María Magdalena, por María García de Fleury
María García de Fleury
De nuestro personaje de hoy hablan los cuatro evangelistas. Se llama María, pero en su época será conocida también por su procedencia, la de la aldea de Magdala, junto al lago de Galilea.
María Magdalena demostró coraje y valentía siguiendo a Jesucristo antes, durante y después de la crucifixión. Mientras los doce discípulos y otros seguidores de Jesús se escondían por temor a ser asesinados por los judíos, ella estaba allí sin importarle lo que los soldados pudieran hacerle en la tumba.
María Magdalena fue la primera persona que tuvo el privilegio de verlo después de la resurrección y la que le dio la buena noticia a los apóstoles.
Es interesante estar consciente de que Jesús encargó a una mujer como la primera persona para que compartiera la buena noticia de su resurrección en una época en que las mujeres eran a menudo incomprendidas e ignoradas.
Por eso la llaman la apóstola entre los apóstoles, porque fue la primera en anunciar la resurrección a los demás apóstoles de Jesús. Y la llaman evangelista como portadora de la buena nueva. Anterior a todo esto, María Magdalena había sido una mujer poseída por siete espíritus malignos, hasta que Jesús la liberó de esa terrible condición.
Cuando uno está poseído, automáticamente es instrumento del diablo. Cualquiera que sea la instrucción del diablo, el que está en tal esclavitud es incapaz de resistir porque es propiedad del diablo.
Esa persona se convierte en un mentiroso crónico, un ladrón, un asesino, un destructor, haciendo tantas cosas dañinas y perjudiciales, tanto para uno mismo como para los que lo rodean.
Cuando ella se le acercó a Jesús y Él la liberó, la rescató y la convirtió, María Magdalena lloró mucho por sus pecados anteriores, al punto de que hoy en día decimos, llora como una Magdalena.
Pero ella, en agradecimiento, fue de ahí en adelante un instrumento muy importante para el bien. En las manos del Señor se convirtió en una mujer a quien nosotros podemos imitar.
María Magdalena ayudaba a Jesús con sus bienes, al igual que lo hacían Susana y Juana. actual está dominado por el materialismo. Con el ejemplo de María Magdalena podemos inspirarnos en ella para disciplinarnos y ser partidarios del Evangelio, a pesar de las ambiciones egoístas que existen a nuestro alrededor.
¿Cuánto inviertes en el Reino de Dios? Tú puedes hacer sacrificios para hacer avanzar el mensaje. Como María Magdalena, puedes ir a Jesús con tu carga de pecado para experimentar el perdón.
Los problemas de la soledad, la pobreza, la enfermedad, la injusticia, el desempleo, un matrimonio problemático, un hijo rebelde, las adicciones y otros vicios pueden enunciarse en el Calvario.
Jesús puede hacerlo por ti como lo hizo por María Magdalena. No permitas que ninguna condición en la que te encuentres te pese con Jesús a tu lado.
Cuando tienes a Jesús podrás levantarte con más fuerza, aun cuando parezca que la esperanza se ha ido, porque mejor es el final del asunto que el principio.
Si has sido salvado, muestra tu gratitud siendo un propagador fiel del Evangelio. Puedes dar, orar, contarle a otros sobre el amor de Dios y su misericordia para quien le pide perdón de corazón.
Porque Él es Dios y con Dios siempre ganamos.
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