La infame y sucia traición de Miguel Díaz-Canel
El hombre designado por Raúl Castro, avaló con su presencia la farsa toma de poder de Nicolás Maduro
Por
En la historia reciente de América Latina, pocas figuras han alcanzado los niveles de desprestigio moral que hoy encarna Miguel Díaz-Canel, presidente impuesto de Cuba.
La próxima toma de posesión fraudulenta de la presidencia de Nicolás Maduro, es uno de los episodios más burdos y descarados del socialismo del siglo XXI. El suceso no contó con la presencia de los principales jefes de Estado latinoamericanos de izquierda como Lula da Silva, Gustavo Petro, Gabriel Boric o Claudia Sheinbaum Pardo.
Entre los pocos mandatarios que acompañaron a Maduro en su jornada destacaron el comandante Daniel Ortega, de Nicaragua; Brahim Gali, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática; Gaston Browne, primer ministro de Antigua y Barbuda; y Miguel Díaz-Canel, representante del castrismo.
El hombre designado por Raúl Castro, avaló con su presencia la farsa toma de poder. Su acto lo coloca en la cima de la infamia, como un cómplice servil y desvergonzado de un régimen que ha sumido a Venezuela en la miseria.
El legado de traición que parece perpetuar tiene raíces profundas en la historia cubana reciente. Siguiendo los pasos del “más grande traidor de su tiempo”, el canalla llamado Fidel Castro, Díaz-Canel demuestra que la bajeza moral no solo es hereditaria, sino que en su caso se exacerba.
Si Castro traicionó a su pueblo al instaurar un sistema que destruyó la economía, la libertad y la dignidad de los cubanos, Díaz-Canel lleva esa traición a un nivel internacional, abrazando con entusiasmo cómplice los desmanes de una dictadura hermana.
La presencia de Díaz-Canel no solo expone la desesperación de un régimen aislado y carente de aliados reales, sino que también pone en juego la ya tambaleante dignidad de un pueblo que no merece ser asociado con semejante acto de sumisión y vileza. Su participación no es solo un acto de apoyo a Maduro; es una declaración de cómo el cinismo y la mezquindad pueden prevalecer sobre cualquier principio.
Es llamativo que figuras de largo trayecto histórico como Lula y Petro, pese a sus afinidades ideológicas con Maduro, hayan decidido mantenerse al margen de esta pantomima.
La historia no será indulgente con Miguel Díaz-Canel. Su complicidad con un régimen responsable de un éxodo masivo, de hambre, represión y violaciones a los derechos humanos lo colocará en el lado equivocado de la historia. Sus actos, lejos de consolidar alianzas, resaltan su papel de paria político, dispuesto a todo por mantenerse en el poder, aunque eso implique pisotear la dignidad de su propia nación.
PERIODICO CUBANO
No hay comentarios:
Publicar un comentario