A lo largo de los Juegos Olímpicos se pusieron a prueba la fuerza y la resistencia. El entrenamiento riguroso y la dedicación de más de 10,000 atletas pudieron permitirles ganar una medalla de oro. También permitió a muchos atletas vivir su fe comprometiéndose a estar en buena forma física.
Las exigencias físicas del deporte y los rigores de la vida espiritual tienen mucho en común. Con demasiada frecuencia se deja de lado la necesidad de hacer ejercicio y la necesidad de orar. Al reconocer la similitud entre el progreso físico y el progreso espiritual, el papa san Juan Pablo II instó a cada cristiano a “convertirse en un fuerte atleta de Cristo”. Para ello, el santo Papa declaró que los cristianos deben “perseverar en la oración, entrenarse en la virtud y seguir en todo al divino Maestro”.
El Rosario, una de las devociones católicas más queridas, es una práctica de oración que puede parecer tan exigente como levantarse del sofá e ir al gimnasio. Al igual que el ejercicio físico, la práctica espiritual del Rosario fortalece los “músculos del alma”.
Esta oración centenaria, una de las favoritas del papa san Juan Pablo II, ¡exige que nos dediquemos todos los días a la meditación de los misterios de Cristo! San Josemaría Escrivá era consciente de este desafío. Dijo: “Siempre dejamos el Rosario para más tarde y terminamos por no rezarlo porque tenemos sueño”. También reconoció que el Rosario era un "arma poderosa" y que si se utilizara "los resultados serían sorprendentes".
Orar mientras se trota o se camina es combinar lo físico y lo espiritual en una sola actividad. Soulcore, un apostolado católico del fitness, incorpora el Rosario al movimiento. A través de su aplicación, un sitio web y cursos, pretende fortalecer el cuerpo y el espíritu.
Al desarrollar la fuerza de voluntad, la perseverancia y la fortaleza, los practicantes del Rosario Olímpico pueden defender lo que san Francisco de Sales llamó “el mayor método de oración”. Al hacerlo, profundizarán en su relación con Nuestra Señora y defenderán su fe contra los ataques de un mundo secular.
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