Kamala Harris hizo una histórica carrera hacia la Casa Blanca: ¿por qué no fue suficiente para ganar?
Por segunda vez en ocho años, y frente a Donald Trump, una mujer queda a puertas de llegar a la Presidencia de Estados Unidos. La derrota electoral de Kamala Harris subraya una deuda crítica de la campaña demócrata: conectar con los votantes de la clase trabajadora preocupados por la economía y los altos costos de vida. Sin embargo, en la bancada azul los dedos también apuntan a un retiro tardío de la contienda de su líder, el presidente Joe Biden. ¿Cuáles son las razones por las que Harris no liderará el Ejecutivo? Lo analizamos.
La decepción y la introspección se apoderan del Partido Demócrata. Aunque Kamala Harris reavivó en campaña el respaldo hacia la bancada azul, caló en gran parte del electorado y estuvo a punto de lograr un hito histórico, una cosa está clara: Donald Trump vuelve a la Casa Blanca.
Esta vez, además, el polémico líder republicano logró la mayoría del voto popular, contrario a lo que ocurrió en 2016, cuando Hillary Clinton se quedó a puertas de ser la primera mujer presidenta en la historia de Estados Unidos, a pesar de haber obtenido la mayoría de sufragios de los ciudadanos. Un cuestionado, pero tradicional sistema en el que priman los votos electorales y que varían de peso, según la población de cada estado.
La tendencia a favor de Trump también fue total en los siete estados indecisos de este año y se registró un cambio favorable para el magnate convertido en político en todo el país, lo que mejoró significativamente su desempeño con respecto a 2020, dejando relegada a la dirigente demócrata.
¿Qué factores influyeron en la derrota de Kamala Harris?
El cruce de culpas entre los demócratas está presente. Y aunque la estrategia de campaña de Harris seguramente será cuestionada, el alcance y la naturaleza nacional del cambio a favor de Trump sugieren que la demócrata tuvo una batalla cuesta arriba en un abanico de aspectos, desde la impopularidad generalizada del Ejecutivo saliente, del que Harris forma parte como vicepresidenta, hasta las preocupaciones económicas, que para muchos, incluidos miles de hispanos en Estados Unidos, se imponen por encima del discurso antimigratorio del controvertido Donald Trump.
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El peso de la economía
La entrada de Harris a la contienda, a mitad de año, dio un vuelco a una carrera que su partido parecía destinado a perder.
La todavía vicepresidenta hizo historia como la primera mujer de color en la cima de la lista de un partido importante. Harris desencadenó un aumento del entusiasmo, batió récords de recaudación de fondos (1.000 millones de dólares en menos de tres meses) y consiguió el significativo apoyo de celebridades, como las estrellas de la música Taylor Swift y Beyoncé o el actor y exgobernador de California Arnold Schwarzenegger.
Pero la campaña de Harris no logró superar las profundas preocupaciones de los votantes sobre la inflación y la inmigración, dos cuestiones que, según las encuestas de opinión, favorecían a Trump.
Además, su derrota subraya un cambio profundo en la política estadounidense durante la última década, ya que los votantes de clase trabajadora se han vuelto cada vez más republicanos, una tendencia que Trump parece haber acelerado.
Su tenso intercambio con los líderes sindicales destaca un fracaso crítico de su campaña: conectar con los votantes de la clase trabajadora preocupados por la economía y los altos precios.
Y es que algunos antecedentes de este panorama se vieron durante la campaña. En una reunión con uno de los sindicatos más poderosos de Estados Unidos en septiembre en su sede de Washington, la vicepresidenta Kamala Harris aseguró que protegería los empleos sindicalizados y los medios de vida de los trabajadores mejor que Donald Trump
Pero los líderes de la Hermandad Internacional de Camioneros, aliados desde hace mucho tiempo con su Partido Demócrata, no parecieron convencidos. Cuando Harris argumentó que su rival republicano no era un defensor de la clase trabajadora, los jefes sindicales la interrogaron, cuestionando si ella y el presidente Joe Biden habían hecho lo suficiente por los trabajadores sindicalizados, según un líder de los camioneros que relató a la agencia de noticias Reuters la reunión que tuvo lugar el pasado 16 de septiembre.
A pesar de un crecimiento económico bastante fuerte, especialmente después de una gran pandemia mundial, la mayoría de los estadounidenses no sentían que estuvieran avanzando económicamente
En cuestión de días, el sindicato avergonzó públicamente a Harris al negarse a respaldar a un candidato presidencial demócrata por primera vez desde 1996.
Pese a que se registraron resultados económicos positivos en la Administración saliente, sus mensajes en esta materia tuvieron dificultad para calar entre diversos sectores.
No se abrieron paso en un momento en el que muchos votantes han estado obsesionados con el aumento de los precios al consumidor que se vieron durante los primeros tres años del Gobierno de Biden.
“A pesar de un crecimiento económico bastante fuerte, especialmente después de una gran pandemia mundial, la mayoría de los estadounidenses no sentían que estuvieran avanzando económicamente (...) La campaña de Harris no necesariamente hizo un buen trabajo al explicar cómo sus políticas ayudarían a la clase media, o al menos ese mensaje no estaba resonando realmente entre muchos votantes”, explicó Melissa Deckman, politóloga y directora ejecutiva del Public Religion Research Institute, una firma de investigación no partidista.
