Cartas | Gloriosa amargura | | | Puesta en situación | Mientras la salud mental de Luis Martín seguía deteriorándose en 1889, Teresa escribió extensamente a su hermana Celina, apodada «el lirio inmortal», para animarla ante esta terrible prueba. Dirigió la mirada de su hermana hacia el Reino de los Cielos. | | | Teresa me escribe | ¿Qué nos importan a nosotras... las cosas de la tierra...? ¿Podrá ser nuestra patria ese lodo, tan poco digno de un alma inmortal? ¿Y qué nos importa que hombres mezquinos corten el moho que crece en ese lodo? Cuanto más en el cielo esté nuestro corazón, tanto menos sentiremos esos alfilerazos... Pero no creas que no es una gracia, y de las grandes, el sentirlos, pues así nuestra vida es un martirio y un día Jesús nos entregará la palma. ¡Padecer y ser despreciado6! ¡Qué amargura, pero qué gloria también! He aquí la divisa del lirio inmortal... Ninguna otra le sentaría bien. Mi corazón te sigue en la noble tarea que Jesús te ha encomendado. ¡Tú no eres un soldado, sino un general...! Sufrir ahora y siempre... Pero todo pasa». | LT 81 | | | Comprendo | «Sufrir y ser despreciado» es una cita de san Juan de la Cruz que marcó profundamente a Teresa. La compartió con Celina para ayudarla a ver esta prueba familiar como una oportunidad de martirio, un testimonio de amor. Toda vida está marcada por el sufrimiento; pero este sufrimiento tendrá un final y, si ponemos amor en él, la amargura se convertirá en gloria. | | | Rezo y actúo | Durante este día, puedo dirigirme a Jesús, que sufrió tanto por amor a mí. Puedo acercarme a Él, superando los «pinchazos» que siento, las pequeñas y grandes pruebas, para decirle que quiero amarle. |
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