eucarístico en Estados Unidos, por María García de Fleury
María García de Fleury
Noticias de primera plana han sido los cinco días de Congreso Eucarístico llevados a cabo en la ciudad de Atlanta, en Estados Unidos, que reunió a miles de miles de personas en torno a la presencia real de Jesucristo en la hostia consagrada.
La conferencia de obispos católicos de los Estados Unidos, conscientes de que nuestro mundo lleno de confusiones está sufriendo, que todos necesitamos reparación, que muchos se han separado de la fuente misma de nuestra fortaleza que es Jesucristo, ha invitado a que regresemos a la fuente y cumbre de nuestra fe en la celebración de la Eucaristía, programando un renacimiento eucarístico nacional con el fin de restaurar la comprensión, la devoción y la adoración al gran misterio de nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía.
La práctica católica de contemplar la hostia consagrada viene desde el tiempo de Jesús en la tierra, la adoración lleva a la imitación y a la participación en su obra.
Todo fluye de la práctica de simplemente sentarse, observar y mirar a Jesús, para los católicos no hay manera más perfecta de llenar el vacío de nuestra alma que recibir la Sagrada Comunión y pasar tiempo en la adoración eucarística.
Todo esto tiene sentido si realmente creemos que estamos recibiendo y adorando el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesucristo. Las peregrinaciones tienen un largo legado dentro de la iglesia.
Caminar físicamente de costa a costa en Estados Unidos con nuestro Señor Eucarístico es la primera vez que se realiza en tal escala. Un grupo pequeño y dedicado de adultos jóvenes salieron desde mayo de 2024 e iniciaron el viaje completo a pie hasta Indianápolis, guiados por un sacerdote y seguidos por una camioneta de apoyo con el Santísimo Sacramento como centro de toda la peregrinación.
Salieron caminando desde cuatro puntos geográficos distintos, cubrieron 10.460 kilómetros durante 60 días de peregrinación. A medida que llegaban a otro estado, los esperaba el obispo del lugar y a él se le entregaba el Santísimo para que continuara caminando.
Al llegar todos a Indianápolis, convergieron en la sede en un poderoso símbolo de unidad en el Estadio Lucas Hoyol de Indiana, más de 55.000 personas inscritas abarrotaban el estadio. El Congreso se inauguró con una gran procesión con las cuatro ramas de la peregrinación eucarística entrando en el estadio con Jesús sacramentado en todo lo alto.
Portado por el obispo Cossens en una enorme custodia creada específicamente para el Congreso, la Eucaristía ocupó el centro del escenario y el Estado enmudeció mientras se adoraba al Rey de Reyes en su trono.
Todos, en oración y adoración, como una sola iglesia, pidieron durante los cinco días al Espíritu Santo que se moviera en y a través de cada uno. Siete de los más destacados predicadores norteamericanos, junto a una docena más de personas muy bien preparadas, fueron los que dirigieron las charlas, meditaciones, canciones, hubo testimonios personales, momentos de recreación.
Sobre todo quedó bien claro que a través de la Eucaristía Jesucristo desea sanar, renovar y unificar a la Iglesia y al mundo.
Este evento buscó fortalecer el amor a la Eucaristía porque en ella está Dios y con Dios siempre ganamos.
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