Poesía | «A mis hermanitos del cielo» | | | Puesta en situación | Desde el verano de 1896, cuando meditaba textos bíblicos sobre la infancia, Teresa pensaba mucho en los Santos Inocentes (los niños de Belén masacrados por orden del rey Herodes, celebrados litúrgicamente el 28 de diciembre, cf. Mateo cap. 2). Con este motivo, Teresa escribió este poema... | | | Teresa me escribe | Venturosos pequeñines, ¡con qué amor, con qué ternura, en otro tiempo Jesús, el Rey del cielo, os bendijo, y de caricias y besos vuestras frentes jubilosas él colmó! De todos los inocentes erais vosotros figura, y adivino las riquezas y los gozos que en el cielo, sin medida, a manos llenas, os dará vuestro Jesús, Rey de reyes. Contemplasteis los encantos y las bellezas del cielo, inmensas e innumerables, antes de haber conocido las tristezas y amarguras del destierro, ¡lirios blancos pequeñitos! ¡Oh capullos perfumados, en la virgen luz del alba cortados por el Señor...! El dulce sol del amor que vuestras tiernas corolas un día hizo estallar ¡fue, sin duda, su divino corazón! | PN 44, 1-2 | | | Comprendo | Esta semana celebramos la fiesta de Todos los Santos y recordamos a nuestros difuntos. En este poema, escrito el 28 de diciembre de 1896, Teresa se refiere a sus cuatro hermanos fallecidos en la infancia. En septiembre, había compuesto una imagen conmemorativa de sus hermanos. En las estrofas de este poema, Teresa describe la verdadera riqueza del cielo y los sufrimientos de esta vida en la tierra. Teresa tenía una relación espiritual muy fuerte con sus «hermanos del cielo». Incluso sin haberlos conocido (ya que habían muerto antes de que ella naciera), forjó con ellos este profundo vínculo; se dirigía a ellos en sus oraciones y estaba segura de encontrarlos en el Cielo. En sus manuscritos, escribe: «mi devoción crece por mis hermanitos y me gusta hablarles a menudo, contarles la tristeza del exilio... ¡mi deseo de ir pronto a reunirme con ellos en la Patria!» (Ms A 44). | | | Rezo y actúo | Podemos pedir al Señor que nos dé una nueva mirada al Cielo, incluso ante las pruebas y los sufrimientos de la vida. Recemos por nuestros difuntos, con la confianza que tenía Teresa en el hermoso encuentro que tendrá lugar en el Cielo, con la esperanza de que allí estaremos todos reunidos. |
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