Ya es una maravilla para los santos recibir una gracia que santifique su alma; pero la gracia que recibió la Virgen fue tan abundante, que llegó hasta su carne, de modo que en esta carne María concibió al Hijo de Dios...
La gracia de María fue tan abundante que afectó a toda la humanidad. Que un santo posea gracia suficiente para la salvación de muchos, ¿no es gran cosa? Pero tener la gracia suficiente para lograr la salvación de todos los hombres es la más asombrosa de las maravillas. Este es el caso de Cristo y también de la Santísima Virgen porque ante cualquier peligro se puede obtener la salvación a través de la Virgen gloriosa.
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