Desde Medjuorje…
Cuando volvemos de Medjugorje*, todos volvemos “locos”, cantamos en voz alta canciones a la Virgen y decimos en voz alta lo que vivimos. ¡No más vergüenza por este tema tabú que es la religión!
Y, para mi gran asombro, la gente ya se había enterado por otros locos y se interesaba por esta locura. Durante una semana irradiamos nuestra alegría interior en el lugar de trabajo.
¿Y después?
Después parece que se apodera de nosotros una intimidad, una complicidad, una confianza innata en Dios. ¿Cuándo desaparecerá todo esto? No creo que pronto. Al menos no será culpa mía. Y tampoco suya...
Gracias, María, por guiar mis pasos hacia Medj. Por casualidad llegué allí y no me arrepiento...
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