No se puede eliminar el control de cambio
TOMÁS SOCÍAS | EL UNIVERSAL
viernes 25 de marzo de 2016 12:00 AM
El control de cambio fue una medida que el fallecido presidente Hugo Chávez tuvo que tomar, así como el control de precios, obligado por las circunstancias que originaron el paro petrolero, hace ya 13 años.
A estas alturas, eliminar este tipo de controles, de un solo tajo, sería no solamente una locura, sino una equivocación, que se deriva precisamente de esos más de 10 años de vigencia que han ocasionado distorsiones económicas tan grandes, que solo pensar en la eliminación del sistema de divisas producía muchos males.
No, no es una locura lo que estoy diciendo y pongo como ejemplo lo que le pasa a un fumador a quien, para curarse tiene que ser sometido a una terapia. Sí, es verdad que para que la economía nacional se desarrolle satisfactoriamente no debe haber control cambiario. Pero, la realidad es muy distinta a lo que dice la teoría.
Los expertos en la materia debaten y esgrimen argumentos a favor y en contra del desmontaje del control pero no se llega a un acuerdo acerca de los tiempos en los cuales se debería concretar esa eliminación, mucho menos en cómo hacerlo y lo que es peor, no se sabe qué hacer después, si se llegara a desmontar. En este asunto lo que hay que tener es paciencia y mucha sabiduría.
Las decisiones al respecto están en manos del Ejecutivo que, aunque ya hay miembros del Gabinete que trabajan en los mecanismos, la labor más ardua es dejar de lado la ideología.
Mientras tanto, la inflación, la escasez, la pobreza incrementada y que ha llegado hasta a la clase media que hasta hace poco estaba orgullosa de serlo, hacen estragos. Ahora se puede decir que todos, salvo contadas excepciones, somos pobres. Nadie nada un salario equivalente a más de 130 mil bolívares mensuales que solo se gastan en comida, pago de servicios y nada más.
De resto, todas las familias venezolanas están pasando trabajo. No hay una sola casa donde no se haya acabado el arroz, el azúcar, la leche, el jabón de lavar, el jabón de baño y el papel higiénico y que las amas de casa no se llenen de angustia, porque no tienen tiempo para hacer las colas o hacen las colas y no llegan a comprar nada o no les alcanza el dinero para comprarle al bachaquero que le vende los productos dos mil veces más caros.
Así que no es tarea fácil lo que viene y el Gobierno lo sabe. Se han tomado medidas, son positivas, sobre todo la de la flotación del dólar. Pero tardaremos en ver los resultados.
Analista económico y político
tsocias@canv.net
A estas alturas, eliminar este tipo de controles, de un solo tajo, sería no solamente una locura, sino una equivocación, que se deriva precisamente de esos más de 10 años de vigencia que han ocasionado distorsiones económicas tan grandes, que solo pensar en la eliminación del sistema de divisas producía muchos males.
No, no es una locura lo que estoy diciendo y pongo como ejemplo lo que le pasa a un fumador a quien, para curarse tiene que ser sometido a una terapia. Sí, es verdad que para que la economía nacional se desarrolle satisfactoriamente no debe haber control cambiario. Pero, la realidad es muy distinta a lo que dice la teoría.
Los expertos en la materia debaten y esgrimen argumentos a favor y en contra del desmontaje del control pero no se llega a un acuerdo acerca de los tiempos en los cuales se debería concretar esa eliminación, mucho menos en cómo hacerlo y lo que es peor, no se sabe qué hacer después, si se llegara a desmontar. En este asunto lo que hay que tener es paciencia y mucha sabiduría.
Las decisiones al respecto están en manos del Ejecutivo que, aunque ya hay miembros del Gabinete que trabajan en los mecanismos, la labor más ardua es dejar de lado la ideología.
Mientras tanto, la inflación, la escasez, la pobreza incrementada y que ha llegado hasta a la clase media que hasta hace poco estaba orgullosa de serlo, hacen estragos. Ahora se puede decir que todos, salvo contadas excepciones, somos pobres. Nadie nada un salario equivalente a más de 130 mil bolívares mensuales que solo se gastan en comida, pago de servicios y nada más.
De resto, todas las familias venezolanas están pasando trabajo. No hay una sola casa donde no se haya acabado el arroz, el azúcar, la leche, el jabón de lavar, el jabón de baño y el papel higiénico y que las amas de casa no se llenen de angustia, porque no tienen tiempo para hacer las colas o hacen las colas y no llegan a comprar nada o no les alcanza el dinero para comprarle al bachaquero que le vende los productos dos mil veces más caros.
Así que no es tarea fácil lo que viene y el Gobierno lo sabe. Se han tomado medidas, son positivas, sobre todo la de la flotación del dólar. Pero tardaremos en ver los resultados.
Analista económico y político
tsocias@canv.net
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