Violencia digital contra mujeres periodistas en Perú trata de acallarlas
LIMA- Las mujeres periodistas en Perú están siendo objeto de ataques por su género, una violencia que se expande en las redes sociales con el evidente intento de acallarlas y de expulsarlas de estos espacios donde también ejercen su trabajo.
“Vemos que esta situación afecta la libertad de expresión, así como la salud y el bienestar de las colegas, mientras las autoridades y las plataformas (como Facebook, X, TikTok) miran para un costado y no asumen sus responsabilidades”, dijo a IPS Zuliana Lainez, presidenta de la Asociación Nacional de Periodistas.
Esta violencia digital de género se produce en momentos que este país sudamericano atraviesa una ola regresiva en materia de derechos humanos, que afecta particularmente a la población femenina, la mitad de los más de 34 millones de habitantes de Perú.
“En los últimos años hemos detectado un ataque específico contra mujeres periodistas que se centra en su aspecto físico, en su intimidad personal y familiar. También hay un cuestionamiento a sus roles y se busca minimizar su trabajo”, indicó Lainez.
“Se ha hecho más permisivo y se ha masificado el odio en las redes sociales donde no hay rostros sino trolls (odiadores) atacándote de feminazi, aludiendo al cuerpo y los roles que cumplimos”: Amanda Meza.
La también vicepresidenta de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) añadió que “a través de sus redes sociales les envían no solo frases vejatorias sino imágenes terribles como violaciones grupales”.
El actual Congreso Legislativo, dominado por la fujimorista Fuerza Popular -con una larga historia de corrupción- y grupos afines conservadores y fundamentalistas, ha aprobado leyes en contra de los derechos políticos, sexuales y reproductivos de las mujeres, dejándolas más inermes ante las discriminaciones y violencias que persisten contra ellas.
Reprobado por más de 90 % de la población, este poder del Estado es indiferente a los 132 feminicidios y más de 5500 desapariciones de mujeres ocurridos entre enero y octubre de este año según la Defensoría del Pueblo, lo que es una muestra de la violencia de género en el país.
Acusaciones de feminazis
La ausencia del enfoque de género en la cobertura informativa de los medios tradicionales impresos radiales y televisivos en Perú ha generado espacios periodísticos digitales conducidos por mujeres, posicionadas en favor de la igualdad y no discriminación.
Son medios que ponen en cuestión los roles y estereotipos que sustentan las diferentes formas de violencia.
Entre ellas se encuentra La Indómita, que postula un periodismo feminista bajo la dirección de Amanda Meza, quien fundó y sostiene este medio digital con convicción, desplegando su amplia experiencia profesional de más de dos décadas como reportera, editora, jefa de informaciones, entre otras responsabilidades que ha asumido.
En diálogo con IPS, Meza observó que se ha expandido el discurso que busca negar la propuesta del feminismo al equipararlo con el machismo e inclusive relacionarlo con el nazismo cuando se difunde masivamente el término “feminazi”.
“Eso es lo más común en cualquier nota que se elabore sea de contenido político o cultural, se busca de esa forma menospreciar nuestro trabajo”, sostuvo la periodista diplomada en Derechos Humanos y Diversidad Sexual por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) y quien ha laborado en medios tradionales de Perú y España.
Meza analizó que desde la aparición en 2016 de un movimiento global caracterizado por rechazar y atacar la igualdad de género, la educación sexual integral y los derechos de la población Lgbti, se ha ido ampliando el discurso de odio, más todavía cuando estas posiciones lograran representación política y lugar en el Congreso Legislativo.
En Perú, este movimiento lo encabeza la organización Con Mis Hijos No te Metas.
“Se ha hecho más permisivo y se ha masificado el odio en las redes sociales donde no hay rostros sino trolls (personas con identidad desconocida que coloca mensajes ofensivos, provocadores, violentos) atacándote de feminazi, aludiendo al cuerpo y los roles que cumplimos”, expresó.
