Xi Jinping expande laboratorios y farmacéuticas para dominar África
Más empresas chinas están estableciendo plantas de fabricación de medicamentos en dicho continente bajo el plan apodado como la 'Ruta de la Seda de la salud'. Aunque el régimen comunista niega las hipótesis de expandir su poder blando, hay precedentes que legitiman las alertas
Desde hace varios años hay alertas sobre la presencia del tentáculo chino en las economías, sistemas políticos o de salud de naciones en vías de desarrollo a través de la ya conocida Ruta de la Seda. Si hablamos de África —con países sumergidos en crisis humanitarias— para el año 2020 las preocupaciones se enfocaban en la fabricación en ese continente de la vacuna china contra el coronavirus Sinovac. Ahora, en pleno 2024, están sobre fábricas de medicamentos que se construyen en ese territorio.
La novedad es que más empresas chinas están estableciendo “plantas de fabricación en África en su búsqueda de mercados para productos farmacéuticos y médicos en el marco de la ‘Ruta de la Seda de la salud’”, cita un informe de South China Morning Post, que además menciona a Shanghai Fosun Pharmaceutical por la primera fase su planta de fabricación de medicamentos antipalúdicos y antibióticos cerca de Abiyán, la ciudad más grande de Costa de Marfil.
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En Pekín hablan de una especie de ayuda comercial desinteresada dada la falta de laboratorios y por ende, de medicinas, en África. Pero hace cuatro años, desde Washington sugerían la posibilidad de que Pekín estuviera practicando el espionaje genético usando una inversión de 80 millones de dólares para los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África, ubicado en Etiopía. “África tiene enormes cantidades de datos genómicos y los chinos quieren construir el CDC para, en última instancia, robar los datos de todos los demás centros”, dijo un funcionario de la entonces Administración Trump.
Oscuro precedente de China en África
La nueva planta de fabricación producirá 5000 millones de tabletas al año una vez que se completen las tres fases de construcción. Si bien también creará 1000 puestos de trabajo, los años han comprobado que detrás de estas inversiones, el régimen chino busca ejercer su poder blando sobre los países receptores de sus dádivas.
China posiblemente provecha que 96 % de las muertes globales por malaria ocurren en África subsahariana, según cifras de la OMS, para cubrir la necesidad de vacunas, aunque desde el Partido Comunista Chino niegan la hipótesis. No obstante, para 2018 hubo polémicas cuando funcionarios de la Unión Africana (UA) acusaron al gigante asiático de instalar micrófonos ocultos, piratear los sistemas informáticos de su sede durante cinco años y descargar datos confidenciales.
Pekín financió ese edificio, ubicado en Adís Abeba (capital de Etiopía), valorado en 200 millones de dólares, mientras que una empresa estatal china lo construyó. Dos años después, se hizo público que China planeaba construir ocho laboratorios en el continente “a pesar de un historial de seguridad sanitaria supuestamente ´´imprudente´”, según una fuente que declaró a Financial Times.
El verdadero objetivo de Xi Jinping
De manera que las inversiones chinas en farmacéuticas y nuevos laboratorios cobran otro sentido más allá de ayudar en emergencias, como ocurre en Nigeria, donde hay alrededor de dos millones de personas con VIH. Según expertos que declararon en el pasado a Voz de América, desde Pekín el interés también pasaría por “fortalecer su posición ante organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.
Como resultado, son varios flancos que el régimen de Xi Jinping quiere cubrir para garantizar su influencia sobre África. Meterse en laboratorios tampoco es la única táctica, económicamente se ha expandido en ese continente al apoyar la necesidades de distintos gobiernos. Justamente en Etiopía, el régimen chino construyó la Gran Presa del Renacimiento en Guba, la más potente del continente.
Aunque algunos especialistas hablen positivamente de las colaboraciones médicas de China, las dádivas a África, un continente lleno de recursos como oro, coltán o cobre; así como su posición estratégica para monitorear la actividad yihadista regional, hace que pesen sospechas sobre el verdadero objetivo de Xi Jinping.
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