EL CHAVISMO
El 10 de noviembre de 2015, el poeta
y cineasta Gustavo Tovar Arroyo, productor del documental “La peste de
socialismo del siglo XXI”, que no pudo exhibirse en la Universidad Central de
Venezolana, en clara violación de la autonomía universitaria por parte de la
narcodictadura de Nicolás Maduro, escribió en el portal La Patilla:
-Para mí el buen chavista no existe,
no conozco uno solo que sea “bueno”.
Claro, existe el “chavista” que deja
de serlo, que cambia. Cuando lo hace es porque se ha dado cuenta del terrible
daño que el chavismo le causa al ser humano y a la sociedad, se da cuenta como
destrozaron sin estupor a Venezuela.
Un chavista arrepentido se
avergüenza de haberlo sido, lo oculta, lo esquiva, agacha la cabeza. Si su arrepentimiento
es genuino se convierte en un antichavista furibundo, abomina su pasado,
intenta pisotearlo.
(El chavismo deriva del apellido de El Chafarote de Sabaneta y es una
mescolanza política con ingredientes del castrismo cubano y el militarismo como
sostén del llamado socialismo del siglo XXI, causa de todos los males del país
desde el 2 de febrero de 1999 hasta 2012 y desde el 14 de abril de 2013 hasta
2024, cuando asumió la presidencia de la República el exchofer del Metro de
Caracas, Nicolás Maduro, perdedor en las elecciones del 28 de julio de ese año
con más del 30% de ventaja de su contendor, Edmundo González Urrutia, candidato
de la Plataforma Unitaria Democrática, pero que igualmente se reeligió
inconstitucionalmente el 10 de enero de 2025)
Luego
señaló:
-Dime
si eres chavista y te diré quién eres.
Es
muy fácil, facilito, dilucidarlo. Aquí su índole en un párrafo: promiscuo,
resentido, corrupto, intrigante, cínico, déspota, nuevo rico, deshonesto,
riesgoso para toda sociedad, fingidor, cobarde, chismoso, caprichoso,
irresponsable, frívolo, despreciable y despreciado; hostil, siempre hostil, con
un arma o con un micrófono, pero hostil.
Todo
de manera encubierta, intentando aparentar lo contrario.
Venezuela es una consecuencia
palpable del asomo del chavismo desde el 4 de febrero de 1992: una balacera,
una confrontación perenne, una persecución y una tortura “por la paz”.
¡Cínicos! ¡Ellos son la guerra y
todas sus muertes!
Y
continuó:
-Su
mala calaña es evidente: Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez, Nicolás Maduro,
Mario Silva, Tareck el Aissami, Pedro Carreño, Luisa Ortega Díaz, Tibisay
Lucena, Iris Varela, Cilia Flores, entre otros, la lista es larga. Nunca
cambian ni cambiarán. No hay arrepentimiento ni autocrítica.
Son
los malos ladrones, están condenados. No rectificarán jamás.
El
chavismo exacerbó la inmoralidad a niveles escandalosos y penetró en todos los
estratos sociales, culturales y económicos de nuestra nación, son una lepra
postmoderna que lo ulceró todo.
De
allí que la descomposición en Venezuela ya no sea sólo chavista. La encontramos
en todas partes, las llagas de inmoralidad en nuestra sociedad son evidentes.
En
estos días leí con vergüenza ajena, más bien con lástima, que un grupo de
opositores venezolanos forman parte de una cumbre que invita, desde Washington,
a “invertir” en Cuba.
Seguidamente
apuntó:
-Quedé boquiabierto por dos cosas.
La primera, porque me sorprende que todavía puedo asombrarme. La segunda,
porque los flamantes “opositores” venezolanos pro Cuba no son capaces ni
siquiera de darse cuenta -ya que no de su inmoralidad (sería mucho pedir en una
tierra arrasada por la peste de indecencia chavista)- de la envergadura de su
incoherencia (¿estupidez?). Eso sí que es asombroso.
Nadie puede entender lo acontecido,
los únicos que podrían estar contentos con semejante torpeza son los chavistas,
después de todo tenían razón: Cuba es un mar de felicidad, hay que invertir en
ella.
¿No fue lo que hizo
Chávez?
De
igual modo indicó:
-Una curiosidad sospechosa
Cualquier inversión económica está
basada en la confianza; en la producción de bienes y servicios celosamente
protegidos por un marco legal conocido; en la posibilidad de competir con
reglas de juego claro; y en el intercambio libre y justo, aceptado por las
partes no impuesto con un fúsil en la cabeza.
Eso en los países más
o menos normales, no con el chavismo (ni en Cuba).
Con el chavismo la
inversión económica es una corruptela, un negocio a trastienda, un sobreprecio
y una comisión a escondidas, un control total del intercambio para estrangular
y esclavizar a la sociedad, para someterla. La riqueza se acumula en pocas
manos: la de los chavistas (los malos ladrones) y la de sus socios (¿los buenos
ladrones?), muchas veces opositores.
Los negocios son tan descomunales
como descarados.
Es
una curiosidad cuando menos sospechosa que los mismos venezolanos que promueven
hoy inversión económica en Cuba sean los que en su momento intentaron evitar
sanciones diplomáticas contra los chavistas en Estados Unidos por violadores de
los derechos humanos.
No
los acuso ni los exculpo, para mí son llagas de la misma peste.
Luego
precisó:
-¿Quién
es el buen ladrón venezolano?
En
un país como en Venezuela en el que el chavismo ha robado todo y de todo, es
muy difícil determinar quién en realidad es el buen o el mal ladrón. Incluso,
en ciertos casos, por su conducta más que por su discurso, es difícil
determinar quién es bueno o malo entre los opositores.
Nadie
puede tirar la primera piedra. Todos estamos ulcerados, llagados, heridos.
Nadie quedó inmune. Todos en mayor o menor medida somos responsables de esta
desgracia.
Si
partimos del ejemplo cristiano y de la memoria del primer santo concluiremos
que quien rectifica del chavismo se convierte en el buen ladrón -se salva-
porque es capaz de autocrítica y de cambio, porque aspira a la renovación moral
y la ejerce.
El
mal ladrón está identificado, es chavista (u opositor que se comporta como
chavista) y nunca cambiará. Pero el buen ladrón, el que rectifica, es la
mayoría de los venezolanos. Somos tú y yo, somos todos. Nosotros juntos somos
la fuerza movilizada del cambio.
Y
finalizó precisando:
-Venezuela
es un Paraíso, ganémoslo unidos, votemos, movilicémonos, defendamos el cambio.
Mandemos para el carajo, bien mandados, a los malos, para que nuestra nación no
sea dividida más nunca entre buenos o malos, para que nuestro país sea
identificado por sus fraternales lazos venezolanos.
Se
acerca el día. Tu día.
El
nuestro.
La
úlcera chavista
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