Los sondeos también mostraron estas señales. Según una encuesta realizada por el proveedor de datos Edison Research, la mayoría de los votantes respondió que confían más en Trump para manejar la economía, y el 51% señaló que así era, en comparación con el 47% que estaba a favor de Harris, Y los votantes que identificaron la economía como su principal preocupación votaron abrumadoramente por Trump en lugar de Harris: 79% a 20%.
La economía resultó ser una preocupación mucho mayor entre los votantes que los derechos reproductivos, ya que el 31% de los votantes indicó que los asuntos financieros eran lo que más importaba a la hora de decidir cómo votar, en comparación con el 14% que citó el aborto.
La elección también vio una gran brecha de género. Harris ganó el 54% de las mujeres votantes en el país, mientras que Trump ganó el 44%, mostraron las encuestas preliminares tras los comicios.
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Joe Biden, el fantasma de impopularidad en sectores del electorado
Harris es considerada la perdedora frente a su rival republicano, Donald Trump, tras haberse sumado a la carrera hace apenas tres meses, pero la naturaleza de su derrota ha hecho que algunos demócratas se pregunten sobre el futuro del partido.
Las críticas más duras contenían acusaciones de que el partido había mentido a sus partidarios sobre la aptitud mental del presidente Joe Biden hasta que un desastroso debate televisivo con Trump en junio hizo sonar las alarmas y, en última instancia, llevó al presidente a abandonar la carrera.
El partido mintió al pueblo estadounidense sobre la salud cognitiva y la aptitud física del presidente
Un donante demócrata cuestionó: "¿Por qué Joe Biden se mantuvo en la carrera durante tanto tiempo? No debería haber ocultado su (salud) y haberse retirado mucho antes".
Biden, de 81 años, ha señalado en privado que pensaba que era el único demócrata que podía vencer a Trump y prometió públicamente que estaba en condiciones de ser presidente durante otros cuatro años. Cuando abandonó la carrera en julio, afirmó que había decidido que "lo mejor para mi partido y el país era que me retirara".
El anuncio de Biden en abril de 2023 de que se presentaría a la reelección fue recibido con escepticismo por muchos demócratas, pero los posibles rivales rápidamente aceptaron unirse a su campaña como asesores, en lugar de desafiarlo.
El partido "necesita un reinicio completo", remarcó en X el administrador de fondos de cobertura Bill Ackman, un donante demócrata de larga data que apoyó a Trump en 2024.
"El partido mintió al pueblo estadounidense sobre la salud cognitiva y la aptitud física del presidente" y luego no realizó una primaria para reemplazarlo, subrayó Ackman.
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El juego de la desinformación
Harris también tuvo problemas para contrarrestar otra tendencia de la era Trump: un torrente de desinformación sin precedentes en las elecciones estadounidenses modernas.
El expresidente difundió una avalancha de tergiversaciones y falsedades sobre su historial, que fueron amplificadas en sitios web y medios de comunicación de derecha, incluidas teorías conspirativas sobre cuestiones que van desde la delincuencia migratoria hasta el fraude electoral.
Tras ser cuestionados sobre la desinformación amplificada por Trump, los funcionarios de su campaña generalmente repitieron las falsedades o no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Los aciertos y desaciertos de Harris en la campaña electoral
Después de asegurar la nominación, Harris inicialmente dejó de lado muchas de esas preocupaciones. Revitalizó una campaña demócrata asediada, atrayendo una financiación récord y una oleada de apoyo. Pronto se adelantó a Trump en las encuestas, una señal de que estaba despertando entusiasmo entre los votantes, particularmente entre las mujeres. Trump había sido visto anteriormente como el favorito, en parte debido a su fortaleza percibida en la economía después de varios años de alta inflación bajo Biden.
Harris superó su primera gran prueba: un debate televisado el 10 de septiembre contra Trump.
Mientras el equipo de Harris se preparaba para lo que sería su único enfrentamiento en persona con Trump, se centraron en formas de desconcertar al expresidente y llamar la atención sobre sus frecuentes falsedades sobre las políticas, según varios asistentes involucrados en los preparativos. Harris se refugió en Pittsburgh con asesores y realizó debates simulados para el enfrentamiento en horario de máxima audiencia, dijeron los asistentes.
La estrategia dio sus frutos. Harris pareció meterse bajo la piel de su rival durante el debate. Presionó a Trump sobre la economía, Ucrania, la atención médica, los disturbios del Capitolio de enero de 2021 y el aborto, dejándolo desconcertado y luchando por responder.
La recaudación de fondos se disparó: su campaña indicó que recaudó 47 millones de dólares, en 24 horas.
Pero incluso después de que Biden se hiciera a un lado, persistían las preocupaciones entre algunos de los principales asesores de la Casa Blanca sobre las habilidades políticas de la ex fiscal de distrito de San Francisco, incluida la percepción de que no había dejado una marca como vicepresidenta, su breve campaña para la nominación demócrata de 2020 y su limitada experiencia cortejando a los votantes conservadores en los estados en disputa.
Algunos también cuestionaron si podría superar la larga historia de discriminación racial y de género en EE. UU.
En medio de una reñida pugna, como vaticinaban las encuestas, Harris tenía la esperanza de haber hecho lo suficiente para presentarse como una nueva cara y que la ineptitud fundamental de Donald Trump —y su impopular historial en cuestiones como el aborto y su intento de robar las elecciones de 2020— acabaría resultando decisiva para los votantes descontentos con ambos partidos.
Pero resultó ser insuficiente y esas esperanzas quedaron en vano.
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