La voz de María Corina
La reciente entrevista de María Corina Machado con el diario madrileño El País resume de manera muy nítida el momento político nacional y la persistencia de la lucha de los demócratas venezolanos para que sea reconocido el resultado electoral de las presidenciales del 28 de julio y se abra paso a una transición negociada.
Machado, amplísima triunfadora de la primaria del 22 de octubre del año pasado que permitió renovar el liderazgo opositor y elaborar un mensaje que caló profundamente en todo el país, y sostén fundamental de la candidatura de Edmundo González Urrutia junto a la unidad de los partidos de la oposición democrática, rechaza la idea de que Venezuela es un país polarizado.
El abrumador triunfo del 28J es también expresión, explica, de que una buena parte de las bases chavistas votaron contra Maduro, al igual que las bases de las fuerzas militares compuestas en su mayoría por venezolanos de extracción humilde, cuyas familias padecen los rigores extremos de una situación económica y social calamitosa e inaudita.
“Maduro no tiene legitimidad producto de su escalada represiva, que es lo único que le queda (…) no está evaluando correctamente sus opciones, está atrincherado alrededor de una cúpula militar que es capaz de hacer mucho daño”.
La líder opositora venezolana está dispuesta a negociar con el régimen de Maduro sobre la base de cuatro condiciones:
primero, la negociación debe partir del respeto a la soberanía popular del 28J. Nuestras actas, que son documentos oficiales del CNE, están a la orden de quien quiera analizarlos y para eso está abierta nuestra base de datos.
- segundo, es una negociación para la transición, no para compartir el poder u otras ideas que han surgido.
- tercero, es una negociación en la que estamos dispuestos a dar garantías, salvoconductos e incentivos.
- cuarto, es una negociación en la que el país que eligió a sus líderes y representantes se sienta bien representado.
Machado reconoce y agradece el papel que desempeñan los gobiernos de México, Brasil y Colombia, todos de izquierda y con capacidad para mantener un diálogo con el mandatario de Venezuela. “Estos tres países entienden el peligro enorme que representa para América Latina que Maduro pretenda aferrarse al poder por la fuerza. Eso produciría una ola migratoria de 3 o 4 millones de personas a corto plazo.”
La líder opositora venezolana destaca que la lucha planteada en Venezuela no es entre derechas e izquierdas sino entre totalitarismo y libertad y urge a la comunidad internacional a una posición más firme en torno a la escalada represiva del gobierno de Maduro, “que alardea diariamente de que tiene más de 2.000 detenidos, se están llevando a los testigos electorales de sus casas, está buscando a quienes fueron voluntarios el día de la elección.”
Dos semanas después de la elección, a pesar de la campaña de terror desatada desde el poder, los demócratas venezolanos persisten en reclamar la victoria electoral. No es ni la hora del desaliento, ni de bajar los brazos. La serenidad y la firmeza que permitieron organizar una fuerza ciudadana y popular mayoritaria y eficiente es la llave para llegar hasta el final.
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