Una de las figuras más representativas de las festividades decembrinas es sin duda Santa Claus, personaje legendario que mágicamente entrega regalos durante la noche de navidad.
Este querido personaje es el producto de la transformación que el tiempo generó en un antiguo obispo llamado Nicolás, que en el siglo IV vivió en Myra, región de Asia Central cercana a lo que hoy se conoce como Turquía. A Nicolás lo caracterizaban dos aspectos muy significativos, era muy bondadoso y amaba a los niños. Una de las anécdotas más populares que se cuentan de él dice lo siguiente:"Cierta vez Nicolás se enteró que uno de sus vecinos estaba arruinado y desesperado porque su hija estaba a punto de casarse y no poseía la dote debida. Por ello el popular obispo dejó como regalo, una bolsa llena de monedas de oro en la casa del mercader. Así se pudo efectuar la boda sin ningún problema". Luego de este episodio, comenzaron a suceder situaciones parecidas, donde la bondad de Nicolás siempre estuvo presente.
El legendario obispo murió el 6 de diciembre del año 342 y luego, en 1807, sus restos fueron llevados a Bari, Italia. Posteriormente la iglesia lo ascendió a santo, y a partir de ese momento fue conocido como San Nicolás de Bari, protector de las vírgenes desamparadas, los marinos en desgracia y los ladrones arrepentidos.
Luego de su muerte una serie de milagros rodeó el nombre de San Nicolás, lo cual generó una leyenda que decía que el 6 de diciembre de cada año el santo aparecía por los tejados de las casas para llevar regalos a los niños y a las personas de buena voluntad. Esto originó el culto a San Nicolás, el cual fue relacionado con la navidad cristiana debido a que las fechas estaban muy cercanas.
Rápidamente la costumbre de esperar a San Nicolás el día de navidad se extendió por Europa, y las tribus normandas lo adoptaron como otra de sus deidades invernales de la fertilidad, por ello lo idealizaron robusto y vestido de rojo, símbolos relacionados con la prosperidad en las culturas nórdicas. La costumbre fue introducida a América por las colonias holandesas, donde identificaban a San Nicolás con la palabra Sinterklaas, término que usaban los holandeses para llamar a los personajes religiosos que daban regalos. Así como se extendió por Europa, el culto a San Nicolás se extendió por América, y a través del tiempo la palabra Sinterklaas se transformó en Santa Claus, tal como la conocemos hoy.
En la actualidad, la figura de Santa Claus está profundamente relacionada con el sentimiento que surge cada vez que se acerca la navidad. Todos los años renace la leyenda del obispo bondadoso que se convirtió en santo y que visita silenciosamente las casas para dejar regalos a los niños y a las personas de buen corazón.
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