“Cantinflas era más claro que Maduro”
Rubén Fuentes, compositor, “padre de la música mexicana”
—Dicen que meció la cuna de la música mexicana….
—Y aprendió a caminar… Veremos que más aprende.
—Arreglista de Pedro Infante, ¿se siente historia viva?
—Me siento parte de Pedro por haberle escrito tantas canciones que oí hasta en la voz de tu presidente Chávez, que una vez cantó en uno de sus discursos: “!Si no me quieres, ni modo..!”.
—Luego de 60 años en contacto con Venezuela, ¿cómo la ve hoy?
—Incomparable con la de ayer; desgraciadamente no hay mejoras, más bien todo lo contrario, como decía mi presidente Echeverría.
—Si Fox era cachorro de Bush, Chávez…
—Criador de cachorros en su territorio.
—¿Una suya acorde con la crisis venezolana?
—“El pecador”.
—¿Influencias de la música mexicana en la nacional?
—Cuando compuse “La Bikina” nunca imaginé que inspiraría la Onda Nueva de Aldemaro Romero. La versión de Gualberto Ibarreto fue un descubrimiento, tanto que muchos creen que es una canción venezolana.
—¿Otros artistas que le deben su nombre?
—Marco Antonio Muñiz; José José, que se llama realmente Pepe Sosa; Miguel Aceves Mejías, Armando Manzanero.
—¿Venezolanos?
—Chelique Sarabia, Soledad Bravo, la Rondalla Venezolana, el Puma…
—¿Gozó un bolero cuando creó el “Bolero ranchero”?
—Más bien se debió a una huelga de músicos por el año 52.
—Más bien se debió a una huelga de músicos por el año 52.
—Su clásico “El son de la negra” lo dedicó a los revolucionarios mexicanos de 1909. ¿Alguna musa con los de estos lares?
—No, porque no los entiendo.
—Si aquí es República Bolivariana de Venezuela, ¿allá sería República Zapatista de México?
—Siempre hay gente que quiere ir para atrás.
—Tímido, ¿digiere tantos homenajes y premios?
—Todavía no me repongo de los dos Grammy ganados.
—Violinista, ¿discurre el país al son de un violín?
—Y de un arpa.
—¿Un recuerdo?
—Los amigos con los que coincidía en Juan Sebastián Bar.
—¿Serenatero?
—¿Serenatero?
—Jamás.
—¿Un presidente venezolano?
—De los que conocí, Carlos Andrés Pérez.
—¿Mexicano?
—¿Mexicano?
—Adolfo Ruiz Cortines.
—¿Uno como Maduro?
—Hasta ahora no hemos tenido esa suerte, aunque Cantinflas era más claro que Maduro.
—¿Hubiera durado en México?
—Los presidentes mexicanos tienen que haber nacido en México.
—¿Una sugerencia a la MUD?
—Unificar.
—¿Y a la de allá?
—Desgraciadamente la unión tampoco es nuestro fuerte... Qué pena, penita pena…
—¿Qué une a México y a Venezuela?
—La música.
—¿Un cantante criollo proclive a su melodía?
—Gualberto Ibarreto, José Luis Rodríguez.
—¿Un compositor?
—¿Un compositor?
—Juan Vicente Torrealba, Aldemaro Romero.
—¿Rockero?
—¿Rockero?
—Yo no, pero mi abuelo materno, Gasson, llegó a Mx de Inglaterra a explotar las minas del Potosí.
—¿Le sobra vida a la obra que llevó al tope: el Mariachi Vargas?
—¿Le sobra vida a la obra que llevó al tope: el Mariachi Vargas?
—Está en entrando en su sexta generación; es decir, 119 años.
—A sus 90 años de edad, ¿confiesa que ha vivido?
—Más de lo que merezco.
—De su misma edad, ¿algo en común con Fidel Castro?
—Nada.
—¿Con Donald Trump?
—El gusto por las misses.
—¿Qué le diría cantando?
—“Adiós, adiós... Adiós para siempre adiós”, del disco Las golondrinas.
—¿Canta?
—Magníficamente desafinado.
—De lo contrario, ¿cantaría en el balcón del pueblo?
—Sí, siempre que el pueblo fuese el legítimo.
—¿Otra suya desde el balcón?
—¿Otra suya desde el balcón?
—“Amor y más amor”.
—¿Su experiencia con Estados Unidos?
—Se inicia hace más de 30 años, presentando al Mariachi Vargas con Sinfónica y culminando con la grabación de Linda Ronstadt: Canciones de mi padre, en español, que hasta la fecha sigue siendo el disco más vendido de música mexicana.
—¿Qué hubieran pensado Infante y Jorge Negrete de Juan Gabriel?
—No lo hubieran comprendido.
—¿Ha variado el machismo en su tierra?
—Ni en la de ustedes, aunque aquí ya se acabaron esas películas de Negrete.
—¿Y las mujeres mexicanas?
—Un cantante italiano dice que son gordas y bigotonas; hay de todo.
—Aunque usted se casó con una venezolana…
—Es que soy más selectivo.
—¿Una venezolana admirable?
—Isabel Leonor, mi mujer.
—¿Un venezolano?
—Cualquiera que ame realmente a su país.
—¿Otra suya al soberano?
—“Despierta”.
—¿Cuándo viene?
—Pronto, quisiera volver a una Venezuela que sea como fue para poder visitarla más seguido.
—¿Qué pasaría en Venezuela si la población exigiese a los poderes público y militar actuar como “meros machos” frente a la arbitrariedad y corrupción oficial?
—Habría esperanza.
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