La advocación de la Virgen del Valle, la más antigua de Venezuela
María García de Fleury
Los primeros conquistadores españoles que llegaron a lo que es hoy Venezuela entraron por la isla de Coahua, fundaron la primera ciudad llamada Nueva Cádiz, una ciudad que creció mucho en muy poco tiempo gracias al mercado de las perlas.
Los españoles construyeron una iglesia y querían tener una imagen de la Madre de Dios. Por eso, encargaron a España una imagen de la Virgen en su advocación de la Inmaculada Concepción. La imagen llegó en 1530 y pusieron la ciudad bajo su protección.
Unos años después, el 25 de diciembre de 1541, un maremoto arrasó con Nueva Cádiz. Los nativos corrieron a la iglesia a sacar a la Virgen para salvarla y decidieron ponerla a salvo de nuevos cataclismos, llevándola a la isla más grande, que es la que llamamos Margarita.
Allí la llevaron a una hacienda en el valle de la isla, donde construyeron una pequeña ermita en 1542. Con el paso del tiempo la llamaban la Virgen Inmaculada que está en el Valle del Espíritu Santo, y así terminó llamándose la Virgen del Valle. En el año 1608, la isla de Margarita experimentó una gran sequía.
Ante la tragedia que tenían encima, los margariteños decidieron sacar a la Virgen y llevarla en procesión hasta la capital, llamada Asunción. De acuerdo a la historia, en el momento en que la procesión llegó a la ciudad, el cielo se cubrió de nubes negras y comenzó a caer una fuerte lluvia sobre toda la isla.
¡Un gran milagro! A la Virgen del Valle la llaman la Virgen Marinera, la Virgen Patriota. En ese caso de la Virgen Patriota es porque, entre otras cosas, el general Juan Bautista Arizmendi, el más reconocido héroe margariteño de las luchas independentistas, siempre contaba que se había salvado de una bala que iba directo a su corazón porque chocó con una medalla de la Virgen que él llevaba en su pecho y no le pasó nada.
La imagen de la Virgen del Valle se encuentra en la basílica menor de Nuestra Señora del Valle del Espíritu Santo, en un altar preparado especialmente para ella. El primero de septiembre, para comenzar a celebrar sus festividades, solemnemente la bajan de su altar en una ceremonia llena de fervor para que los devotos puedan acercarse y venerarla más de cerca y así reforzar la fe y la esperanza, sobre todo en tiempos difíciles.
La bajada de la Virgen es un testimonio del poder de la fe, es una tradición que marca la identidad de un pueblo oriental venezolano.
El 15 de agosto de 1910, el Papa Pio X concedió la coronación canónica para Nuestra Señora del Valle según el decreto de la Sagrada Congregación Romana. Pero fue el año siguiente, en 1911, el 8 de septiembre, día en que se celebra el nacimiento de la Virgen, que el obispo Antonio María Durán, de la diócesis de Santo Tomás de Huallana y por extensión de la diócesis del Oriente y del Sur de Venezuela, que realizó la coronación de la Virgen.
Por eso, ese día se toma para celebrar su fiesta. Ese día la imagen sale en procesión por las calles y luego permanece en un trono dentro de la basílica al alcance de los fieles durante los siguientes tres meses. La devoción a la Virgen del Valle trasciende generaciones.
Es la advocación de la Madre de Dios más antigua que existe en Venezuela. La Virgen del Valle, como símbolo de esperanza y protección, ha sido y sigue siendo una figura central en la vida de millones de venezolanos que saben que con Dios siempre ganamos.
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