Migramundo

Máximo Freilich en la plaza Capuchinos de Caracas, 1931
Migraplaneta o Migraglobo, según la ONU para mediados del año 2024 eran 304 millones los desplazados por la corteza terrestre continental y oceánica dispersos en el mapamundi.
Hambre, inseguridad y terror, pues dictaduras, tiranías, democracias fallidas, clanes étnicos y otros grupos segregadores, vacían países sometidos a guerras internacionales, regionales y combates tribales, severos cambios climáticos, son múltiples las causas. El animal humanizado hasta cierto punto mediante leyes civilizatorias que tardaron siglos en gestarse, aunque nadie mentalmente sano quiere perder su nido, también por instinto de sobrevivencia busca alejarse de la barbarie. La cibertecnología otorga información sobre sitios que son o simulan mejores condiciones de vida.
Esta inmensa multitud de fugitivos, parias, integrados al exilio productivo, los que esperan cedulación oficial en su nuevo domicilio, junto con los indocumentados, desde comienzos de este siglo tampoco logran asegurarse un futuro estable. Ahora con mayor intensidad y rapidez crecen los regímenes autoritarios y totalitarios de izquierdas y derechas a ultranza nacionalistas, racistas, xenófobos y fanáticos religiosos que por tradición, improvisación, codicia de políticos y mercachifles narcisistas, violan sus propias constituciones y gobernanzas tolerantes y pacifistas. Así ejecutan expulsiones de terrícolas en constante movimiento hacia espacios bajo sistemas de gobierno tan o más riesgosos que los dejados atrás.
¿Será por ese impulso inconsciente que aumentan los pedidos de jóvenes y adultos internacionales a la NASA para ser admitidos en cursos de aprendices y aplicar como próximos astronautas?
Quienes permanecen bajo militarizados regímenes autoritarios, declarados o de careta revolucionaria democrática, quedan estáticos o indiferentes por ignorancia, imposibilidad de escapar, comodidad o conveniencia negociada, también están condenados finalmente a la esclavitud por su “obediencia aprendida”, pues al menor arrebato gubernamental o síntoma de oposición verbal, escrita, gestual o descuidos en sus teléfonos celulares y caseros de contenido disidente o crítico, al descuidado, involuntario cómplice, lo marcan como vendepatria peligroso, lo secuestran y maltratan con crueldad terminal como enemigo radical sin derecho a la legítima defensa ni perdón. Se prohíbe la libertad de existir, de expresión y sus derivados.

Retrato de Máximo Freilich en Polonia, 1924, obra de su nieto Daniel Abadí Bermúdez
Al cerrar esta nota dominical, recuerdo con nostálgico respeto a mi papá, miembro de la Generación Cláper, extranjeros ambulantes por las tres Américas, en Venezuela llamados musiús y turcos, vendedores a crédito de mercancía seca ofrecida tocando puertas (clap clap) en pueblos y barrios populares, allá por la década de los años treinta. Músico frustrado y buen compositor con su vieja mandolina, perdió a gran parte de su familia polaca en el Holocausto, drenó su duelo personal y acompañó al colectivo cantando de por vida en yidish un milenario lamento centroeuropeo muy popular, con cadencia de tango que comienza: ¿Adónde voy si afuera todo está muy oscuro / adónde iré si están cerradas todas las puertas? Legado de Hitler y Stalin.
Máximo, mínimo en estatura física, pudo instalarse en Colombia o Perú con otros paisanos, pero decidió quedarse en Venezuela: “Aquí toda la gente es muy buena, amable, sonriente, generosa, hasta los mendigos te ofrecen compartir su café que se llama guarapo”. Lo ratificó en su diario y en sus crónicas para el estadounidense periódico yidish titulado Adelante, ahora en publicación digital.
Aquel cálido albergue para miles de inmigrantes ahora cuenta más de 8 millones emigrados, producto del usurpador, corrupto y criminal régimen castrochavista.
Tarareando busqué en las redes el pentagrama o el sonido directo de aquella preciosa melodía, en vano. Quizás algunos diestros melómanos y cibernautas puedan recuperar completa esa joya, un himno de continua vigencia.
Porque no es casualidad ni novedad el proceso migratorio. Pero se torna grave urgencia cuando las democracias se encuentran Al filo de la navaja, título del británico Somerset Maugham para su novela clásica editada y filmada en Estados Unidos durante la década de los cuarenta. Su trama penetra presencias y ausencias de la auténtica solidaridad.
El pasado siempre regresa para extender su maldad o bondad en cualquier lugar. ¿Por qué hay Unión Europea de naciones antes enemigas durante siglos, tan diferentes en su historia política y cultural? ¿Por qué se activa firme la constitucional resistencia jurídica en Estados Unidos contra los intentos de lo que especialistas en la materia califican de ilegal proyecto para implantar una mezcla entre monarquía imperial con capitalismo salvaje?
Pero nunca se logra unidad para preservar la democracia en el sector latinoamericano del Tercer Mundo. ¿Será que su marca indeleble es el caudillismo local, estatal, hemisférico, ejercido por presidentes electos en sufragios correctos y falsos por igual?
Es un hecho. Los gobiernos definen su verdadera naturaleza por la manera de tratar a sus niños, ancianos, pobres, enfermos, presos y refugiados, propios y ajenos. Son los más vulnerables del llamado pueblo. Lo demás son etiquetas.
alifrei@hotmail.com
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