Cardenal Urosa pidió a las parroquias hacer obras de misericordia concretas
A los más de cien sacerdotes reunidos en la Catedral los instó a ser buenos, amables, generosos, a ir en busca de la oveja perdida y a no ser frívolos ni indiferentes.
El cardenal pidió a los sacerdores espíritu de servicio (Gabriela Pulido)
DELIA MENESES | EL UNIVERSAL
jueves 24 de marzo de 2016 03:03 PM
Los sacerdotes deben ser instrumentos vivos de la misericordia de Dios en las diferentes comunidades donde sirven. Este fue el mensaje que dirigió a los presbíteros, el cardenal y Arzobispo de Caracas, Jorge Urosa, durante la Misa Crismal celebrada esta mañana en la Catedral. "Tenemos que ser buenos, amables, atentos, generosos, serviciales, ayudar a los demás sin egoismos, ir en busca de la oveja perdida. No ser frívolos ni indiferentes pues esto lo siente la gente y lo reprocha".
A los creyentes y miembros de los grupos pastorales de las diferentes parroquias y vicarías los exhortó a organizarse para realizar alguna obra permanente y concreta de misericordia (corporal o espiritual) que beneficie a los que más lo necesiten, esto a propósito del Año del Jubileo de la Misericordia decretado por el Papa Francisco.
Durante la homilía también expresó su preocupación por las trabas que existen para impartir catequesis en las escuelas oficiales, desde que la última Ley de Educación no permite enseñar en horario escolar más que lo que está en el currículum: "Impartir la enseñanza de la fe fuera del horario escolar es muy difícil, es todo un reto el que tenemos por delante. Tenemos que buscar la manera de llevar la enseñanza de la fe a los muchachos que no la pueden recibir en sus escuelas. Hay que trabajar en la salvación de nuestro pueblo pues vivimos en un mundo frío y secularizado que quiere sacar a Dios de la vida de las personas y nuestra misión es llevar la luz de Cristo a todos los hermanos".
El Arzobispo se refirió a la importancia de mantener y proteger la unión de la Iglesia Arquidiocesana de Caracas, que debe promover la convivencia, la fraternidad y ser una en torno a Jesucristo. Recordó los inicios de la iglesia caraqueña en el siglo XVI y la gran cantidad de vocaciones que existía. Lamentó que hayan disminuido por diferentes factores y pero pidió "dar gracias a Dios por lo que tenemos: sacerdotes comprometidos, un resurgir del diaconado permanente, parroquias muy activas, feligreses piadosos, llenos de fe y activos en medio de tantas dificultades".
Habló sobre el espíritu de servicio que debe caracterizar al sacerdote. "Participamos del sacerdocio de Cristo cuando estamos llamados a ofrendar nuestra vida por la salvación del mundo. No solo cuando celebramos una misa, sino cuando enseñamos catecismo, cuando atendemos a una persona en el despacho parroquial, cuando organizamos una actividad pastoral, cuando animamos a alguien en la calle".
A los creyentes y miembros de los grupos pastorales de las diferentes parroquias y vicarías los exhortó a organizarse para realizar alguna obra permanente y concreta de misericordia (corporal o espiritual) que beneficie a los que más lo necesiten, esto a propósito del Año del Jubileo de la Misericordia decretado por el Papa Francisco.
Durante la homilía también expresó su preocupación por las trabas que existen para impartir catequesis en las escuelas oficiales, desde que la última Ley de Educación no permite enseñar en horario escolar más que lo que está en el currículum: "Impartir la enseñanza de la fe fuera del horario escolar es muy difícil, es todo un reto el que tenemos por delante. Tenemos que buscar la manera de llevar la enseñanza de la fe a los muchachos que no la pueden recibir en sus escuelas. Hay que trabajar en la salvación de nuestro pueblo pues vivimos en un mundo frío y secularizado que quiere sacar a Dios de la vida de las personas y nuestra misión es llevar la luz de Cristo a todos los hermanos".
El Arzobispo se refirió a la importancia de mantener y proteger la unión de la Iglesia Arquidiocesana de Caracas, que debe promover la convivencia, la fraternidad y ser una en torno a Jesucristo. Recordó los inicios de la iglesia caraqueña en el siglo XVI y la gran cantidad de vocaciones que existía. Lamentó que hayan disminuido por diferentes factores y pero pidió "dar gracias a Dios por lo que tenemos: sacerdotes comprometidos, un resurgir del diaconado permanente, parroquias muy activas, feligreses piadosos, llenos de fe y activos en medio de tantas dificultades".
Habló sobre el espíritu de servicio que debe caracterizar al sacerdote. "Participamos del sacerdocio de Cristo cuando estamos llamados a ofrendar nuestra vida por la salvación del mundo. No solo cuando celebramos una misa, sino cuando enseñamos catecismo, cuando atendemos a una persona en el despacho parroquial, cuando organizamos una actividad pastoral, cuando animamos a alguien en la calle".
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