A juicio de Meza, no todas las periodistas feministas se asumen como tal, en una forma de autocensura por el grado de violencia digital y por el cuestionamiento que existe en los medios de comunicación frente a este compromiso. “Pretenden atacar tu profesionalidad al acusarte de estar parcializada con ciertos temas, de perder objetividad, cuando no es así”, remarcó.
“Yo lo he vivido en un medio tradicional y en otro independiente, he recibido cuestionamientos machistas y no pasa nada así presentes tu queja, no hay protocolos. Y se convierte en un hostigamiento en todo el medio. Por eso me salí”, recordó.
Violencia que puede escalar
Lingüista de profesión, con una maestría en género y activista lesbiana feminista, Verónica Ferrari es la editora de Mano Alzada, un medio digital que aborda hechos que no son parte de la agenda mediática.
Su agenda se concentra “sobre los márgenes y las periferias, sobre las mujeres y lxs Lgbti, sobre la afroperuanidad e indigenidad, sobre el racismo y el clasismo”, como se indica en su página web.
Con una larga presencia en redes sociales donde ha expresado su opinión contra las diferentes formas de opresión y en medios escritos en que tuvo una columna de opinión, es una periodista en ejercicio a cargo de Mano Alzada desde el 2018.
En conversación desde Madrid, donde realiza una maestría de crítica de cine, Ferrari recordó que muchos trolls reaccionaban atacándola ante sus comentarios sobre el aborto, el suyo propio, los derechos de las mujeres y de las lesbianas.
“No sentía miedo porque era algo que ocurría en redes y porque también tenía mucho respaldo, pero sabía que había grupos de Facebook que se organizaban cuando yo publicaba algo. Entonces tenía tiempo y habré bloqueado a más de mil trolls”, comentó.
Y agregó: “Eran tiempos en que no existía el avance fascista que vemos hoy con grupos como la Resistencia”, aludiendo a un colectivo de extrema derecha que organiza acciones violentas contra figuras públicas, políticas y del periodismo que defienden los derechos humanos y la institucionalidad democrática.
Ferrari ha vivido también ataques directos, amenazas en la calle a su integridad física. El no reaccionar con temor lo explica por el contexto de permanente violencia de género que experimentan las mujeres en Perú. Sin embargo, consideró que esta situación contra las periodistas puede escalar.
“Esta gente lo ha tomado como una guerra y en esa perspectiva es posible deshumanizar, los fascistas están envalentonados, no hay filtros ni control ante la inacción de las instituciones que ya no tienen poder para garantizarnos el vivir con cierta seguridad cuando deben generar marcos de protección para expresarnos libremente sin que eso signifique vulnerar los derechos de las personas”, planteó.
Da terror tanto odio
Lucero Chávez creó La Válvula, un medio digital que gestiona desde Santiago de Chile, donde reside hace unos años y desde donde respondió a IPS. Su iniciativa nació ante la constatación de la ausencia del enfoque de género en los medios de comunicación y el abordaje basado en estereotipos de las noticias.
Aborda los problemas que afectan a las mujeres, sus derechos humanos, y también presenta historias en que son agentes de cambio. Su trabajo es arduo y la competencia es fuerte, pero tiene la convicción de seguir adelante aun cuando el espacio no es seguro para las periodistas.
Y no solo en el medio digital sino en los impresos, ella no calló y denunció por acoso al editor de un diario prestigioso.
Por sus publicaciones recibe ataques frecuentes. “Todo el rato me llegan mensajes en TikTok, Instagram, X, me dicen que soy sesgada, feminazi, que no sé ni leer, y más cosas. Me da terror leer tanto odio, sé que son trolls y pienso, algo estoy haciendo bien. Para protegerme trato de no darle mucha importancia y de reírme”, detalló.
Ganar la beca “Cambia la historia”, un proyecto de la alemana Deustche Welle, la ha reafirmado en su apuesta y le permitirá contar en podscast la historia de la primera casa transmasculina en Perú. “La Válvula es un espacio pequeño frente al poder mediático, pero me gusta pensar que hacemos un gran aporte”, afirmó.
ED: EG
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