PALABRA DE DIOS | Evangelio de este lunes 30 de septiembre
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Lectura del Día
Lectura del libro de Job
Job 1, 6-22
Un día fueron los ángeles a presentarse ante el Señor y entre ellos llegó también Satanás. El Señor le preguntó: «¿De dónde vienes?» El respondió: «De dar una vuelta por la tierra».
El Señor le dijo: «¿Te fijaste en mi siervo Job? No hay nadie como él en la tierra; es un hombre íntegro y recto, que teme a Dios y se aparta del mal».
Satanás le respondió: «¿Y crees tú que su temor a Dios es desinteresado? ¿Acaso no has construido tú mismo una cerca protectora alrededor de él, de su familia y de todos sus bienes? Has bendecido el trabajo de sus manos y sus rebaños se han multiplicado por todo el país. Pero hazle sentir un poco el peso de tu mano, daña sus posesiones y verás cómo te maldice en tu propia cara». El Señor le dijo: «Haz lo que quieras con sus cosas, pero a él no lo toques». Y Satanás se retiró de la presencia del Señor.
Un día en que los hijos e hijas de Job estaban comiendo en casa del hermano mayor, llegó un mensajero a la casa de Job y le dijo: «Tus bueyes estaban arando y tus burras pastando en el mismo lugar, cuando cayeron sobre ellos unos bandidos, apuñalaron a los criados y se llevaron el ganado. Sólo yo pude escapar para contártelo».
No había acabado de hablar, cuando llegó otro criado y le dijo: «Cayó un rayo y quemó y consumió tus ovejas y a tus pastores. Sólo yo pude escapar para contártelo».
No había acabado de hablar, cuando llegó otro y le dijo: «Una banda de sabeos, divididos en tres grupos, se lanzaron sobre los camellos y se los llevaron y apuñalaron a los criados. Sólo yo pude escapar para contártelo».
No había acabado de hablar, cuando llegó otro y le dijo: «Estaban tus hijos e hijas comiendo en casa de su hermano mayor, cuando un fuerte viento vino del desierto y embistió por los cuatro costados la casa, que se derrumbó y los mató. Sólo yo pude escapar para contártelo».
Entonces Job se levantó y rasgó sus vestiduras. Luego se rapó la cabeza, se postró por tierra en oración y dijo:
«Desnudo salí del vientre de mi madre
y desnudo volveré allá.
El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó;
esa fue su voluntad:
¡Bendito sea el nombre del Señor!»
A pesar de todo lo que le sucedió, Job no pecó ni profirió ninguna insolencia contra Dios.
Evangelio del Día
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Lc 9, 46-50
Un día, surgió entre los discípulos una discusión sobre quién era el más grande de ellos. Dándose cuenta Jesús de lo que estaban discutiendo, tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me ha enviado. En realidad el más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande».
Entonces, Juan le dijo: «Maestro, vimos a uno que estaba expulsando a los demonios en tu nombre; pero se lo prohibimos, porque no anda con nosotros». Pero Jesús respondió: «No se lo prohíban, pues el que no está contra ustedes, está en favor de ustedes».
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