Adulando a Chávez. Chávez era un presidente con muchos complejos y valoraba enormemente a las personas que se sometían a su voluntad, a su personalidad, y lo trataban como a un dios. Castro lo comprendió muy pronto y lo hizo con tal eficiencia que Venezuela tiene 20 años ayudando económicamente a Cuba.
Cuando Cávez vio cerca su hora de morir, arregló todo para que Maduro, un torpe adulador que seguiría a muerte las instrucciones de su mentor, continuara con esta labor que Castro había encomendado a Chávez: seguir la tarea de subsidiar el fracaso cubano. Castro cumplía con su parte del trato, usar toda su experiencia y experticia en el arte de mantenerse en el poder aun en contra de toda la población y a pesar de haber destruido la economía cubana, a cambio de darle acceso a la renta petrolera venezolana.
Otras alternativas dentro del chavismo distintas a Maduro, habrían resultado menos seguras para Castro, tal vez habrían tenido ideas propias o intenciones divergentes, pero elegir al autobusero lerdo les garantizaba la continuidad para las políticas de Castro.
Y las limitaciones de Maduro no tienen nada que ver con su ocupación de autobusero; personalmente he conocido autobuseros muy inteligentes e interesantes. Pero el buenazo de Nicolás no es uno de ellos. Sus "cualidades" que permitieron que fuera elegido (por Chávez y Castro, no por el pueblo, Maduro jamás ganó unas elecciones limpias) fueron la obediencia ciega, la falta de principios morales y una inteligencia muy limitada.
A lo anterior se añade, la opinión del escritor Gustavo Tovar Arroyo, quien afirma que la escogencia del teniente coronel (r) Hugo Chavez de Nicolás Maduro como su sucesor, ya a las puertas del infierno, tiene su origen en la relación amorosa que ambos mantenían.
QUORA, 3-11-2024
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