Luis Zambrano Sequín: “Es imposible que la política de estabilización económica que se estaba llevando se pueda sostener”
PRODAVINCI, 16/08/2024
Los economistas Luis Zambrano Sequín y Francisco Monaldi expusieron este jueves 15 de agosto los cambios en los escenarios económicos para el segundo semestre luego de la elección del pasado 28 de julio. En el foro Economía venezolana, ¿hacia dónde vamos?, moderado por el economista José Guerra y organizado por el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), los economistas abordaron temas como inflación, tipo de cambio, petróleo y sanciones, en un contexto de incertidumbre postelectoral en el cual buena parte de la comunidad internacional ha exigido transparencia y resultados verificables.
Zambrano Sequín dijo que la economía venezolana tendrá un “choque adverso” en el segundo semestre del año “que desprotegerá al ciudadano”.
“No sabemos cómo va a terminar el proceso”, dijo Zambrano. “En el primer semestre del año algunos analistas esperaban una reversión del crédito interno, pero eso no ocurrió. El gasto público siguió constante, la apreciación cambiaria se mantuvo constante, no se aumentaron los salarios ni las pensiones, acciones que no eran compatibles con lo que se suponía que era un gobierno que tenía en su expectativas perder las elecciones”.
Sostuvo que el gobierno impuso desde el año 2020 una política “contractiva”, que se anclaba al control fiscal, de crédito y de gasto público y se “centraba en el tipo de cambio como principal ancla nominal, pese a que ahora sea inflacionario, pero no hiperinflacionario”.
“La economía se dolarizó y, paralelamente, se informalizó profundamente. (…) Esto afectó mucho el cómo se puede hacer política económica en Venezuela hoy”, agregó.
Antes de las elecciones, se proyectaba un crecimiento de hasta 4,5% del PIB. Ahora, una encuesta realizada por el OVF, proyecta que el crecimiento neto sería entre 2 y 3% para finales del 2024. También se espera que la tasa de cambio cierre este año en 50 bolívares por cada dólar estadounidense.
“El cambio [positivo] del primer semestre no fue notable por la incertidumbre preelectoral”, dijo Zambrano.
Los expertos advierten que la incertidumbre sociopolítica representa un factor negativo para evaluar el verdadero impacto de las elecciones en la economía nacional.
Agregó que a dos semanas después de las elecciones no se avizora un avance a mayores libertades democráticas, lo cual podría causar el restablecimiento o implementación de nuevas sanciones económicas “y un mayor aislamiento internacional” para Venezuela. Esto reducirá la expectativa de apoyo financiero multilateral.
“Es imposible que la política de estabilización que se estaba llevando se pueda sostener, porque ya no se puede acceder a financiamiento externo, no solo constante, sino creciente”, dijo.
“No hay espacios para hacer ajustes en el área fiscal, ya no se puede incrementar más la presión tributaria interna sobre la parte de la economía que queda, ya es muy difícil avanzar en la reducción del gasto público… Es muy poco lo que se puede hacer gracias a la dolarización e informalidad de la economía. En el tipo de cambio nominal se está tratando de mantener hasta donde se pueda. No hay nada que se pueda hacer en materia de política distributiva”, dijo.
Afirmó que vendrá una devaluación “significativa” y mayor inflación para el segundo semestre del 2024, aunque es difícil estimar su magnitud: “Depende de la profundidad del deterioro de las expectativas internacionales y la capacidad del Banco Central de Venezuela para tratar de seguir contrayendo o profundizar la ‘represión financiera’, el control del crédito y la expansión de la base monetaria”.
Aislamiento en el mercado petrolero
Francisco Monaldi, experto en política y economía energética y profesor de la universidad de Rice, dijo que en el mejor escenario postelectoral la producción de la industria petrolera venezolana Petróleos de Venezuela (Pdvsa) no supera los 950 mil barriles diarios.
“Para el año 2024 Petróleos de Venezuela solo produce alrededor de 400 mil barriles diarios, un colapso brutal”, dijo, agregando que la industria venezolana “iba en franco declive desde antes de las sanciones”.
Informó que solo cuatro de 120 taladros petroleros están operativos en el país, todos administrados por la compañía Chevron, que tiene una licencia de Estados Unidos para operar en Venezuela pese a las sanciones. “El crecimiento [de producción de Pdvsa] en los últimos meses se debe a una apertura de la capacidad cerrada, y el 80% viene de Chevron”.
Las proyecciones presentadas por Monaldi estiman una estabilización del precio del crudo a nivel mundial: el índice venezolano Merey 16 tuvo una contracción entre junio y julio y cerró con un promedio de 69 dólares. También planteó que vendría un “mayor aislamiento internacional” debido a las restricciones democráticas internas que reflejan un “escenario de alto riesgo de inversión a largo plazo”.
Monaldi prevé que Estados Unidos podría seguir dos escenarios: mantener su relación comercial pragmática con Venezuela o ser más agresiva con las sanciones. Pero en ninguno de los escenarios se superaría un techo de producción que represente una mejora macroeconómica para la nación.
“Venezuela, a diferencia de Irán, no tiene la capacidad de incrementar su producción de manera significativa. Por lo tanto el tema geopolítico no es tan determinante en este momento”, dijo.
Frente a las posibilidades del Estado venezolano de incrementar su cercanía con el BRICS, Monaldi consideró que ni China ni Rusia financiarían en el país a corto plazo.
“China había dejado de darle créditos a Venezuela y había dejado de invertir en el mercado petrolero venezolano antes de las sanciones [en 2017] por una mala experiencia con los gobiernos de Chávez y Maduro”, explicó. “Si bien ellos van a seguir siendo un aliado geopolítico de la administración de Nicolás Maduro, no van a invertir mientras no haya una flexibilización de las sanciones y una normalización de las relaciones con occidente de manera de que ellos sientan que no hay riesgo de imposición de sanciones”.
“El caso de Rusia es peor, porque ellos siempre han sido un mal socio. Son un competidor directo, tanto en mercado formal como en el mercado negro, y porque ellos tienen necesidades muy grandes de inversión dentro de su propio país para evitar la declinación de su producción”, agregó.
Sin la flexibilización de las sanciones y “un nuevo panorama político que permita hacer inversiones significativas a largo plazo”, hay una baja probabilidad de que países como India y Brasil interactúen con Venezuela, aunque los acuerdos petroleros con estos países son dirigidos por empresas privadas.
“Mientras eso no ocurra, va a ocurrir el caso de Chevron: casos muy específicos [de licencias] que no generan ni un dólar nuevo [para Venezuela]”, dijo.
“El riesgo Venezuela sigue siendo muy alto, sobre todo por el default. son un conjunto de cosas que se deben cambiar para que pensemos en una recuperación importante”, afirmó Monaldi.
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