Ecuador: de la marcha pacífica a la violencia
Las acciones de la semana pasada dejaron como saldo muchos manifestantes heridos, así como varios dirigentes detenidos
domingo, agosto 16, 2015 | Alberto Roteta Dorado
Indígenas cierran la Carretera Panamericana (foto tomada de www.larepublica.ec)
GUAYAS, Ecuador – La gran marcha indígena que partió días atrás desde la provincia fronteriza de Zamora Chinchipe, llegó el pasado miércoles 12 de agosto a Quito, luego de haber caminado 800 kilómetros para unirse al paro nacional que ha tenido lugar el jueves 13 de este mes. En el parque El Arbolito, en el centro norte de Quito, cerca de la Asamblea Nacional, gritaron sus consignas y una multitud de estudiantes se unieron a ellos en respuesta de apoyo a su actitud y en desacuerdo con el actual gobierno.Jorge Herrera, presidente de la Confederación Ecuatoriana de Nacionalidades Indígenas (Conaie), declaró que no se pretendía desestabilizar al Gobierno, sino exigirle que retire las enmiendas constitucionales, que se tramitan en la Asamblea de mayoría oficialista, cuyo tema más controvertido es el de la reelección indefinida del presidente Rafael Correa y los funcionarios de elección popular.
Grupos simpatizantes con el gobierno del movimiento Alianza País macharon en Quito y varias ciudades del país para expresar su apoyo al presidente Correa y ratificar su postura respecto a las medidas y reformas proclamadas. Un numeroso grupo llegó a la Plaza de la Independencia la víspera del paro nacional, junto al palacio de Gobierno para permanecer en vigilia como muestra de su firmeza y en respaldo al mandatario actual.
A pesar de las acciones realizadas por los defensores del actual gobierno, el paro nacional previsto se realizó el pasado jueves en Ecuador. Protagonizado por organizaciones sindicales y el movimiento indígena, el paro contó con el apoyo popular. Lo que inicialmente se pensó sería una pacífica marcha, terminó con muestras de verdadera violencia. Las acciones dejaron como saldo muchos manifestantes heridos, así como varios dirigentes detenidos. Decenas de miembros de la policía nacional ecuatoriana fueron violentamente agredidos por los manifestantes de la oposición en diversos lugares del país, principalmente en Quito, la capital, y en Guayaquil, una de las ciudades más pobladas y de grandes comercios. Los lesionados fueron atendidos en varios hospitales de la policía por presentar fracturas óseas, heridas, y hasta traumatismos craneales. La violencia no solo fue contra la policía, sino contra periodistas y trabajadores de estos medios, un camarógrafo fue atendido en una clínica luego de haber recibido un fuerte golpe en su rostro.
En nueve de las 22 provincias se cerraron vías, los representantes de la oposición lograron paralizar las principales carreteras. La vía Quito-Cochasquí-Tabacundo quedó cerrada por aglomeración de personas. De igual forma en Cotopaxi, se paralizó la vía Panamericana en los sectores de Latacunga, Saquisilí, El Chasqui y Panzaleo, mientras la vía Loja-Azuay estuvo inhabilitada en el sector de San Vicente.
En varias ciudades del país hubo marchas de protesta. La dirigencia sindical que ha promovido el paro y la indígena que protagonizó la marcha desde el sur del país, declararon que no se irán de Quito hasta que el Gobierno atienda sus reclamos.
En medio de las fuertes protestas de la oposición y de la gigantesca marcha de las comunidades indígenas, las que a pesar de su procedencia humilde y de los supuestos
El presidente Correa reiteró el pasado miércoles que los indígenas “le hacen el juego a la derecha”, y se refirió anticipadamente al fracaso del paro organizado por las centrales sindicales y diversas organizaciones sociales. El Gobierno ha centrado el debate en torno a la redistribución de la riqueza, eje central de la Ley de Herencias, y en la defensa de la infraestructura que ha construido en ocho años a través de una intensa campaña. El jueves, día del paro nacional se presentó en público y se pronunció contra los opositores, a los que llamó violadores de la constitución y de la democracia, aspectos resaltados por la oposición como pilares en su lucha contra el actual gobierno. Recordemos que la oposición ha declarado que intentan rescatar la democracia y detener las modificaciones y reformas constitucionales del país.
El alcalde de Guayaquil Jaime Nebot se dirigió, en días previos al paro y las marchas, a miles de guayaquileños reunidos en la Plaza de la Integración, para ratificar su postura de desacuerdo con el régimen de Correa, al que calificó de totalitario y sectario. Afirmó Nebot: “Es claro lo que quieren: una ideología oficial, un solo partido predominante, control de los medios de información, monopolio de los instrumentos del temor ciudadano y, sobre todo, la destrucción de la familia como núcleo de prosperidad”. De igual forma convocó a sus miles de seguidores “a luchar hasta que el gobierno rectifique o hasta que el pueblo triunfe”.
Así transcurren difíciles días en este país suramericano, país de esta, “Nuestra América”. Las consecuencias y los efectos de lo que parece ser solo un comienzo pudieran ser lamentables. Estamos en el siglo XXI, siglo de diálogos, de aperturas, de convocatorias para unir y no para desunir, de intentos de unificación para el bien y para el progreso.
Dijo uno de los más iluminados seres que el odio jamás cesará con el odio, sino con el amor. Los enfrentamientos y la violencia no os conducirán a nada bueno, creamos en la utilidad de la virtud, en la posibilidad de la rectificación, y en enmendar errores. Escuchemos el reclamo ancestral de la naturaleza, cual sagrado símbolo, a través de las erupciones del Cotopaxi, cuyas cenizas llegan a Quito, tal vez como señales de inconformidad con los efectos de los últimos sucesos.
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